“El PhoneGate será un escándalo internacional diez veces más importante que el DieselGate”, afirma el médico y activista francés Marc Arazi refiriéndose a los controles de emisiones contaminantes falseados en 11 millones de automóviles con motor diésel.

Arazi destapó en 2016 que los teléfonos móviles están superando el límite máximo permitido de radiación SAR, que es la tasa de absorción específica en cabeza y cuerpo, y que que en Europa está fijada en 2.0 W/kg de peso.

"En los últimos 20 años los fabricantes de teléfonos móviles han falseado el resultado de los controles del SAR. Estamos más radiados de lo que pensamos", afirma Arazi.

"El engaño de la industria ha sometido a todos los usuarios a una peligrosa sobreexposición, más de veinte veces por encima del nivel reglamentario". Son datos revelados por Arazi en el curso “5G y salud en la sociedad de la información”, celebrado en la Asociación de la Prensa de Madrid.

Los usuarios de móviles han sido engañados

El escándalo, que ha adquirido una dimensión internacional, salió a la luz cuando Arazi exigió al gobierno francés hacer públicos los informes de las pruebas de los controles SAR de los móviles realizados entre 2010 y 2012.

La ANSES (Agencia Nacional para la Seguridad alimentaria, medioambiental y en el trabajo) ya había recomendado revisarlos a la ANFR (Agencia Nacional de Frecuencias de Francia). En su último informe sobre la exposición de la infancia a las radiofrecuencias alertaba sobre los efectos de los campos electromagnéticos en el bienestar y la función cognitiva de los niños.

Los usuarios de móviles han sido engañados por los fabricantes; nadie ha contradicho esta información porque viene respaldada por las agencias gubernamentales francesas ANSES y ANFR”, ha declarado el médico.

“También tenemos los informes oficiales de los laboratorios de los controles hechos a 500 teléfonos”, señaló haciendo referencia a los documentos visibles en la web PhoneGate Alert. Esta asociación independiente, con vocación internacional y con un sólido comité científico, se creó en marzo de 2018 para dar continuidad a todas la acciones judiciales emprendidas en los dos últimos años en contra de esta estafa a los usuarios de móviles, porque pone en riesgo la salud de los consumidores.

Se emprenderán acciones legales contra los fabricantes

“El objetivo es emprender pronto acciones legales internacionales contra los empresarios”, que sabían que la radiación superaba el umbral, dada la nula distancia con la cabeza a la que se usa el móvil.

De los 443 teléfonos móviles probados entre 2012 y 2017, solo 273 se probaron a 0 mm de la piel, y de ellos, 206 excedían el umbral regulatorio de 2W/kg. De los 129 probados a 0 mm y 5 mm, 19 superaron a 5 mm el umbral de 2W/kg, y 33 a 0 mm, el umbral de 4W/kg.

“La manipulación del SAR se ha cometido en todo el mundo”. Por eso, denunció Arazi, el PhoneGate es el cuarto proyecto más censurado en los EEUU, según la asociación americana Project Censored, que aboga por una prensa libre para un gobierno democrático.

Móviles retirados por emitir un exceso de radiaciones

“Hemos conseguido que se empiecen a retirar móviles (más de 100.000 en Francia y cientos de millones de unidades en todo el mundo) correspondientes a 250 modelos. Y también que varios modelos actualicen su SAR para cumplir con los límites legales”.

La retirada no va a ser solo en Francia, le seguirán otros países. El primero ha sido Canadá, que a finales de julio de 2018 retiró el Alcatel U50 por superar los límites.

Fallo en la reglamentación de la industria

Gracias a las presiones de PhoneGate –que ya posee una entrada en la wikipedia francesa y pronto en otros idiomas– la organización de defensa de los consumidores ha conseguido que las nuevas valoraciones del SAR se hagan en circunstancias reales a 0 mm de la piel, pegado al cuerpo, tal y como usamos el móvil.

Esto pone de relieve que “todas las medidas que se fijaron para asegurar la salud de la población en el uso del móvil fueron imaginarias e irreales”, por lo que “de ninguna manera podemos confiar en la industria, en el desarrollo e implantación de la 5G. Por eso la 5G y el PhoneGate son dos trenes que van a chocar”, aseguró.

“Estamos ante un fallo completo de la reglamentación de la industria”, y tampoco los gobiernos destinan presupuesto suficiente para controlar la tasa de radiación de los móviles. El presupuesto anual en Francia es solo de 130.000 euros para 70 modelos.

Arazi explicó que no será fácil conseguir la transparencia. Desde el 12 de junio de 2018 las multinacionales pueden crear una comisión especial sobre cualquier modelo de móvil o dispositivo conectado que suponga un riesgo para la salud del usuario, bloquear bajo secreto el acceso a esta información y demandar a quien se arriesgue a revelarla.

Las autoridades deben dar consejos para que el uso sea más seguro

Por otra parte, las tabletas, los ordenadores, otros dispositivos inalámbricos y el mercado de móviles de segunda mano se quedan fuera de los controles. Arazi cree que el PhoneGate ofrece una oportunidad para tomar conciencia del problema y que los usuarios cambien sus hábitos tomando medidas de prevención.

Lamentó que en España no se realicen estas recomendaciones, como sí ocurre en el estado de California. Allí se reconoce los riesgos asociados al uso del móvil y se aconseja no llevarlo pegado al cuerpo, utilizarlo con auriculares y evitarlo si se está embarazada y se es menor de 14 años.

Salud y telefonía móvil

El presidente de PhoneGate Alert explicó que hay 300 millones de personas electrohipersensibles en todo el mundo, víctimas de la sobreexposición a la radiación de los teléfonos inteligentes. Se trata de una enfermedad que en Francia afecta a más de 3 millones de personas, según datos de ANSES.

Uno de los últimos informes sobre los efectos sobre la salud ha sido realizado por el National Toxicology Program, de Estados Unidos, que liga el uso de móvil con ciertos tipos de cáncer en la cabeza y en el corazón en ratas macho. Pero por ahora solo se aceptan los “efectos térmicos”, lo que impide mayores medidas de regulación y prevención.