El contacto con la naturaleza tiene un papel fundamental en la salud de las personas. No es una exageración, lo dicen los médicos.

Se ha comprobado que una buena dosis de "espacios verdes" tiene beneficios incontestables: baja la presión arterial, disminuye la tensión muscular y el colesterol, alivia el estrés y reduce los dolores de cabeza y los problemas digestivos, entre otros efectos positivos.

Tan poderoso es su impacto en la salud que la ciencia médica ha constatado que esos beneficios también se dan con la simple contemplación del mundo verde: un estudio demostró que los pacientes de hospitales se recuperan más rápido y necesitan menos analgésicos tras una operación si tienen contacto visual con un jardín o un parque arbolado.

Posiblemente porque actúa sobre el sistema nervioso, asociado con la energía física y la reducción del estrés. También hay una clara respuesta psíquica:

  • en contacto con la naturaleza experimentamos un mayor sentimiento de placer
  • facilidad para concentrarse
  • estudiar y trabajar
  • mayor interés vital
  • disminuyen las emociones negativas como la ira, la ansiedad o la fatiga mental

8 tipos de espacios verdes en el hogar

Cuando no hay tiempo de hacer una escapada al bosque y las vistas desde nuestras ventanas son de color gris hormigón, una solución "ecosaludable" es incluir fragmentos de refrescante naturaleza en el hogar.

Si tenemos una terraza o balcón, las plantas nos compensan del exceso de gris urbano y hacen de barrera de polvo y tóxicos ambientales urbanos. Pero hay que distribuirlas no en función de cómo se ven desde el exterior, sino del paisaje que ofrecen desde nuestra casa.

Lo mejor es elegir una armónica combinación de plantas que filtran el aire de tóxicos (ficus, espatifilo, dieffembachia, filodendro, poto, hiedra, palmeras, helecho, drácena…) con algunas flores de nuestros colores preferidos.

1. Jardín vertical

Jesús Arnau, experto en jardinería ecológica y coautor de El huerto-jardín ecológico (Integral, 2010), recomienda montar un jardín vertical "muy lejos de la luz intensa y con plantas variegadas, ya que el blanco y el amarillo producen una sensación de luz".

Dice que se deben escoger plantas resistentes y de hábitos colgantes como cinta, potos, hiedra, tradescantias verdes y especies con hojas manchadas de amarillo, blanco o morado. Para incluir color, si hay suficiente luz, begonias de color amarillo o naranja, o fucsias, que también pueden tomar un atractivo aspecto colgante con flores de colores variados.

Caladium y coleo aportan los tonos rojizos de sus hojas, una mancha de color que es como una floración. Arnau incluiría también plantas con hojas grandes para dar variedad a las texturas: aralia, filodendro o marquesa.

Para dar una base sólida a la composición, añadiría en el arranque, en el suelo, una jardinera con una combinación de plantas con volumen de crecimiento vertical: helechos, ficus benjamina, palo de Brasil, cheflera, alocasia (marquesa).

Y junto al jardín vertical pondría una pequeña fuente con una bomba de 12 voltios para mantener la humedad ambiental y dar un toque relajante gracias al sonido del agua.

2. Plantas trepadoras

Se extienden en vertical ofreciendo mucha superficie vegetal con un mínimo de suelo. La mayoría aguantan el frío y el calor, como la glicinia, la hiedra o la madreselva.

3. Huertos en rincones

El huerto en la terraza aporta los mismos beneficios y algunos extras: ayuda a hacer ejercicio y ofrece la satisfacción de comer la cosecha propia. Hoy la tarea es fácil porque hay mesas de cultivo para todos los espacios.

En lugares pequeños se puede empezar por plantar tomates o pimientos. Son resistentes y poco problemáticas las acelgas, cebollas o lechugas. Algunos árboles comestibles se adaptan bien a las terrazas, como el aguacate, el albaricoquero o el limonero.

Huerto zanahorias

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4. Colgadas del techo

Kokedama es una técnica japonesa de plantas ornamentales similar a la del bonsai: se seleccionan plantitas de poco desarrollo cuyas raíces se envuelven en una bola de turba y sustrato.

Se cubre el cepellón con musgo en vez de usar una maceta. Con una cuerda se pueden colgar, creando una cortina verde en la casa.

5. Rodearse de madera

La madera es higroscópica, crea entornos cálidos y aumenta la sensación de calma. Además de madera en suelos, paredes, muebles y otros objetos, nada tan parecido a tener un árbol en casa como colocar un tocón y poder admirarlo cada día.

Su extracción del suelo es muy difícil, pero es posible conseguirlo en una serrería, a través de un jardinero o en lugares de venta de leña. Se puede usar como base para una mesa de centro o simplemente dejarlo tal cual.

6. Recuerdos del bosque

Cualquier paseo por el bosque puede aprovecharse para recoger flores, ramas o arbustos y hacer ramos silvestres. Hojas, frutos y semillas se colocan en fuentes o sirven para decorar manualidades.

Algunas ramas desnudas, en agua, pueden reverdecer y dar nuevas hojas. Con ramas gruesas se puede hacer un rústico perchero.

Lo inorgánico también es naturaleza: trozos de roca o minerales como sujetalibros, y piedras singulares y arena decoran botes de cristal coronados por una vela de cera de abeja.

7. Fibras naturales

Sisal, yute, cáñamo, mimbre, ratán y fibras de algas pueden añadirse a la decoración en muebles, cestas o alfombras. El corcho y el bambú aportan confort y calidez al ambiente. Los suelos de piedra ofrecen diferentes texturas y colores, de la pizarra o la arenisca al mármol, y mantienen la casa fresca en verano.

8. Ventanas aromáticas

En el alféizar de la ventana de la cocina o cualquier otro, pueden cultivarse plantas medicinales y aromáticas. Albahaca, cebollino, orégano, perejil, ajedrea… alegran la vista y sirven para aderezar los guisos.

Una buena elección son aquellas especies que desprenden una intensa fragancia natural. Un aloe sirve de alivio ante una quemadura. La hierbaluisa tiene propiedades tonificantes. Y comer un puñado de hojitas de estevia favorece la función del páncreas.

El límite para introducir la naturaleza en casa es la imaginación

Una pequeña fuente, un acuario o un jardín acuático refrescan el ambiente y relajan la mente.

Terapia Urbana, empresa formada por ingenieros agrónomos y arquitectos de la Universidad de Sevilla, trabaja en sistemas domésticos de acuaponía, "una combinación de ecosistemas acuáticos con cultivo de plantas en simbiosis, del que ambas partes se benefician mutuamente", explica Fernando Hidalgo, miembro de este grupo de profesionales de la naturación urbana.

Y el artista norteamericano Justin Kemp ama situar la mesa de trabajo o de estudio sobre una plataforma de madera no muy profunda y llenarla de arena de playa. Se trabaja cómodamente descalzo evocando los días placenteros junto al mar.

Otra idea más: forrar toda una pared con cañas bien secas, troncos de bambú o con discos de madera cortados de un tronco. La naturaleza puede ser una magia cotidiana que nos revitalice cada día.