Masticar chicle es útil, no se puede negar. Gracias al chicle podemos disfrutar de un aliento fresco después de cada comida, y además se dice que mascar chica facilita la digestión y que, incluso, estimula el rendimiento cerebral. ¿Pero te has preguntado alguna vez qué tienes entre los dientes cuando masticas chicle?
Mascar chicle no es un fenómeno moderno. Hace más de 9.000 años los escandinavos mascaban madera de abedul. Y el propio término chicle que utilizamos en español es una palabra del idioma náhuatl que se habla en el territorio de México desde el siglo V. El chicle náhuatl es una material gomoso que se obtiene del árbol Manilkara zapata.
El chicle original del que el estadounidense Amos Taylor registró la primera patente en 1869 también consistía en la masa obtenida de la savia de este árbol. Hoy en día, la goma de mascar consiste solo en casos raros y en pequeñas proporciones de chicle natural.
¿De qué está hecho el chicle actual?
Una mirada a la lista de ingredientes en los paquetes de chicle rara vez es informativa, después de todo, "masa de goma" no es un término preciso.
La realidad es que la masa masticable se compone principalmente de plásticos sintéticos que son, en última instancia, productos derivados del petróleo, como el acetato polivinílico. Los adhesivos y los guantes de goma están fabricados con sustancias muy similares.
En resumen, la goma de mascar convencional no solo tiene el envase de plástico. Cuando mascamos chicle tenemos plástico en la boca.
El chicle puede dañar el medio ambiente y la salud
Los ingredientes de la goma de mascar convencional sugieren que no es saludable y que además contamina el medio ambiente. Una tira de goma de mascar contiene mucho plástico, que no es biodegradable y apenas se pudre. Podemos verlo en las machas indelebles que adornan las aceras de las calles y te haces consciente de su persistencia cuando tienes la desgracia de pisar uno fresco. Es por eso que los chicles no pueden tirarse a la basura de restos orgánicos.
El hecho de que el chicle sea dañino para tu cuerpo depende en gran medida de la frecuencia con la que lo mastiques. La goma de mascar sin azúcar a menudo contiene sorbitol, un sustituto del azúcar, que tiene un efecto laxante y puede causar diarrea si se consume en exceso.
El edulcorante sintético aspartamo (E951), por otro lado, puede modificar la flora intestinal de un modo que facilita el aumento de peso y la tasa de azúcar en sangre. El aspartamo tampoco es adecuado para personas que padecen la enfermedad metabólica fenilcetonuria. Por esta razón, los alimentos que contienen aspartamo deben estar etiquetados como "contiene una fuente de fenilalanina".
Otras sustancias en los chicles
Un estudio elaborado por el Consejo de Consumo Danés (The Danish Consumer Council THINK Chemicals) indica que en 157 marcas de chicle analizadas, dos de cada tres contienen disruptores endocrinos. Estos se encuentran en aditivos como el E320 o BHA y del E321 o BHT. Ambos son antioxidantes alimentarios artificiales. En estudios con animales se ha demostrado que provocan daños y se sospecha que también pueden producirlos sobre humanos.
Chicle natural como alternativa
Si te gusta masticar chicle y tener un aliento fresco, es mejor que te pases al chicle natural.Las características de los diferentes chicles naturales que puedes encontrar en el mercado son:
- La goma se obtiene a partir de resinas vegetales, cera de carnaúba o cera de abejas.
- En lugar de azúcar, contienen xilitol o glucósidos de esteviol.
- Son veganos y biodegradables.
- No contiene sustancias sintéticas, solo ingredientes de agricultura ecológica y, a menudo, de comercio justo.
- Vienen en envases sostenibles de cartón reciclado.
Si no encuentras ninguna alternativa que te convenza siempre puedes masticar palitos de regaliz o semillas de hinojo, si te gustan los los sabores un poco más fuertes. Eso sí, no podrás hacer globitos.