El alcohol es un tóxico celular que una vez ingerido se distribuye por todo el organismo a través del torrente sanguíneo y daña todas las estructuras con las que entra en contacto en el cuerpo humano.

Debido a que el alcohol se distribuye por todo el cuerpo, el consumo habitual o de grandes cantidades de este líquido tóxico pueden producir daños en todos los órganos, sobre todo en los que se ven involucrados en la absorción y procesamiento, como el estómago, los intestinos y el hígado, pero el cerebro y el páncreas también se ven afectados.

El alcohol también hace que el sistema inmunitario sea menos eficaz y aumenta el riesgo de sufrir enfermedades.

7 cosas que suceden cuando bebes alcohol todos los días

Cuanto más alcohol bebas y mayor sea la cantidad consumida, mayor será el riesgo de daño que se puede infligir a los distintos órganos.

Algunos médicos y nutricionistas todavía dicen que una pequeña cantidad de alcohol diaria reduce el riesgo de enfermedad cardiovascular, pero en realidad no existen pruebas suficientes para poder afirmarlo con rotundidad. Abstenerse por completo de consumir alcohol es una actitud más segura.

Estos son algunos problemas que puede causar el alcohol:

  1. Diarrea. El intestino delgado es en gran parte responsable de la absorción del alcohol y de su transferencia al torrente sanguíneo. Con un mayor consumo, pueden llegar a darse más diarreas y enfermedades del tracto gastrointestinal.
  2. Hígado graso. Dado que el hígado es responsable del 90% de la descomposición del alcohol, lleva la carga más pesada cuando su dueño consume en exceso. Puede acabar provocándose una enfermedad hepática alcohólica grave como la cirrosis. Inicialmente, el órgano almacena más grasa y se hincha, provocando lo que se denomina "hígado graso".
  3. Inflamación del estómago. El estómago realiza el 10% restante de la descomposición del alcohol y, por lo tanto, sufre de manera similar al hígado. En particular, la mucosa gástrica, que protege contra el ácido gástrico, puede resultar dañada e inflamada por el alcohol. Una posible consecuencia es la gastritis hemorrágica, una inflamación del revestimiento del estómago con sangrado.
  4. Daños en el cerebro. El consumo de alcohol favorece la destrucción de las células nerviosas, lo que provoca daños y pérdidas funcionales en el cerebro y en los nervios. A largo plazo, existe riesgo de demencia, depresión, ataques epilépticos, así como trastornos sensoriales y problemas de coordinación.
  5. Tu tez se deteriora. El alcohol favorece la deficiencia de varias vitaminas del grupo B, incluida la vitamina B3 o niacina, esencial para una piel sana. Una deficiencia de niacina causada por el consumo regular de alcohol y una nutrición inadecuada puede desencadenar en pelagra, este cuadro clínico se asocia con erupciones, enrojecimiento, queratinización severa e inflamación de la piel.
  6. Diabetes. El páncreas puede inflamarse después de años de consumo de alcohol. Dicha inflamación, denominada pancreatitis, puede conducir a la destrucción completa del páncreas, haciendo que la persona afectada dependa de la insulina y tenga que inyectarse la que su cuerpo ya no fabrica.
  7. Enfermedades. El consumo crónico elevado de alcohol afecta a la funcionalidad del sistema inmunitario y hace que el cuerpo sea más susceptible a infecciones, enfermedades e inflamación. El alcohol está involucrado en el desarrollo de más de 200 enfermedades.

El consumo diario de alcohol también aumenta el riesgo de padecer enfermedades como:

  • Neumonía
  • Tuberculosis
  • Hepatitis
  • Obesidad
  • Dependencia física del alcohol
  • Adicción mental al alcohol
  • Cáncer

Es importante que si conoces a alguien cercano a ti que sufre de adicción al alcohol o si sospechas que su consumo es peligrosamente alto, le animes a buscar ayuda.

Tanto si tú o un familiar o amigo es el afectado por el problema, es fundamental acudir lo antes posible al médico de cabecera, que podrá hacer las derivaciones a otros servicios sanitarios para controlar el problema.