Una intoxicación alimentaria generalmente ocurre cuando se ingieren alimentos contaminados con bacterias que producen toxinas.  

Por ejemplo, la bacteria Staphylococcus aureus suele estar detrás de la intoxicación con ciertos alimentos. Más raramente, las bacterias del grupo Bacillus cereus o Clostridium perfinges son las desencadenantes. Estas intoxicaciones son comunes y pueden tratarse fácilmente.

El botulismo es una intoxicación alimentaria muy rara pero potencialmente mortal. La enfermedad es provocada por toxinas de la bacteria Clostridium botulinum. El veneno de esta bacteria puede causar problemas de visión y parálisis. Si se presentan estos síntomas, se debe acudir inmediatamente a urgencias.

¿En qué se diferencian la intoxicación alimentaria y la infección alimentaria?

Los patógenos que causan infecciones alimentarias se pueden encontrar en los mismos alimentos que los que causan intoxicación alimentaria. Además, ambas enfermedades se manifiestan de forma similar.

La principal diferencia es que en el caso de una infección gastrointestinal, los culpables de los síntomas no son las toxinas patógenas, sino los propios patógenos, que llegan a través de los alimentos al tracto digestivo y se multiplican allí.  

Los desencadenantes típicos incluyen Campylobacter, listeria, salmonella, yersinia, norovirus, rotavirus y ciertas bacterias E. coli.

síntomas de intoxicación alimentaria

El tipo de síntomas depende de qué bacteria y toxina causaron la intoxicación alimentaria.

Los signos típicos son:

  • Náuseas y vómitos
  • Calambres en el estómago
  • Diarrea

Sin embargo, también pueden producirse otros síntomas, como heces con sangre, fiebre, dolor de cabeza, visión doble o borrosa, perdida de movilidad en las extremidades, problemas para tragar, hormigueo o entumecimiento de la piel, debilidad o cambios en la voz.

Los síntomas de intoxicación alimentaria suelen aparecer a las pocas horas de ingerir el alimento contaminado. A menudo, otras personas que han comido lo mismo también presentan síntomas.

Las molestias desaparecen tan pronto como el cuerpo se deshace de las toxinas. Esto suele ocurrir en unas pocas horas o días.

¿Qué alimentos suponen un riesgo de intoxicación?

Hay muchos alimentos que pueden estar contaminados con patógenos y causar enfermedades cuando se consumen. Los más frecuentes causantes de intoxicación alimentaria son: 

  • Carne, aves o pescado frescos o congelados.
  • Huevos crudos o procesados ​​para salsas, rellenos para pasteles o helados.
  • Ensaladas
  • Leche cruda y queso elaborado con leche cruda.

El riesgo de intoxicación alimentaria es más frecuente en determinadas preparaciones:  

  • Asados ​​en lonchas, ensaladas delicatessen, postres, helados caseros, pastas, platos con leche cruda: estos alimentos pueden estar contaminados, por ejemplo, con toxinas estafilocócicas.
  • Verduras caseras, conservas y alimentos envasados ​​al vacío pueden ser fuente de botulismo provocado por toxinas bacterianas.
  • Setas en mal estado: las setas no duran mucho y deben consumirse rápidamente. En los bosques existen setas tóxicas, por lo que no se deben coger si no se está completamente seguro de que la seta es comestible. 
  • Pescado: La ciguatera es una peligrosa intoxicación causada por pescado contaminado con ciguatoxinas, que no se eliminan con la congelación o la cocción. Esto puede ocurrir al comer peces que viven cerca de la costa, especialmente en el Caribe, como por ejemplo barracuda, caballa, pargo y mero. Debido al comercio mundial, los casos de ciguatera están en aumento.

 

¿Cómo puedo protegerme de la intoxicación alimentaria?

Una buena higiene en la cocina y una correcta manipulación de los alimentos son fundamentales a la hora de prevenir enfermedades transmitidas por los alimentos. Ten especial cuidado cuando suben las temperaturas, porque entonces el número de enfermedades aumenta considerablemente.

8 reglas para prevenir las intoxicaciones

  • Lávate bien las manos con agua y jabón antes y después de preparar las comidas, especialmente después del contacto con carne o pescado crudos.
  • Desecha inmediatamente el líquido y el envase de las carnes crudas. Limpia las superficies de trabajo después de cada uso.
  • Cambia periódicamente las esponjas, los cepillos y los trapos de cocina.
  • No cortes carnes, aves o pescado en la misma tabla que ensaladas, guarniciones frías u otros alimentos que no se van a calentar antes de consumirlos. Esto evitará la contaminación cruzada.
  • Hierve, fríe o cocina carnes, pescados o aves durante un tiempo suficiente. Esto hace que la mayoría de los venenos (toxinas) sean inofensivos. Las toxinas estafilocócicas son una excepción, pues no se garantiza que se descompongan cuando se calientan.  
  • Lo mejor es guardar los alimentos perecederos por separado en el frigorífico y utilizarlos rápidamente.
  • Si un alimento huele o sabe extraño, no debes comerlo.  
  • Si una lata de conserva parece hinchada, definitivamente debes tirarla o entregarla a la autoridad local de inspección de alimentos, porque puede contener los patógenos peligrosos del botulismo.

¿Qué puedes hacer si tienes una intoxicación alimentaria?

La intoxicación alimentaria suele ir acompañada de vómitos y diarrea. Dependiendo de la gravedad de estos síntomas, el cuerpo puede perder una gran cantidad de líquidos y sales.

Esto es especialmente peligroso para los niños pequeños, ya que se deshidratan rápidamente. Por eso es importante beber lo suficiente, preferiblemente infusiones ligeramente endulzadas. Las soluciones electrolíticas especiales de la farmacia ayudan a normalizar nuevamente el equilibrio de sales.

El principio activo loperamida contra la diarrea no es adecuado en caso de intoxicación alimentaria porque puede retener las bacterias y toxinas en los intestinos por más tiempo.

¿Cuándo es necesario acudir al médico?

Si sospechas de una intoxicación alimentaria, tiene sentido consultar a un médico como medida de precaución.

Busca atención médica urgente si:

  • Los síntomas persisten durante más de tres días.
  • Los síntomas son muy graves y no retienes ningún alimento ni líquido.
  • Tienes fiebre.
  • La diarrea es sangrienta.
  • Si el afectado es un bebé, un niño pequeño, una embarazada, una persona mayor o con el sistema inmunitario deprimido conviene acudir al médico ante los primeros síntomas.