Algunos lugares del planeta ya están sufriendo y padecerán todavía más en el futuro las consecuencias del cambio climático. Uno de estos lugares es la cuenca del mediterráneo donde viven más de 500 millones de personas.

El Instituto Mediterráneo de Biodiversidad y Ecología, con sede en Francia, ha presentado un informe que advierte de que ya se ha producido en la región un incremento de temperaua de 1,5 ºC por encima de la media en la época preindustrial. Este dato indica que el calentamiento y sus consecuencias afectan al Mediterráneo un 20% más rápido que en otros puntos del planeta.

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Se agravarán las consecuencias del aumento de temperatura

Según Wolfgang Cramer, director científico del instituto, en 2040 el incremento de temperatura llegará a los 2,2 grados y en 2100, a los 3,8. Una de las peores consecuencias serán las olas de calor, los incendios o las sequías extremas que azotarán con frecuencia la región y que harán más difícil el acceso al agua a 250 millones de personas, sobre todo en la costa norteafricana y Oriente Próximo. Las olas de calor experimentadas en España durante el pasado verano han sido solo un anticipo de lo que está por venir.

Olas de calor, falta de agua y de alimentos

Parece poco, pero un metro de subida en el nivel del mar puede dejar inundadas o afectadas por la salinidad tierras fértiles que actualmente abastecen de alimentos a millones de personas.

Algunas de estas zonas son los estuarios y desembocaduras de los ríos Nilo, Ebro, Ródano y Po. A ese incremento del nivel del mar llegaremos en el año 2100 y pondrá en peligro la alimentación de 37 millones de personas en el norte de África. Los escenerarios futuros sugieren que se producirán conflictos por el acceso a los recursos y migraciones masivas.

Empeorará la salud de las poblaciones

El cambio climático también supondrá una amenaza para la salud: empeorará la calidad del agua, el aire y los alimentos, se concentrará la contaminación, aumentarán las alergias, habrá más enfermedades respiratorias y cardiovasculares.

Y continuará la degeneración de los ecosistemas que sostienen la biodiversidad, empezando por la vida marina. El desequilibrio ecológico favorecerá, entre otros fenómenos, las plagas de medusas o la invasión de mosquitos tigre, capaces de transmitir enfermedades.

El informe fue encargado por la Unión por el Mediterráneo y presentado en su IV Foro Regional, celebrado en Barcelona. El vicepresidente de Unión por el Mediterráneo, Grammenos Mastrojeni, explicó que los gobernantes deben tomar decisiones para reducir las emisiones de CO2. Cree que los políticos conocen el problema pero el engranaje político-social no les permite encontrar soluciones rápidas.

La naturaleza no podrá sostener a la humanidad

Por otra parte, otros estudios llaman la atención sobre la situación de la naturaleza, cada vez más a merced del cambio climático. Un proyecto, denominado Capital Natural, liderado por la Universidad de Stanford y en el que ha participado el Basque Centre for Climate Change, advierte de que el cambio climático está amenazando los procesos naturales que sostienen la producción de alimentos para la humanidad, como la polinización de los cultivos por parte de las abejas y otros insectos y aves, o la renovación del agua.

Todo es la consecuencia de la creciente actividad humana (el incremento de la población, la urbanización y la proporción de terreno dedicada a la agricultura) que se vuelve contra nosotros. Y quienes más lo sufrirán son las poblaciones más desfavorecidas de Asia y África, según este estudio.

Gran parte de la humanidad sufrirá las consecuencias

Según el modelo de previsión desarrollado por los investigadores, en el año 2050, 4.500 millones de personas estarán expuestos a niveles elevados de contaminación del agua, 5.000 millones experimentarán carencias de alimentos por las cosechas perdidas a causa de una insuficiente polinización, y 500 millones sufrirán la subida del nivel del mar.

Todas estas cifras son ofrecidas por sofisticados modelos matemáticos que trabajan con la información proporcionadas por los satélites sobre las actividades humanas y la situación de cada palmo del planeta Tierra.

Los investigadores proponen que se actúe especialmente contra las consecuencias del cambio climático en las zonas más vulnerables, como el sudeste asiático o el África subsahariana.