El polen y el polvo en el hogar son molestos e incluso pueden ser peligrosos para las personas alérgicas. Te explicamos como eliminar la suciedad y evitar que se propague por la casa desde el principio.

Los alérgenos no se pueden eliminar por completo del hogar. Sin embargo, existen formas de reducir notablemente la carga de polen y polvo doméstico y así prevenir reacciones alérgicas agudas.

Consejos para limpiar y evitar reacciones alérgicas

1. Deja el polen afuera

Eso suena banal, pero es, por supuesto, el consejo más importante para la autoprotección de las personas alérgicas al polen, especialmente durante la temporada alta de primavera: se ha de evitar que el polen entre en los espacios interiores a través de puertas y ventanas abiertas.

No se puede dejar de ventilar, pero conviene elegir las horas adecuadas para abrir las ventanas. Entre las 12 de la mañana y las tres de la tarde es un buen momento porque la concentración de la mayoría de especies de polen es menor.

  • En la ciudad, el nivel de polen tiende a ser alto por la noche.
  • En el campo, el nivel es alto temprano por la mañana.

Existen, además, rejillas especiales de protección contra el polen que se pueden poner en las ventanas, como si fueran mosquiteras.

2. Aspirar el recibidor todos los días

El polen también se adhiere a la ropa y los zapatos, y a las patas de gatos y perros, por lo que inevitablemente se mete en la casa. Conviene descalzarse antes de cruzar la puerta y cambiarse de ropa cuanto antes.

Es aconsejable aspirar el suelo a diario, sobre todo el del recibidor de la casa y el pasillo, que tienden a cargarse de polen, para evitar que se acumule allí en primer lugar.

3. Primero aspira el polvo, luego limpia

El polvo doméstico se acumula donde permanecemos a menudo y durante largos períodos, como el dormitorio, la sala de estar y la habitación de los niños.

Es importante aspirar primero y limpiar después, de esta manera, evitas que el polvo se levante una y otra vez al cruzar la habitación y se deposite directamente sobre las superficies recién limpiadas.

No es muy buena idea que las personas alérgicas tengan alfombras en casa, pero si las tienes, sobre todo las de pelo corto, deben pasarles la aspiradora con frecuencia. Las de pelo largo no son recomendables.

4. Aspirador con filtro HEPA o agua

Las personas alérgicas además pueden utilizar una aspiradora con filtro HEPA y la mayor capacidad de retención posible. Así se evita que los alérgenos salgan por el escape de la aspiradora.

Los filtros HEPA de clase 11 retienen el 95% de las partículas de polvo, los ácaros y el polen; los filtros de clase 13 llegan al 99,95%.

El momento de vaciar o cambiar la bolsa o depósito de la aspiradora es delicado. Es mejor que los alérgicos dejen esa tarea en manos de otra persona.

Una aspiradora con filtro de agua es aún más segura. El polvo se retiene en el agua y se elimina con ella sin que pueda salir.

5. Toallitas antipolvo

Las superficies lisas se limpian mejor con paños a los que se adhiere el polvo. Aunque las toallitas desechables son prácticas, generan una gran cantidad de residuos. Es más sostenible limpiar con un paño de microfibra húmedo o un paño bien escurrido.

También se aconseja a las personas alérgicas a los ácaros que ventilen durante y después del trabajo de limpieza. Pero la ventilación regular también es útil para quienes son alérgicos al polvo doméstico, ya que aumenta la humedad en las habitaciones, lo que significa que el polvo se aglutina mejor y cae, en lugar de permanecer en el aire que se se respira.

6. Usa una bata para limpiar

Las personas alérgicas que tienen que usar una aspiradora y limpiar deberían usar ropa protectora. Se recomienda que lleven una bata como en los tiempos de la abuela.

Una vez terminada la tarea, se la pueden quitar y lavarla de inmediato, así el polen no se propaga a través de la ropa de diario.

Una mascarilla también puede ser muy útil: evita que se inhalen partículas muy pequeñas y ligeras que flotan en el aire. Las gafas de seguridad y los guantes de algodón también son útiles.