Despedirse de los helados es mucho más fácil si tenemos esperando deliciosas bebidas calentitas. Todavía mejor si, además, nos aportan nutrientes muy interesantes. Y es que tener una taza caliente entre las manos durante un día frío y lluvioso de otoño es un auténtico placer.
Si bien siempre he sido una gran consumidora de tés y cafés, desde hace unos años he descubierto los lattes. Estas maravillosas combinaciones de leche vegetal con diferentes especias y sabores nos pueden ayudar a calentar el día mientras caminamos al trabajo, pero también nos pueden transportar mentalmente a otro lugar.
Es posible que ya haya alguna de estas bebidas que te suene muchísimo. Para empezar el chai latte, que se inspira en el masala chai originario del sur de la India y que es, sin duda, el más conocido. Se prepara con especias y hierbas aromáticas, té y leche, que puede ser vegetal. En los últimos años, se ha popularizado también de forma espectacular el pumpkin latte, una bebida a base de calabaza.
Mis recetas de latte vegetal favoritas
Algo que has de saber es que algunas de las bebidas que se comercializan como lattes son ultraprocesadas. No son especialmente saludables y deberían evitarse o restringirse a un consumo muy ocasional. Tampoco llevan prácticamente ninguno de las de los ingredientes que indican en su nombre. En realidad, se trata de bebidas industriales saborizadas, aunque te las preparen delante de ti, dependiendo de la cadena de cafeterías a la que acudas.
Por eso te propongo que aprendas a hacerlos tú en casa. Aquí te dejo mis tres recetas de latte favoritas, para que puedas disfrutarlas como se concibieron.