Ya sea porque siguen a determinados líderes de opinión que niegan el cambio climático o porque no quieren realizar cambios en su estilo de vida, todos tenemos que lidiar de vez en cuando con personas que parecen completamente indiferentes a la crisis climática.

¿Tiene sentido hablarles sobre el clima? Y si es así, ¿cuál es la mejor manera de hacerlo sin alimentar aún más la frustración y la ignorancia? Te damos siete consejos para ayudarte a tener conversaciones constructivas sobre el clima en el futuro.

Tenemos que hablar sobre el clima

La crisis climática es uno de los mayores desafíos de nuestro tiempo. Nuestra atmósfera se está calentando sin control, los fenómenos meteorológicos extremos son cada vez más frecuentes y extremos, los glaciares se están derritiendo y el nivel del mar está subiendo.

Y dado que nosotros, las naciones industrializadas, somos la principal causa de todo esto, también depende de nosotros tomar contramedidas.

Es necesario que todas las personas, todos los sectores sociales, contribuyan a paliar el problema. En una democracia, la manera de hacerlo es dialogando, escuchándose y respetando los diferentes matices, porque asumir la evidencia del cambio climático no elimina la libertad de defender diferentes posiciones que se manifiestan, por ejemplo, en las distintas estrategias para enfrentarlo.

Está claro que esto no es fácil. La radicalización del debate puede hacer que las conversaciones se transformen en discusiones ofensivas, y no nos gusta que esto suceda, por ejemplo, con un amigo.

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Consejos para mantenerte constructiva en las conversaciones sobre el clima

1. Habla con las personas de tu entorno inmediato sobre el clima

Los estudios han demostrado que las conversaciones sobre el clima con personas cercanas a nosotros son las más efectivas, ya sean familiares, amigos, colegas o vecinos.

Si logras hablar con ellos directamente y a la altura de los ojos sobre la crisis climática, generalmente se consigue más que si habla con personas con las que no estás conectado o realizas una publicación en las redes sociales, que sólo recibe una breve atención de un público difuso.

2. Prepara tu charla y establece metas realistas

Si has tenido malas experiencias con las conversaciones sobre el clima, primero debes verificar tus propias expectativas.

Tu objetivo debería ser más bien lograr una conversación sobre el clima en la que ambas partes sientan que se les está tomando en serio. Todos tienen razones para sostener su propia opinión, que suele estar relacionada con la realidad de su vida. Si tienes un todoterreno es más fácil que te resistas a los argumentos sobre el cambio climático que si posees una bicicleta.

Piensa de antemano qué pensamientos, sentimientos y valores probablemente asocie la otra persona con la crisis climática y qué tenéis en común que podría estar a favor de la protección del clima.

Por ejemplo, si ambas tenéis hijos, este puede ser el hilo común que una la conversación. No se debe olvidar la selección previa de una situación de conversación adecuada, en la que ambas tengáis suficiente tiempo para intercambiar ideas sin ser molestadas.

3. Encuentra un tema adecuado para la conversación

Muchas conversaciones fallan desde el principio porque nuestra contraparte se siente atacada. ¿Cómo puedes reconciliar conducir un SUV con tu conciencia? es un ejemplo de lo que no se debe hacer.

Cuanto mejor conozcamos a nuestra contraparte, mejor podremos evaluar qué podría funcionar y qué no. Podría ser recomendable comenzar por el alto precio de la energía, un tema candente que fácilmente se puede relacionar con el cambio climático.

Sobre todo, es importante que le demos la sensación desde el principio de que nos interesa su opinión sobre este tema. Por lo tanto, haz preguntas abiertas que la otra persona no pueda responder simplemente con un sí o un no, y escucha con atención.

4. No solo datos climáticos, también historias y sentimientos

En la escuela aprendimos hechos y argumentos de memoria y obtuvimos buenas o malas calificaciones. Si pudiéramos conseguir que la gente actúe en base a los hechos, estaríamos mucho más avanzados en términos de protección del clima. Sin embargo, los estudios han demostrado que el conocimiento por sí solo no es suficiente para generar cambios.

Entonces, en lugar de abrumar a tu contraparte con datos climáticos, deberías tratar de obtener historias personales. Las siguientes preguntas pueden ayudar:

  • ¿Qué pasa por tu mente cuando ves imágenes de protestas climáticas en los medios?
  • ¿Alguna vez has tenido miedo a los fenómenos meteorológicos?
  • ¿Te gustan las montañas nevadas y los glaciares? ¿Sabes que están desapareciendo?
  • ¿Qué harías si tu hijo fuera una activista climático?

5. No señalar con el dedo moral

Aunque vivimos en una llamada comunidad de valores democráticos, cada uno de nosotros posee valores individuales que deben ser respetados. Es normal que reaccionemos con resistencia si nos sentimos cuestionados moralmente.

Por eso, concéntrate en averiguar qué valores son importantes para tu contraparte y tómalos en cuenta en la conversación. Puedes llegar a personas con una gran necesidad de seguridad, por ejemplo, abordando el clima extremo que trae consigo la crisis climática.

A una persona más abierta al cambio, puedes explicarle la cantidad de ideas e iniciativas que están en marcha para contrarresta el cambio climático. En cualquier caso, lo importante es que seas auténtico y admitas también lo que no sabes sobre el clima; a nadie le gusta hablar con alguien que se cree perfecto.

6. Mejor explicar las soluciones que ser alarmista

Olas de calor, inundaciones, sequías, hambre y migraciones masivas, cuando se trata de la crisis climática, no faltan escenarios futuros dramáticos que empiezan a ser una realidad en muchos lugares. Es aún más asombroso lo lento que avanza la transformación hacia una sociedad más sostenible.

Al contrario de lo que se suele suponer, el miedo por sí solo no nos motiva a actuar, sino que nos abruma y nos paraliza. En cambio, nos movilizamos si sentimos que podemos hacer algo.

Por ejemplo, podemos reducir el consumo de carne, evitar los viajes en avión y en coche o cambiar nuestro proveedor de electricidad.

7. ¿La cosa no va tan bien? No dejes que eso arruine la relación

Desafortunadamente, muy pocos de nosotros hemos aprendido a tener buenas conversaciones con aquellos que piensan diferente. Por lo tanto, puede suceder que durante una conversación, por muy bien planeada que esté, el humor cambie, tu contraparte se sienta atacada, el diálogo falle y la tensión se establezca entre vosotros.

Lo más inteligente es no romper puentes. Intenta cambio de tema, recuperar la comunicación hablando de las cosas en que estáis más de acuerdo, y mantener la puerta abierta para abordar de nuevo el cambio climático en el futuro.