Las remolachas son una de las hortalizas que más nos gustan, entre otras cosas, porque tienen un color rosa vibrante que alegra cualquier plato. Sin embargo, parece que las usamos poco, solo en ensaladas y batidos, cuando realmente pueden ser las estrellas de muchos platos.

Hay remolachas rojas, que son las más comunes, con esa raíz de color rojo rosado y hojas verdes y rosas, pero también hay remolachas cuyo interior es a rayas (rosa y blanco), de color amarillo o incluso blancas. La remolacha azucarera, de la que se extrae el azúcar que se vende comercialmente, es un tipo de remolacha de color blanco, aunque no se suele vender para consumo directo si no para la producción de azúcares.

Como la más fácil de encontrar es la remolacha roja, es de la que hablaré en este artículo.

¿Cómo podemos cocinar la remolacha?

La remolacha se puede comer cruda, asada, frita, cocida, al vapor, a la plancha, encurtida... sola o con otros ingredientes. Tiene un sabor suave, con notas terrosas, como de verduras recién recogidas. En crudo sabe un poco más dulce, aunque no es tan dulce como la calabaza o la zanahoria.

En general sirve tanto para dulce como para salado, y le van bien casi todas las especias que le pongamos. El vinagre y el zumo de limón, además de resaltar su color, mejoran mucho su sabor, es de los condimentos con los que mejor casa.

La remolacha cruda tiene un color rojo-rosado oscuro y suele venir en manojos. Son raíces achatadas, tersas y firmes. Al cortarla se nota una textura parecida a la de la zanahoria, aunque un poco más elástica y blandita. Cuando la cocinas se vuelve como el boniato o la calabaza, muy tierna, se puede triturar fácilmente.

Las remolachas cortadas y asadas son un complemento muy fácil para cualquier plato, sirven como acompañamiento o como ingrediente en guisos y potajes. Hazlas con más hortalizas (patatas, zanahorias, calabaza, etc.), y así aprovechas el tiempo que pasan en el horno para preparar tu comida semanal.

Usa la remolacha como si fuese zanahoria o calabaza.

Añádela a tus cremas, guisos, potajes, sofritos, etc., hazla al vapor, a la plancha o como prefieras. Siempre puedes sustituir también la patata por remolacha en platos de cuchara. Te quedará con un color mucho más oscuro y rojizo, pero también tendrá un sabor exquisito.

Puedes usar la remolacha encurtida (la que viene en botes cortada o rallada) para ensaladas tanto de verdura como de pasta. Si no quieres que se tiña todo de rosa, saca la cantidad que vayas a usar y ponla sobre un par de capas de papel de cocina para que absorba parte del líquido. De esta manera no se transferirá tanto al resto de ingredientes.

La remolacha, muy popular en recetas de otros países

En Polonia hacen un aliño muy popular que se llama Ćwikła, con remolachas asadas y picadas, rábano picante rallado, limón y sal. Esta mezcla se usa tanto para acompañar platos como para ensaladas y sándwiches, como un complemento más. En países del Este de Europa se prepara Chrain rojo, que es básicamente lo mismo pero el ingrediente principal, en lugar de la remolacha, es el rábano picante, y la remolacha le da color.

Uno de los platos más famosos con remolacha es el borscht, una sopa muy popular en todo el Este de Europa y Rusia en la que la remolacha roja es el ingrediente principal y le da un color rosa fuerte muy llamativo.

En países como Ucrania se le añaden más ingredientes, como legumbres y hortalizas (zanahoria, patata, cebolla, col, etc.), haciendo platos mucho más completos.

En el Reino Unido disfrutan de una preparación diferente: Harvard Beets. Se hace con remolachas asadas o cocidas enteras que se cortan en rodajas y se cocinan de nuevo en una salsa agridulce (azúcar y vinagre) con almidón de maíz desleído. El resultado son unas remolachas agridulces de color rosa fuerte de textura muy melosa, que se pueden comer tal cual, como aperitivo o como acompañamiento de otros platos.

Remolacha también para teñir tus platos

También se usa mucho la remolacha roja por su color. Los pigmentos que le dan ese color tan vibrante pueden teñir cualquier masa, y como en general no tiene un sabor muy fuerte, se puede usar tanto para dulces como para platos salados.

Con pequeñas cantidades podemos teñir de rojo o rosa desde hamburguesas hasta toppings para tartas. Eso sí, reacciona según el pH, así que cuando añadamos también ingredientes ácidos (por ejemplo, zumo de limón), se
volverá de un color más rosa que rojo.

Si quieres un hummus muy alegre, basta con añadir un trozo de remolacha cocida a los garbanzos y batirlo todo junto. También sirve la remolacha de bote, solo ten cuidado a la hora de añadir limón, porque como la remolacha ya tiene vinagre te puede quedar muy ácido.

Ante la duda, escurre bien la remolacha y sécala con un poco de papel de cocina antes de batirla con los demás ingredientes.