Las personas podemos percibir y juzgar los cambios en el tiempo meteorológico a partir de la experiencia personal. Hoy hace más frío que ayer o este verano me ha parecido más caluroso que el pasado, pero para saber si realmente un clima está cambiando hace falta estudiar periodos de tiempo muy largos.
Los expertos que estudian el clima han llegado a la conclusión de que se está produciendo un cambio a escala planetaria y que en su mayor parte es debido a la actividad humana desde el comienzo de la era industrial (desde el año 1750).
A lo largo de la historia de la Tierra, el clima ha cambiado continuamente. Cuando ocurre naturalmente, este es un proceso lento que tiene lugar durante cientos y miles de años. Sin embargo, el cambio climático causado por la actividad humana es mucho más rápido.
Se estima que las causas naturales, como los cambios en la radiación solar o la actividad volcánica, han contribuido en menos de más o menos 0,1 °C al calentamiento total entre 1890 y 2010. En cambio, la actividad humana está provocando un incremento medio de 0,2 ºC por década.
El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), que incluye a más de 1.300 científicos, pronostica un aumento de temperatura de 1,5 a 4,5 ºC a lo largo del siglo XXI.
¿Cuáles son las causas del cambio climático?
La causa del cambio climático actual es en gran parte la actividad humana, como la quema de combustibles fósiles, como el gas natural, el petróleo y el carbón. También influyen la tala de bosques y la cría de ganado.
La quema de estos materiales libera lo que se llama gases con efecto invernadero a la atmósfera terrestre porque favorecen que el calor de los rayos del sol qude atrapado, lo que aumente la temperatura promedio de la Tierra. Este aumento de la temperatura del planeta se llama calentamiento global.
Muchos de estos gases de efecto invernadero se producen de forma natural, pero la actividad humana está aumentando las concentraciones de algunos de ellos en la atmósfera, en particular:
- Dióxido de carbono (CO2). El CO2 producido por las actividades humanas es el mayor contribuyente al calentamiento global. En 2020 su concentración en la atmósfera había aumentado hasta el 48% por encima de su nivel preindustrial (antes de 1750).
- Metano. Es un gas de efecto invernadero más poderoso que el CO2, pero tiene una vida atmosférica más corta. Las vacas y ovejas producen grandes cantidades de metano cuando digieren su comida.
- Óxido nitroso. Es un gas de efecto invernadero de larga duración que se acumula en la atmósfera durante décadas o siglos. Es emitido por los fertilizantes agrícolas con base de nitrógeno, junto con el tratamiento de los residuos animales, la industria del nailon y los motores de combustión interna.
- Clorofluorocarbonos. Tienen un efecto de calentamiento muy fuerte, hasta 23.000 veces mayor que el CO2. Son emitidos por sistemas de refrigeración, aires acondicionados, embalajes, espumas aislantes y disolventes.
¿Cuáles son las consecuencias del cambio climático?
El cambio climático implica que los fenómenos meteorológicos resulten menos predecibles, pues se modifican las tendencia establecidas.
Los efectos del calentamiento global causado por el hombre están ocurriendo ahora, son irreversibles a corto plazo y empeorarán en las próximas décadas, según la NASA.
Un aumento de temperatura de 2 °C en comparación con la temperatura en la época preindustrial está asociado con graves impactos negativos sobre el medio ambiente natural y la salud y el bienestar humanos, incluido un riesgo mucho mayor de que se produzcan cambios peligrosos y posiblemente catastróficos.
Por esta razón, la comunidad internacional ha reconocido en las Cumbres del Clima la necesidad de mantener el calentamiento por debajo de los 2 °C y realizar esfuerzos para limitarlo a 1,5 °C.
El cambio climático global se manifiesta de manera diferente en cada clima regional. Por ejemplo, según el Instituto Mediterráneo de Biodiversidad y Ecología, radicado en Francia, en el clima mediterráneo se aprecian las siguientes tendencias:
- Aumento de la temperatura media en 1,5 ºC respecto a los niveles preindustriales. Para 2040 ese incremento llegará a los 2,2 grados y posiblemente superará los 3,8 en algunas zonas de la cuenca en 2100.
- Incremento de los periodos de sequía. Las olas de calor y sequías aumentan de intensidad. La disponibilidad de agua dulce puede caer un 15% en las próximas décadas en el conjunto de la región mediterránea, lo que tendrá graves consecuencias en la agricultura.
- Aumento del nivel del mar. Para 2100 llegará a un metro sobre los niveles preindustriales, lo que tendrá impactos sobre la agricultura y las poblaciones que viven en las costas. Es una de las consecuenciad de que el calentamiento global esté derritiendo a ritmo acelerado las capas de hielo y los glaciares en los polos y en las zonas de alta montaña. Por otra parte, el mar Mediterráneo es el que más rápidamente se está calentando en el mundo. La tropicalización del Mediterráneo conlleva degradación de los ecosistemas marinos y pérdida de especies.
- Megaincendios. En los próximos años, las áreas quemadas podrían crecer un 40% o más, lo que es una amenaza para muchas especies de animales y plantas, así como para las personas.
- Fenómenos meteorológicos extremos. El cambio climático también se relaciona con una mayor frecuencia e intensidad de fenómenos como huracanes, inundaciones y tormentas.
¿Cuáles son las consecuencias para la salud?
Las enfermedades y muertes relacionadas con el calor son más frecuentes. El deterioro de la calidad del aire, los suelos y el agua por la contaminación supondrá más enfermedades respiratorias y cardiovasculares y una disminución del acceso a los alimentos saludables.
En el libro Enviromedics: The Impact of Climate Change on Human Health, los profesores y doctores Paul Auerbach y Jay Lemery explican que los efectos del calentamiento global sobre la salud humana pueden ser devastadores por las olas de calor, los brotes de enfermedades, entre ellas alergias y pandemias víricas (porque los animales que portan virus salen de sus ecosistemas), la disponibilidad de alimentos y la reducción en el contenido de nutrientes. Cada uno de estos factores afecta directa e indirectamente a la salud humana.
Otros efectos indirectos incluyen una mayor exposición a toxinas y contaminantes a través de eventos climáticos extremos que dispersan estas sustancias.
¿Cuáles son las soluciones al cambio climático?
A corto plazo, el cambio climático que ya está en marcha no se puede detener, pero se puede frenar y, con el tiempo, en el mejor de los casos, incluso se podría revertir, aunque ahora mismo estamos lejos de conseguirlo.
En 2015, los líderes mundiales firmaron el Acuerdo de París, para poner en práctica las soluciones, que básicamente giran en torno a la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, que deben llegar a cero lo antes posible.
Aumentar la capacidad natural de los bosques y los océanos para absorber dióxido de carbono también puede ayudar a detener el calentamiento global.
Según la organización ecopacifista Greenpeace, las principales formas de detener el cambio climático son presionar al gobierno y a las empresas para:
- Mantener los combustibles fósiles en el suelo. Es decir, no consumir más carbón, petróleo y gas. Cuanto más se extraen y se queman, más se contribuye al cambio climático. Por eso todos los países comprometidos desarrollan planes para alejar sus economías de los combustibles fósiles lo antes posible.
- Invertir en energías renovables limpias. Sustituir los combustibles fósiles y las energías peligrosas, como la nuclear, por energías más limpias y renovables, como la solar, eólica, undimotriz (energía de las olas), mareomotriz (aprovechando las mareas) y geotérmica.
- Utilizar transportes sostenibles. Reducir el uso del automóvil, cambiar a vehículos eléctricos y minimizar los viajes en avión no solo ayudará a detener el cambio climático, sino que también reducirá la contaminación del aire.
- Agricultura ecológica y dieta vegetariana. Una de las mejores formas en que las personas pueden ayudar a detener el cambio climático es reduciendo el consumo de carne y lácteos o siguiendo una dieta completamente vegetariana, puesto que la cría de ganado es un gran contribuyente a las emisiones de CO2.
- Restaurar la naturaleza. Plantar árboles en los lugares correctos o devolver la tierra a la naturaleza a través de planes de regeneración contribuye a fijar el CO2 en el suelo, pues al realizar la fotosíntesis las plantas extraen dióxido de carbono de la atmósfera. La protección de las selvas y bosques existentes es crucial en la lucha contra el cambio climático. Cada árbol absorbe cantidades enormes de carbono.
- Proteger los océanos. Los océanos también absorben grandes cantidades de dióxido de carbono de la atmósfera, lo que ayuda a mantener estable nuestro clima. Por eso hay que protegerlos de la sobrepesca, de las perforaciones petrolíferas y de la minería.
- Reducir el consumismo. El consumo de bienes, desde la ropa, a los teléfonos móviles o los muebles, lleva asociado un volumen de emisiones de CO2. Disminur las compras en general, sobre todo en los países más ricos, puede ayudar a reducir la presión sobre el planeta.
- Usar menos plástico. La producción de plástico a partir de derivados del petróleo se relaciona con enormes emisiones de carbono y generación de microplásticos contaminantes. Siempre que sea posible hay que elegir otros materiales o reducirr su uso al mínimo posible.
Todas las soluciones al cambio climático implican medidas gubernamentales, pero las decisiones de cada ciudadano también son importantes (sobre todo cuando los gobiernos no cumplen con su parte).
Referencias científicas:
- Mike Hulme. Concept of Climate Change. The International Encyclopedia of Geography.
- Antoaneta Yotova. Anthropogenic Climate Influences. Climate Change, Human Systems and Policy Volume I. Eolss Publishers.
- Shaftel et al. Climate Change: How do we know? Earth Science Communications Team at NASA's Jet Propulsion Laboratory.
- Veronika Meduna. The climate visualisations that leave no room for doubt or denial. The Spinoff.
- Lenton et al. Climate tipping points — too risky to bet against. Nature.
- Informes especiales del IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático):