Lo que nos faltaba: el cambio climático no solo provoca fenómenos meteorológicos extremos, amenaza los medios de vida de millones de personas y favorece la extensión de enfermedades infecciosas, sino que también reducirá el tamaño del cerebro humano y, en consecuencia, podrá modificar su comportamiento. 

Muchas personas, incluidas algunas que ocupan puestos de responsabilidad, tienen dificultades para comprender la existencia del cambio climático y para tomar medidas para contrarrestarlo. Quizá uno de los efectos del cambio climático tenga algo que ver, porque el tamaño del cerebro de la especie humana se podría estar reduciendo. 

El cerebro crece con el frío y se encoge con el calor

El estudio está muy bien fundamentado. El doctor Jeff Morgan Stibel, del Museo de Historia Natural de California, ha analizado en paralelo las características de los cerebros humanos a partir de los restos de especímenes Homo encontrados desde hace 50.000 años, y la evolución del clima en la Tierra, en concreto, de la temperatura, la humedad y las precipitaciones.  Stibel ha concluido que la especie humana se adapta al estrés ambiental y que, en pocas palabras, nuestro cerebro crece cuando hace frío y se reduce cuando hace calor. 

Stibel se había percatado de los cambios en el tamaño del cerebro a lo largo de la evolución humana y quiso encontrarle una explicación. Sus indagaciones le llevaron a buscar una causa en los cambios climáticos. Encontró los datos sobre el tamaño del cráneo en diez fuentes independientes publicadas con un total de 373 mediciones de 298 huesos humanos que abarcan 50.000 años de historia evolutiva. Incluyó estimaciones del tamaño del cuerpo que se ajustaron por región geográfica y género para estimar el tamaño del cerebro.

Los fósiles se agruparon en función de cuánto tiempo hace que vivieron, y Stibel realizó su investigación utilizando cuatro intervalos de edad fósil diferentes de 100 años, 5.000 años, 10.000 años y 15.000 años. Luego comparó el tamaño del cerebro con cuatro registros climáticos, incluidos los datos de temperatura del denominado "Domo C", del Proyecto Europeo para la extracción de muestras de hielo en la Antártida (EPICA).

 

 

En los últimos 50.000 años, ha habido el Último Máximo Glacial,  época de máxima extensión de la capas de hielo durante el último período glacial, que provocó que las temperaturas promedio fueran consistentemente más frías hasta el final del Pleistoceno tardío. En el Holoceno volvieron a aumentar las temperaturas promedio, llevándonos hasta el día de hoy, en que el calentamiento continúa y se acelera debido a la contribución de la actividad industrial humana.

El tamaño del cerebro Homo fue significativamente mayor durante temperaturas medias más frías en comparación con temperaturas más cálidas en períodos de 100 años y 10.000 años. El análisis mostró un patrón general de cambio en el tamaño del cerebro en Homo, que se correlaciona con el cambio climático a medida que las temperaturas suben y bajan. Los seres humanos tuvieron una disminución considerable en el tamaño promedio del cerebro (algo más del 10,7 por ciento), durante el período de calentamiento del Holoceno.

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EL EFECTO SE ACUMULA A LO LARGO DE LAS GENERACIONES

"Los cambios en el tamaño del cerebro parecen tener lugar miles de años después de los cambios en el clima, y esto es particularmente pronunciado después del último máximo glacial, aproximadamente 17.000 años", explica Stibel en su artículo. Es decir, el tamaño actual de nuestro cerebro es una respuesta a las épocas de frío, pero con el calentamiento global en marcha, las próximas generaciones verán como su cerebro se encoge.

"Si bien [la aclimatación] se desarrolla dentro de una sola generación y la selección natural puede ocurrir en tan solo unas pocas generaciones sucesivas, la adaptación a nivel de especie a menudo toma muchas generaciones sucesivas", añade Stibel.

Este patrón evolutivo ocurrió durante un período de tiempo relativamente breve, que va de 5.000 a 17.000 años, y las tendencias sugieren que el calentamiento global en curso podría tener efectos perjudiciales en la cognición humana.

NO SABEMOS CUÁLES SERÁN LAS CONSECUENCIAS

"Incluso una ligera reducción en el tamaño del cerebro entre los seres humanos podría tener un impacto material en nuestra fisiología de una manera que no entendemos completamente", argumenta Stibel en su artículo.

El análisis mostró que los niveles de humedad y lluvia tienen un efecto sobre el crecimiento del cerebro. Si bien la temperatura es un factor más significativo, encontró una correlación débil entre los períodos secos y los volúmenes cerebrales ligeramente más grandes.

Todavía hay preguntas sobre qué causa exactamente las variaciones en el tamaño del cerebro, pues el clima no parece explicar directamente toda la variación evolutiva. Según Stibel, otros factores como la existencia de depredadores o de más o menos vegetación e, incluso, la cultura y la tecnología, pueden contribuir a los cambios en el tamaño del cerebro. El estudio ha sido publicado en Brain, Behavior and Evolution.