Cocinar con algas
Las algas son vegetales marinos muy nutritivos que nos aportan minerales, vitaminas y antioxidantes. Siempre se utilizan en pequeñas dosis, pero es interesante incluirlas con cierta frecuencia, sobre todo si se consumen alimentos ricos en fibra, como cereales integrales en grano y legumbres.
Determinadas algas, en especial la kombu, ayudan a que las fibras sean más digestivas, e incluso potencian el sabor de los alimentos y los hacen más apetecibles para el paladar.
Además, ayudan a compensar las deficiencias nutritivas que se presentan en los vegetales terrestres por el abuso del suelo y los métodos de cultivo y cosecha poco respetuosos.
Dan sabor y te hacen tus platos más saludables
Las algas marinas aportan minerales como hierro, calcio, fósforo y yodo. Este último estimula la tiroides y las personas con problemas derivados de esta glándula deben ser muy precavidas con su consumo, y lo mismo quienes tienen problemas renales, porque la riqueza y concentración de minerales de las algas puede interferir con el tratamiento que están siguiendo.
Las algas aportan también un tipo de fibra llamada mucílago, que estimula el funcionamiento del intestino grueso, lo que permite una buena eliminación diaria de los residuos. Y contribuyen a la eliminación de las purinas de origen animal gracias al ácido algénico.
A la vez, ayudan a reforzar el esqueleto y tienen una acción reguladora de la circulación de la sangre. Estimulan las defensas, y pueden tener propiedades analgésicas, antiinflamatorias y alcalinizantes, entre otras.
No te pases con la cantidad
Según la variedad de alga que se utilice, el tiempo de remojo –cuando es necesario para rehidratarlas– varía en cada caso.
En cuanto a la cantidad, suele bastar con utilizar de 3 a 5 gramos en seco, por lo general y por persona. Una vez hidratadas, su volumen puede aumentar hasta diez veces.
Cómo incluirlas en tus recetas
Una vez hidratadas las podemos saltear o guisar junto a otras hortalizas para acompañar pastas o arroces.
En tempura se consigue un snack saludable con aroma marino, y en crudo las podemos agregar a una ensalada.
En lugar de rehidratarlas, también se pueden tostar sin aceite en una sartén y moler con un molinillo, o adquirirlas molidas o en copos, para usarlas como condimento de cremas, ensaladas o guisos, entre otros. Su introducción en la cocina solo requiere un poco de imaginación.
En los países orientales hay una tradición gastronómica ligada a las algas marinas, y las siguen usando en muchas elaboraciones. Esa variedad también puede ser nuestra si aportamos los aromas de mar y sus beneficios a los platos.