Comer fuera de casa a diario puede ser un contratiempo importante para aquellas personas que quieren comer sano, ya que no siempre tenemos opciones o no siempre las identificamos correctamente.
Parecen saludables, pero no lo son
Salir a comer o a cenar un día especial es un acto lúdico en el que nos importa más el ambiente y que la comida sea de nuestro gusto, que su aporte nutricional, ya que se trata de algo esporádico. Pero cuando es una tónica diaria, las malas elecciones pueden tirar por tierra fácilmente la calidad de nuestra dieta.
1. Cuidado con las ensaladas
Es habitual que lleven crostones, cebolla frita, bacon, queso de mala calidad y salsas o aliños de todo tipo, muchas veces ricas en azúcar como es la archiconocida “crema de balsámico”. Eso ni es una ración de verdura, ni un plato saludable.
Con frecuencia la única verdura que llevan algunas ensaladas es un puñado de lechuga iceberg y tres tomates cherrys. Creyendo que pedimos una opción sana, estamos optando por una alternativa rica en grasas de mala calidad (fritos, quesos malos y salsas) y pobre en hortaliza.
Elijamos aquellas con prevalencia de ingredientes vegetales frescos y pidamos la salsa a parte para controlar la cantidad que nos servimos, o mejor aún, cambiemos las salsas por aceite de oliva virgen extra. Tampoco descartemos pedir que nos la sirvan sin algún ingrediente, por ejemplo “sin bacon” o “sin cebolla frita”.
2. Platos de legumbre
Es muy habitual que los potajes de legumbre lleven una cantidad importante de cárnicos procesados como chorizo, morcilla o panceta, y muy poca verdura, especialmente en los restaurantes más tradicionales. Asegurémonos antes de pedir, de cómo está elaborado el potaje, prefiriendo las legumbres “viudas” (sin carne), o las preparadas con pescado o marisco (garbanzos con bacalao, fabes con almejas…) si lo consumimos.
3. “Vegetariano” o “vegano” no es sinónimo de saludable
Aunque ya hemos hablado otras veces de que “vegano” no siempre significa saludable, lo hacíamos en relación a lo productos de supermercado. Pero eso es también aplicable a la restauración.
Cada vez hay más restaurantes vegetarianos o más negocios que ofrecen opciones señaladas con la uve en sus cartas. No es raro que se crea que todo lo que engloba esa opción dietética será sano, ligero y lleno de verduras.
Lo cierto es que no es así, y dentro de una opción vegana se pueden incluir todo tipo de opciones poco saludables como fritangas, salsas igual de insanas que en su versión normal o peor (mayor uso de grasas vegetales poco saludables, sobre todo en postres y en platos con quesos veganos es muy fácil que se usen grasas hidrogenadas), platos ricos en cereales refinados y fast food exactamente igual de poco recomendable que el tradicional.
Hay que valorar más allá de la etiqueta “vegetariana” si lo que buscamos es un plato saludable y no solo una opción apta para este colectivo.
4. Cremas de verduras
Parecen una opción excelente, no obstante a menudo llevan una buena cantidad de nata o queso, para darles sabor o textura. También es habitual que lleven sobre todo patata y la verdura justa para dar sabor, especialmente cuando son verduras algo más caras como los espárragos o las setas, o que se sirvan de nuevo con pan frito, bacon, jamón o puerro frito para darle un toque crujiente o un punto más atractivo.
Es mejor preguntar para asegurarse que ingredientes llevan, y pedirlas sin guarnición si esta consiste en una fritura o en carne procesada.
5. Macedonias de fruta
Es un postre recurrente en menús del día o en restaurantes de comida sin muchas pretensiones. Y puede parecernos una opción muy saludable. Y lo sería si sólo llevara fruta fresca. Pero muchas veces lleva fruta en almíbar (melocotón, piña, uvas) o está preparada en un jugo de zumo y azúcar, para que se conserve mejor.
Asegurémonos siempre antes de pedirla, y si lleva azúcar o almíbar, mucho mejor pedir simplemente una pieza de fruta fresca sin más. O prescindir del postre si no hay opción de fruta natural.
Cómo comer sano fuera de casa
Lo que deberíamos tener presente a la hora de elegir las opciones más saludables posibles son básicamente cuatro cosas:
- Que en nuestra comida principalmente verduras y hortalizas: puede ser ensalada, gazpachos o cremas, pistos, parrilladas, setas, hervidos.., siempre con cuidado de no caer en alguna de las “trampas” que señalamos más abajo.
- Que contenga una opción proteica saludable: si comemos carne y pescado, no suele ser difícil conseguir estos productos hechos al horno o a la plancha. Sin embargo las personas vegetarianas se quedan a menudo sin más opción que el queso o la tortilla, y las veganas muchas veces sin ninguna en absoluto, salvo que se trate de restaurantes especializados. Si estáis en uno de los dos últimos casos, tenéis varios consejos en este post. Y si lleváis una dieta tradicional, recordad consumir más legumbres y proteínas de origen vegetal en el resto de ingestas, si optáis siempre por carne o pescado en el restaurante.
- Cuidado con todo lo que rodea a la comida: bebidas, aperitivos, pan, postres… lo ideal es beber agua, no alcohol ni zumos, prescindir de picoteos o aperitivos u optar por frutos secos naturales, boquerones o encurtidos, no coger pan ya que suele ser de harina refinada y probablemente el menú ya tendrá cereales o tubérculos y prescindir del postre si no hay opción de fruta. Siempre podemos llevarnos nosotros una pieza para consumir después.
- Cuanto más sencillo, mejor: en general los platos muy elaborados como lasañas, cocidos, cosas rellenas, rebozados, etc, tienen más posibilidades de llevar ingredientes no del todo saludables y además en proporciones elevadas, mientras que la cantidad de verduras y hortalizas suele ir a la baja.
Preparaciones sencillas donde podamos distinguir bien los ingredientes, nos aseguran algo más que el plato no lleva añadidos poco saludables. Mejor espinacas salteadas que a la crema o quiche de espinacas. Mejor espárragos a la plancha que pastel de espárragos. Mejor ensalada de tomate que tomates rellenos. Mejor champiñones salteados que lasaña de setas. Mejor patata asada que puré de patata.
Y cuando todo esto falla, recordemos que siempre nos quedará el tupper.