Al cabo de un día, en la cara se acumulan el maquillaje y otros productos cosméticos, células muertas, sales, grasa, polvo y contaminación. Todo eso hay que retirarlo antes de acostarse para que la piel pueda respirar y recuperarse por la noche.

Qué se necesita para hacerse una limpieza facial profunda y natural

Las leches limpiadoras faciales y las aguas micelares sirven para esta función, pero hay que fijarse bien en los ingredientes o elegirlas entre la oferta de la cosmética natural certificada. Si lo que queremos es limpiar la piel, no tiene sentido hacerlo con productos que contienen ingredientes que resultan tóxicos o agresivos para la misma o para la salud.

La leche limpiadora facial

Las leches faciales son productos más suaves que los geles y jabones, porque contienen una proporción muy pequeña de tensioactivos, compuestos que emulsionan los ingredientes aceitosos con el agua.

Se recomiendan para pieles secas, maduras o sensibles, pero muchos productos convencionales contienen derivados del petróleo que pueden ser un problema, como las parafinas, que pueden estar contaminadas con hidrocarburos aromáticos (MOAH), polietilenglicoles, que aumentan la vulnerabilidad de la piel, y conservantes como la clorfenina, que se considera alergénica y puede causar irritación.

La manera de evitar todos estos riesgos es elegir productos cosméticos naturales o ecológicos certificados, que no pueden contener derivados del petróleo.

Las leches limpiadoras naturales recurren a las saponinas procedentes de las plantas en lugar de a los detergentes sintéticos. Estas sustancias, junto con aceites vegetales, consiguen arrastrar la suciedad de la piel de la cara sin dañar su delicado manto lipídico.

El agua micelar

El nombre de estos productos suena bien y parece novedoso, pero las micelas simplemente están formadas por tensioactivos suaves, agua y aceite. Lo peculiar es que el tamaño de las micelas es muy pequeño, del orden de los nanómetros, lo que les permite llegar a todas partes y atrapar la suciedad.

Las aguas micelares son productos eficaces, que permiten limpiar sin frotar, incluso los párpados y el entorno de los ojos, siempre que en la cara no haya un exceso de grasa. No obstante, los productos convencionales pueden contener derivados del petróleo, como los polietilenglicoles, y también conservantes sintéticos como la poliaminopropil biguanida (PHMB) y el hidroxitolueno butilado (BHT), que pueden no ser completamente inocuos.

Conviene elegir aguas micelares con tensioactivos procedentes del azúcar y el aceite de coco, y sin los conservantes mencionados.

Además de limpiarse con leches y aguas micelares de composición natural, periódicamente se puede aplicar sobre la piel del rostro una mascarilla casera de levadura de cerveza, miel y aceite de germen de trigo (se mezcla una cucharada de cada ingrediente). Hay que aplicársela y dejar que actúe durante una media hora.

Haz tu propio limpiador bifásico de cáñamo

Al no llevar tensioactivos, el limpiador bifásico de cáñamo casero es ideal para la piel seca, aunque la lavanda y el aceite de cáñamo también son perfectos para la piel normal o madura.

Para elaborar 50 ml necesitas 25 ml de hidrolato de lavanda, 25 ml de aceite de cáñamo y 10 gotas de extracto de semilla de pomelo.

  • Desinfecta utensilios y manos con alcohol (70°).
  • Coloca todos los ingredientes en una botella esterilizada con dosificador. Agita y tapa.
  • Aplícalo con un disco de algodón, sin enjuagar.

Puedes usarlo para desmaquillar los ojos, aunque si hay mucho maquillaje, luego necesitarás un limpiador con tensioactivos. Guárdalo en la nevera. Te durará un mes.