Javier Aizpiri tiene 74 años y es especialista en neurobiología y psiquiatría. Premio Nacional de Psiquiatría en 1977, director del Hospital de Zamudio, jefe de salud mental en Guipúzcoa y director de Drogodependencias del Gobierno Vasco en 1982. Actualmente es director médico del Instituto Burmuin de Bilbao.

Aizpiri ha comprobado a través de largos años de experiencia clínica como neuropsiquiatra integrativo cómo muchos de los trastornos mentales que hoy se tratan con fármacos y apoyo psicológico pueden resolverse en buena medida mediante una desintoxicación del cerebro, un descanso reparador, ejercicio físico y una dieta rica en nutrientes, sobre todo, aminoácidos esenciales y fosfolípidos, los famosos omegas.

"No hay enfermedades, sino personas enfermas"

-¿Cuáles son las claves para preservar la salud cerebral?
-Quiero aclarar primero un concepto: dentro de la medicina y la psiquiatría integrativa no existe la enfermedad, existe la persona enferma y cada persona es diferente a nivel metabólico, en su forma de pensar, en su mundo afectivo y emocional, en la repercusión que tiene su entorno ambiental en su salud… Entonces no hablamos de enfermedad, sino de personas enfermas, y partiendo de esto, muchas personas enfermas tienen un montón de alteraciones, sí.

-Entiendo, ¿y las claves…?
-Parte importante del sistema nervioso se encuentra en el intestino, y es muy importante recordar que el sistema nervioso de un ser humano depende en principio de la oxigenación; por tanto, la actividad física, el ejercicio, es fundamental para la salud cerebral. Segundo, tiene que estar bien nutrido, porque, si no hay una alimentación correcta, las sustancias metabólicas finales que tienen que llegar a todas las células para funcionar no llegan y este sistema nervioso no funciona…

-La salud intestinal es esencial…
-Sí. El intestino tiene que estar perfecto, porque, si no absorbe bien las sustancias, las modula mediante la flora y estas pasan al hígado, el hígado lo filtra todo y del hígado van al cerebro. O sea que, si no tenemos un intestino perfecto, con una nutrición y un hígado en condiciones, el cerebro funciona mal. Pero aun hay una tercera clave: el descanso, que es vital. Si no tenemos un descanso suficiente para que todo el metabolismo funcione de forma óptima, luego no tenemos suficiente energía para poder rendir y vivir. Después hay otras cuestiones fundamentales, como la evitación de las sustancias tóxicas que nos rodean y nos enferman.

"Los primeros 90 minutos de sueño son los más importantes"

-¿Qué recomienda respecto al descanso?
-Cuando tienes una buena oxigenación y una buena nutrición, el descanso es sencillo. Los primeros noventa minutos a partir de las once o las once y media de la noche son claves, porque te dan el equilibrio; luego, el resto del tiempo, uno descansará mejor o peor, tendrá fase REM o no, pero hablamos de descanso. El primer sueño de noventa minutos es esencial para que funcione todo. Es el que metaboliza bien, igual que la media hora de siesta cuando es correcta. Cuando toda la sangre está en el intestino y ha bajado del cerebro, entonces esa media hora de siesta te recupera para toda la tarde.

-¿Qué tóxicos afectan a nuestra salud mental?
-Cuando hay una intoxicación (por iatrogenia, medicación o por un tóxico legal o ilegal), el cerebro no funciona bien. Estás poniendo una sustancia que está bloqueando el funcionamiento metabólico. Y aquí surgen muchísimos problemas. En nuestra sociedad, intoxicada por cuestiones ambientales y con tanta gente que toma benzodiacepinas para dormir, tenemos una población con un cerebro en muy malas condiciones por intoxicación permanente. Te voy a dar cifras. El año pasado ingresaron siete mil jóvenes en los hospitales de pediatría por coma etílico.

-Son muchos…
-Un coma alcohólico en un chaval de catorce o quince años supone una avería del cerebro que le costará más de un año recuperar. Eso de entrada, pero es que el 33% de estos jóvenes, entre alcohol, cannabis y otras sustancias, están tocados. Estos son datos del gobierno sobre consumo de cannabis. Y luego, media población adulta está tomando benzodiacepinas, omeprazol, ibuprofeno… Y, como decía, si a esto añadimos que vivimos en ciudades intoxicadas por el medio ambiente, nos encontramos en este momento con un montón de cuadros psíquicos producidos por un mal funcionamiento del cerebro. Si a esto le metes una pastilla de más, no lo vas a arreglar, sino al contrario.

-¿Cómo aborda la desintoxicación del cerebro la psiquiatría integrativa?
-En el Instituto Burmuin somos un centro de trabajo integral y, cuando viene una persona, se le hace una historia muy completa de una hora. Realizamos un estudio cognitivo, un QEEG (electroencefalograma cuantitativo) para estudiar el cerebro y hacer un mapeo, y realizamos un aminoacidograma para saber qué aminoácidos le faltan.

-¿En qué consiste?
-Comprobamos si le falta taurina, que es importante para el azufre; si le falta metionina, pues sin ella el hígado no puede crear todas las sustancias que luego tiene que enviar al aparato digestivo; si le falta triptófano, un aminoácido esencial que se convierte en serotonina, el neurotransmisor que incide en nuestro buen humor… Además, controlamos el pH, hacemos una dieta alcalina y vamos limpiando el organismo y viendo cómo va, en función de cada persona (si toma tóxicos como alcohol, cannabis, cafeína, Orfidal…). Nos planteamos un programa total de tratamiento, con unos objetivos y un tiempo.

"Estamos muy bajos de fosfolípidos"

-¿De qué nutrientes carecemos?
-Debido a nuestra dieta, estamos muy bajos de fosfolípidos, los famosos omegas. Son lípidos que, como su nombre indica, tienen fósforo. Resultan esenciales para la estabilidad y la fluidez de las membranas celulares, e influyen en el buen funcionamiento de la química cerebral ayudando a regular el estado de ánimo, la memoria, la concentración, la comprensión… Se encuentran en pescados azules (salmón, sardinas, caballa), en frutos secos y en otras fuentes vegetales.

-¿Alguno más?
-Faltan aminoácidos esenciales como la taurina, que es esencial para el funcionamiento neuronal y aporta azufre al sistema hepático. Falta cistina, que forma las mucosas y las membranas y constituye un importante antioxidante y limpiador de metales pesados. Y suele faltar la beta-alanina, que reduce el pH intramuscular y mejora la musculatura, muy necesaria en personas mayores, mujeres y vegetarianos.

-¿Quién le enseñó que los aminoácidos son uno de los secretos de la buena salud?
-Cuando acabé la carrera de Medicina, en el vademécum estaban todos los aminoácidos y los dispensaban por la Seguridad Social. He trabajado con aminoácidos desde siempre, pero después del paréntesis que supuso para mí dedicarme a la actividad política en drogodependencias, cuando volví a la medicina vi que parte de lo que había aprendido había desaparecido. Un montón de sustancias básicas habían desaparecido; las multinacionales las quitaron del mercado porque eran baratas, no tenían patentes y les convenía vender otras cosas, más caras.

-Cuando seguimos una dieta vegana estamos faltos de fosfolípidos procedentes del pescado azul, por ejemplo. ¿Podemos compensarlo con los fosfolípidos de otras fuentes, como aguacates, nueces o microalgas, o siempre habrá carencias?
-Depende del metabolismo de cada uno. Hay personas veganas que tienen un déficit nutricional y otras no, o sea que no es solamente lo que comes ni de lo que te nutres, sino que depende de cómo funciona metabólicamente tu organismo. Hay cuerpos que están perfectos con una dieta vegana, y en cambio, otros cuerpos, con la misma dieta, el mismo peso y la misma cantidad de comida, tienen deficiencias. Por eso hay que hacer un seguimiento médico cuando uno decide hacer una alimentación de este tipo.

"Para recuperar un intestino se tarda entre 3 y 6 meses"

-¿ También influyen en el cerebro los problemas de la microbiota?
-A costa de nuestra alimentación, medio mundo tiene un intestino poroso. Por eso es importante conseguir un buen pH, intentando ir hacia un pH 7-8, con una dieta a base de verduras, legumbres y frutas, y pescado pequeño, y muy poca carne, si no se es vegano o vegetariano. Con un pH 5 a 6, uno está expuesto a la enfermedad, porque tiene su inmunidad hecha un desastre; con un pH 6 a 7 estás en territorio de inflamación, mientras que un pH 7 a 8 indica que estás metabólicamente perfecto y funcionando. Lo primero que miramos es la microbiota; cuando la dieta está bien, todo vuelve a funcionar, pero la gente se piensa que para sanar el intestino con una pastillita basta. Para recuperar un intestino se tarda entre tres y seis meses. Tienes que tener una gran disciplina, un horario y unas formas de alimentarte y tomártelo en serio.

-¿Qué enferma más la mente, una mala nutrición o los tóxicos ambientales, como los disruptores endocrinos…?
-Ambas cosas. Actualmente abundan los síndromes degenerativos producidos por la intoxicación de metales pesados y disruptores endocrinos. Estos son muy peligrosos porque alteran las funciones hormonales y hacen que aumenten los casos de tiroides, de cáncer de mama y de próstata y también las dificultades en los procesos de hiperactividad de los niños.

-Los desórdenes mentales parecen mejorar con el ejercicio físico y con actividades que saquen a la persona de la rutina diaria. ¿A qué se debe?
-La actividad física te oxigena, como dije antes, te permite dormir bien, elimina del cuerpo radicales libres y tóxicos ambientales y todo tipo de tóxicos de las grasas, o sea que el beneficio es múltiple. En un experimento publicado en la revista científica Journal of Neuroscience se demostró, además, que cuando realizamos ejercicio físico de manera regular, las neuronas que producen ácido gamma-aminobutírico (GABA) aumentan en nuestro cerebro, lo que afecta al hipocampo ventral, una región del cerebro vinculada a la regulación del estrés y de la ansiedad. En cuanto a salir de las rutinas, nuestro cerebro es muy curioso y necesita estimulación constante, cosas nuevas.

-Si se sabe que el enfoque integrativo en psiquiatría da buenos resultados, ¿por qué no se recurre más a él desde la psiquiatría convencional?
-Es un problema de desinformación, de desconocimiento. Se ha formado a la gente en que el enfermo mental tiene que tomar una medicación y a correr. No se ve a la persona, sino la enfermedad. No se ve a la persona esquizofrénica, sino el problema en sí. Es más cómodo ver solo la enfermedad y medicar. Pero cada persona es un mundo y por cada persona se puede hacer mucho más.