Los refrescos como la cola, las limonadas, naranjadas y refrescos energéticos contienen básicamente agua y grandes cantidades de azúcar o edulcorantes, entre otros aditivos que no hacen ningún bien a la salud.

Desafortunadamente, esta es precisamente la razón por la que es tan difícil dejar de consumirlos habitualmente. El delicioso sabor y el hormigueo del ácido carbónico son refrescantes, pero son "adictivos" y ahí es donde radica el problema.

Si solo disfrutas de los refrescos ocasionalmente, no tienes de qué preocuparte. Sin embargo, si bebes varios vasos al día, te recomendamos que reduzcas a partir de ya su consumo.

¿Por qué no son buenos los refrescos comerciales?

Por un lado, los refrescos de cola, limonada y similares aportan un número de calorías demasiado alto, gracias a su contenido en azúcar, y ningún micronutriente. Es lo que se llama "calorías vacías".

No es necesraio explicar que engordan y mucho. Sin embargo, la cosa no se queda allí, se ha demostrado que un alto consumo de refrescos está asociado entre con caries, resistencia a la insulina y diabetes.

También se resienten tus huesos de este alto consumo: en estas bebidas no se encuentran los minerales y vitaminas que serían necesarios para compensar el efecto negativo del azúcar.

Los refrescos con edulcorantes no son mejores. Varios estudios han relacionado diferentes endulzantes sintéticos con efectos perjudiciales sobre la microbiota intestinal.

Renunciar poco a poco a los refrescos

Dejar de tomar refrescos puede ser difícil para muchas personas. No solo por el "adictivo" azúcar, también porque son bebidas sociales que se toman en compañía. Si no se toma alcohol, en los comercios no existen alternativas mucho mejores.

Los expertos recomiendan eliminar gradualmente los refrescos, en lugar de eliminarlos difinitivamente de un día para otro, lo que suele conducir a un efecto rebote.

Cualquier persona que beba varios vasos de cola al día debe reducir inicialmente su consumo a un vaso al día y después de unas tres semanas de mantener esta costumbre, hay que pasar a tomar el refresco tres veces como máximo por semana.

Adaptarte gradualmente a una nueva situación te ayuda a que el cambio que estás intentando implementar sea real y duradero, es decir, que se pueda mantener.

Mezcla tu refresco preferido con agua

No puedes equivocarte con el agua, y gracias a su sabor neutro, se mezcla perfectamente con otras bebidas. Si te resulta difícil darle la espalda a tu refresco, puedes ezclar la bebida gaseosa con agua con gas o sin gas.

Así automáticamente estarás bebiendo menos azúcar. Además, el agua reduce el dulzor y así, poco a poco, irás haciéndote más sensible al sabor hasta necesitar dosis muy pequeñas.

Llegará un momento en el que ya no necesitarás el dulzor intenso del resfresco comercial. Podrás disfrutar del agua tal cual o aromatizada con frutas o verduras frescas.

Primero el agua, luego todo lo demás

Otro truco que puedes emplear antes de sucumbir a la tentación de tomar un refresco es beber un vaso grande de agua. Si tienes sed, la saciarás de esta manera y los refrescos entonces no te serán necesarios.

Si bebes refrescos por simple aburrimiento también puedes abstenerte de consumir refrescos tomando la decisión consciente de beber agua en su lugar.

Es importante tener siempre una botella de agua a mano, también cuando estés fuera de casa. Esto evita que te apresures a comprar un refresco.

Si no te acostumbras a beber solo agua, puedes aprender a preparar bebidas naturales y saludables. Aquí tienes alunas recetas:

Lucha contra tus desencadenantes

Algunos de nosotros parece que solo buscamos refrescos en ciertas situaciones o en ciertos lugares. Puede haber una máquina expendedora en el trabajo por la que estés acostumbrado a pasar y de la que te llevas un refersco. O quizás siempre te dejas llevar por pedir un determinado refresco en algún restaurante o bar.

Si este es el caso, debes pensar de antemano cómo puedes dirigir la situación en una dirección diferente. Antes de ir a un bar, piensa por qué quieres dejar los refrescos y cuando el camarero te pregunte lo que quieres beber te será más fácil pedir agua o una infusión con hielo, por ejemplo.

En el trabajo tu botella de agua hará que no le prestes tanta atención a la máquina expendedora junto a la que pasas habitualmente.