Existe unas cuantas alternativas naturales a las esponjas sintéticas. Una de ellas es la esponja de lufa, que es cien por cien vegetal y, si se cuida adecuadamente, se puede usar mucho más tiempo que una esponja convencional.
Además puede usarse no solo en la cocina, sino también para el cuidado de nuestro cuerpo, un punto importante si valoras una casa sin residuos o quieres vivir lo más libre de plástico posible.
¿Qué es exactamente una esponja de lufa?
La lufa (Luffa cylindrica o Luffa aegyptiaca) pertenece a la familia de las calabazas (Cucurbitaceae). Crece como trepadora en Asia, Australia y el sur del Pacífico. La planta también se cultiva en África y Latinoamérica.
El fruto de la lufa se parece a un pepino o un calabacín y se usa principalmente como verdura en Asia. Nosotros la utilizamos sobre todo como una alternativa a las esponjas de plástico. La esponja de lufa es la pulpa seca del fruto de lufa y, por lo tanto, es una esponja de fibra natural pura.
Puedes encontrar muchos productos elaborados con lufa, desde esponjas para el baño o la cocina a bandas para frotarse la espalda. Los encontrarás en algunas droguerías y en los supermercados ecológicos.
¿Cómo se usa la esponja de lufa?
Lo ingenioso de las esponjas de lufa es que puedes usarlas tanto en el baño como en la cocina. Te mostramos cómo usarlas de manera óptima.
Lufa en la cocina
La esponja natural es perfecta para usar en la cocina para lavar platos y sartenes y para limpiar superficies. Debido a su consistencia fibrosa, la lufa friega sin rayar las superficies. No debes usarla para superficies muy sensibles o rugosas que se limpian mejor con un paño.
Las esponjas de lufa también son adecuadas si quieres limpiar la tierra de las patatas y otras hortalizas. Sólo tienes que humedecer la esponja con agua y fregar las verduras.
Lufa en el baño
La esponja vegetal también se puede utilizar de diversas formas en el baño. Dado que no contiene productos químicos ni colorantes nocivos, nuestra piel lo tolera bien y puede usarse para el cuidado corporal
Puedes utilizar la esponja vegetal natural como esponja de baño para enjabonarte, pero también es perfecta para hacerte un masaje que limpie las células muertas de la piel y estimule la circulación sanguínea.
Puedes hacerlo después de la ducha, una vez a la semana. Frota la piel con movimientos circulares muy suaves.
La esponja natural también se puede utilizar para el rostro. Así es como te deshaces de las células muertas de la piel durante el cuidado facial y tu piel resplandece.
Para la cara, la lufa solo debe usarse una vez por semana, de lo contrario el efecto es demasiado fuerte. Ponla bajo el chorro de agua antes de usarla para que se vuelva agradable y suave.
Por último, pero no menos importante, la lufa es ideal para hacer un peeling en los pies. Utilízala para eliminar poco a poco y suavemente las durezas.
Cómo cuidar la esponja lufa
Después de cada uso, debes enjuagar bien la esponja vegetal natural con jabón y dejar que se seque. Antes de guardarla, debe estar realmente limpia y completamente seca.
También puedes lavar de vez en cuando la esponja de lufa a 60 ºC en la lavadora. Si lo haces, no uses suavizante y pon la esponja natural en una bolsa de lavandería.
Si tienes un microondas, mete la esponja en él durante medio minuto de vez en cuando para matar las bacterias.
Si tu esponja de lufa huele mal incluso después de limpiarla, o si se empieza a deshacer, puedes tirarla al compost o al contenedor marrón de restos orgánicos.
4 razones por las que debes confiar en la esponja de lufa
- Cero microplásticos. A diferencia de las esponjas de plástico convencionales, no libera micropartículas que se convierten en un gran problema.
- Es biodegradable. Con buen cuidado y uso adecuado, la esponja vegetal durará más que las esponjas de plástico. Y cuando se ha deteriorado puedes tirarla en la pila de compost o en contenedor de los restos orgánicos.
- Puedes cultivarlas tú misma. Al igual que los calabacines o los pepinos, las esponjas vegetales también se pueden cultivar si en tu región no hay heladas. En otoño, recoge la fruta, sécala, pélala, quita las semillas y córtala al tamaño deseado. Se pueden cultivar nuevas plantas a partir de las semillas.