La arcilla se ha utilizado desde tiempos remotos como remedio natural para resolver problemas de salud. La medicina naturista la ha empleado extensamente, con grandes resultados prácticos, sobre todo por la sencillez de su preparación, su módico precio y por lo fácil que es de encontrar. De hecho, existe una gran variedad de arcillas, muchas de las cuales se pueden considerar medicinales, y tanto el uso tradicional como estudios científicos contrastados avalan sus propiedades terapéuticas.

propiedades de las arcillas medicinales

La arcilla proviene de la descomposición de los feldespatos, un grupo mineral que constituye el 60% de la corteza terrestre y que se componen de sílice y alúmina.

Las arcillas son muy hidrófilas en general, es decir, retienen bien el agua, y tienen un gran poder de adsorción, lo que explica en parte sus propiedades terapéuticas. Tienen, por ejemplo, capacidad para retener gases y un efecto cicatrizante.

Otros beneficios se derivan de su composición mineral, que varía mucho de una a otra. También son esenciales las bacterias y materia orgánica que contengan, pues marcan su actividad microbiológica, la responsable de que tengan acción antiséptica.

La mayoría de arcillas curativas son bentonitas, las rocas que se forman en los lechos de cenizas volcánicas. Cuando la ceniza volcánica se compacta e infiltra con agua, se transforma principalmente en caolinita (en ambientes ácidos), esmectita (en los levemente alcalinos, como el agua de mar) o zeolita (los muy alcalinos).

arcilla verde o blanca: cuál elegir

A la hora de buscar arcillas medicinales puedes encontrarte con estos nombres, pero muchas reciben también nombres del lugar donde se extraen o se ha desarrollado su uso tradicional, como el rhassoul, del Atlas de Marruecos, o la arcilla verde francesa.

El color depende de qué minerales predominan, lo que varía mínimamente sus propiedades. Así, la arcilla verde francesa toma su color de los óxidos de las rocas de donde se extrae, mientras que la roja destaca por el hierro.

En general, las arcillas se consideran seguras para aplicar sobre la piel e incluso se puede elegir arcilla destinada a alfarería o a fábricas de ladrillos. Pero quizá nos dé más fiabilidad comprar preparados de arcilla medicinal o cosméticos de arcilla, por el hecho de que las empresas deben corroborar la seguridad de sus productos.

Cómo preparar arcilla en casa

A la hora de prepararla, lo importante es que la arcilla apenas tenga arena ni impurezas:

  • Se pone la arcilla en un recipiente de barro, cerámica, madera o vidrio, no de metal ni de plástico. Luego se añade agua pura y se deja reposar. Si queda demasiado clara, se añade más polvo de arcilla.
  • La pasta debe quedar con consistencia para modelar, que se pueda hacer una bola fácilmente.
  • Puedes preparar para varios días y ponerla al sol y al aire, bien tapada para que no coja impurezas.
  • El amasado con el agua hará que las bacterias de la arcilla proliferen, lo que modificará sus características terapéuticas.

Una vez lista, se aplica en forma de cataplasma, compresa, envoltura, mascarilla, etc., según resulte más cómodo en la zona a tratar. Se puede aplicar fría o caliente, aunque en la mayoría de casos, y siempre que sea posible, la aplicación será fría. Si hay que calentarla, lo haremos al baño maría o la amasaremos con agua caliente.

Podemos combinar arcilla con otros ingredientes para potenciar algún efecto, como col, ajo, miel, aceite, cebolla... Puedes añadir a una mascarilla facial, por ejemplo, plátano o aguacate, o bien levadura de cerveza, ideal para el acné. La arcilla con fenogreco molido se usa, envuelta en gasa, en heridas que supuran o fisuras que deben drenar para cicatrizar.

Cómo aplicar la arcilla medicinal

Según la zona que se vaya a tratar puede ser más cómodo usar un método u otro:

  • Cataplasma: En un trozo de tela de hilo o algodón, pañuelo, servilleta, etc. se extiende una capa de 5 mm a 2 cm de arcilla con espátula de madera o la mano y se aplica directamente sobre la piel. En zonas con vello o heridas se pone una gasa entre la piel o la herida y la arcilla. Luego se fija con un vendaje o se cubre con lana o franela.
  • Compresa: Se prepara un agua arcillosa clara, se sumerge un trapo, se escurre un poco y se pone sobre la zona, directamente o intercalando gasa; luego se cubre con trapo de lana o franela.
  • Envoltura: Se usa para poner una gran parte del cuerpo en contacto con la tierra. Se humedece la envoltura, se escurre y se envuelve brazo, pierna, tronco o cuerpo entero. Abrígate y guarda cama durante la aplicación.
  • Mascarilla: Se aplica la arcilla, sola o con otros ingredientes, directamente sobre la piel, por ejemplo, en caso de acné o exceso de sebo.
  • Polvoreado: Se aplica el polvo en rozaduras, irritaciones, úlceras, eccemas húmedos, con masaje o fricciones.
  • Método egipcio: Se pincela la arcilla sobre la piel para abarcar una superficie muy amplia. Los limos del mar Muerto suelen aplicarse así.
  • Vendas: Se impregna una gasa, por ejemplo, con caolín para evitar una hemorragia. La aplicación de arcilla puede durar desde 1 h (si es caliente, hasta que se pierde el calor), hasta 3 o 4 h, o incluso 8 h, toda la noche. El tratamiento puede durar desde días a meses. En caso de reacción incómoda o desagradable, se retira de inmediato.

Y, una vez utilizada, la arcilla se tira. En cuanto a la frecuencia, depende del fin. En abscesos y erupciones purulentas, conviene cada 1/2 h o 1 h, hasta que sea preciso; en traumatismos, de 1 a 3 h y repetir; en grandes aplicaciones, 2 o 4 h, una vez al día.

¿para qué sirve la arcilla?

Las aplicaciones de arcilla en uso externo pueden aliviar diversas afecciones, en especial problemas de piel, golpes e inflamaciones.

  • Problemas de piel: Las arcillas ayudan a eliminar el exceso de grasa y toxinas de la piel, por lo que son eficaces simplemente para mantener la piel limpia y sana, además de para tratar diversas afecciones dermatológicas como forúnculos, acné y seborrea. Se han demostrado útiles en dermatitis de contacto, psoriasis, herpes, impétigo, panadizos y úlceras (la arcilla verde francesa se usa en la úlcera de Buruli). Una gran aplicación de la arcilla son los abscesos y heridas infectadas gracias a su acción antibacteriana, y las quemaduras de segundo grado, bajo supervisión médica.
  • Dolor e inflamación: La arcilla puede aliviar artritis y gota (aplicada en cataplasmas frías) y también lumbagos y artrosis (en cataplasmas calientes). También se usa en neuralgias y en mastitis (paños calientes si la mama está llena e incómoda, y en frío para descongestionar; debe resultar agradable).
  • Traumatismos y golpes: Al aplicar arcilla en traumatismos o golpes puede aparecer un cambio de color en la piel o un gran hematoma; debemos interpretarlo como algo bueno, pues la extravasación de sangre producida por el traumatismo se drena hacia la piel acelerando la mejoría.
  • Otros usos: También se indica el uso de arcilla en cistitis, prostatitis, flebitis, tromboflebitis, amigdalitis, faringitis, rinitis, sinusitis, bocio y para descongestionar los tejidos en el cáncer de mama.

Arcilla para uso interno

Se cree que la geofagia (tomar arcillas) se ha practicado históricamente para remediar deficiencias de minerales como el hierro o el zinc, pero también se usa comúnmente como desintoxicante y para tratar diarreas y otros trastornos gastrointestinales.

Se utilizan solo arcillas específicas, probadas anteriormente de forma tradicional o en experimentación y con las indicaciones de uso como medicamento o alimento, con supervisión médica.

La caolinita, por ejemplo, ha sido un remedio tradicional para el malestar estomacal, y se ha usado en medicamentos contra la diarrea líquida. En caso de intoxicación grave por metales pesados se han usado arcillas bentonitas, por su capacidad de adsorción. La flora bacteriana de la arcilla puede ser útil, a su vez, para reestablecer la microflora digestiva en la enfermedad de Crohn o la colitis ulcerosa. Tiene también efectos antibacterianos ante salmonellas, Aeromonas spp. y E. coli.

El uso interno de la arcilla está contraindicado en caso de estreñimiento, oclusión intestinal y hernias.

Tratamientos con fangos y lodos

Junto a la arcilla, que se puede mezclar simplemente con agua corriente, se usa con fines medicinales lo que popularmente llamamos «fangos» o «barros». Estos son, en realidad, un tipo de peloide: una mezcla de minerales y materia orgánica con aguas minero-medicinales. Estas mezclas se usan en envolturas y baños en balnearios y centros termales.

Los fangos y lodos son los peloides más usados, pero existen otros, entre ellos los limos o las turbas, con diferentes combinaciones de minerales, materia orgánica (humus, algas) y agua (sulfurada, clorurada, agua de mar...). Sus efectos curativos vienen de sus minerales, la acción específica de cada agua y su actividad bacteriana, así como su gran capacidad para retener el calor cuando se aplican calientes.

Los peloides son solo para uso externo y, con la práctica y el aval de las investigaciones, la Sociedad Internacional de Hidrología Médica ha ido precisando sus indicaciones. Con peloides se apoya el tratamiento de afecciones reumáticas, neuralgias, contusiones y otros traumatismos, síndrome de Raynaud o flebitis, problemas de piel como eccemas, psoriasis, acné, pruritos y dermatitis tóxicas, la dismenorrea y la hipofunción ovárica, o paresias y parálisis nerviosas postraumáticas.