La fabricación de la mayoría de productos implica inevitablemente un impacto sobre el medio ambiente y el clima. Este es también el caso de los productos cosméticos y artículos de higiene que se han convertido en una parte imprescindible de nuestro día a día.
Los cosméticos también consumen recursos
Ya sea el gel de ducha, el papel higiénico o la crema facial, cualquier producto requiere una materia prima, energía y agua para su producción. No solo para el producto, también para el envase o caja.
Luego hay que sumar el impacto de los almacenamientos y transportes en origen, distribución y puntos de venta. Todo va incrementando el volumen de emsiones de CO2, el principal gas con efecto climático. Finalmente el uso, la eliminación o reciclaje también tienen un impacto sobre el entorno.
La compensación del CO2 no basta
Las empresas más responsables están incorporando sistemas de compesanción de las emisiones de CO2 para que el producto se pueda presenta como "climáticamente neutro". Lo hacen invirtiendo en reforestación, energías renovables o captura de metano.
La compensación de CO2 es un paso correcto e importante para la creación de un producto más respetuoso con el medio ambiente. Sin embargo, los productos no solo producen emisiones de CO2 durante todo su ciclo de vida, sino que también contaminan el agua, el aire y la tierra.
Por lo tanto, las empresas deben ir un paso más allá de la neutralidad climática y empezar a fabricar productos realmente inocuos que, además de no aumentar la concentración del CO2 en la atmósfera, tampoco produzcan otros impactos ambientales negativos.
Las empresas deben cuidar el proceso de fabricación de los productos desde la extracción de las materias primera hasta su eliminación o reutilización, con el objetivo final de reducir el impacto medioambiental tanto como sea posible.
Solo entonces se podrá decir con razón que se ha producido un impacto neutral. Para las empresas eso supone elaborar proyectos de investigación y desarrollo con mucho ensayo y error, en los que deben aprender mucho.
¿Qué significa "ambientalmente neutral"?
La neutralidad ambiental tiene un enfoque integral. Además de las emisiones de CO2, por lo tanto, se analizan y equilibran otras cuatro aspectos:
- Cambio climático: la cantidad de gases con efecto invernadero está aumentando. Estos dejan pasar el calor solar, pero impiden que la radiación regrese al espacio. La consecuencia es que aumenta el efecto invernadero y el calentamiento global.
- Eutrofización: las fabricas vierten en las aguas nitrógeno y fósforo, que conducen a un aumento del crecimiento de algas y plantas acuáticas. Estos privan de luz a otras especies de plantas, que no pueden producir oxígeno y los ecosistemas acuáticos salen muy perjudicados.
- Acidificación: los suelos y las aguas se vuelven ácidos a través de la lluvia ácida o las emisiones de sustancias formadoras de ácido y de esta manera dañan a los ecosistemas.
- Esmog de verano: en los climas cálidos, la concentración de ozono y otros fotooxidantes en el aire es muy alta. El ozono a nivel del suelo ataca los órganos respiratorios y daña a plantas y animales.
- Agotamiento del ozono: debido al agotamiento de la capa de ozono estratosférico, las radiaciones UV-B y UV-C llegan a la tierra sin obstáculos y dañan nuestra piel.
Para conseguir productos con un balance positivo en cada uno de estos aspectos se requieren una serie de condiciones:
1. Realizar una evaluación del ciclo de vida del producto
La empresa debe observar todas las fases del ciclo de vida del producto y preguntarse: ¿De dónde provienen los ingredientes individuales, dónde están las materias primas para los ingredientes? Hay que registrar todas las sustancias y energías que se utilizan.
También hay que analizar la fase de uso y tener en cuenta, incluso, qué otros recursos van a ser consumidos. Por ejemplo en el caso de productos como un champú o un lavavajillas, habrá un consumo asociado de agua caliente.
Al final de la vida del producto, es necesario un análisis de cómo se desecha o recicla, cómo se desmonta el embalaje y si se puede reutilizar.
2. Reducir el impacto medioambiental de la fabricación
Sobre la base de las evaluaciones del ciclo de vida, en un segundo paso, se deben buscar opciones de optimización en todas las fases de la vida del producto. El impacto medioambiental de los productos neutrales debe reducirse al mínimo.
3. Compensar los efectos restantes
A pesar de la reducción de envases e ingredientes, persisten impactos ambientales inevitables. Aquí es donde debe entrar en juego otra empresa que compense el impacto ambiental restante.
Como se puede apreciar, un producto natural y ecológico no se define solo por lo que comunique su bonita publicidad. Tiene que haber un trabajo muy serio detrás. Para empezar, mostrar una certificación reconocida es una garantía para el cliente. La transparencia sobre toda su actividad es otro requisito.