Con el inicio del nuevo curso escolar, muchos niños se agobian y sienten gran ansiedad y angustia. Algunos van por primera vez al colegio, otros comienzan un nuevo ciclo, cambian de colegio o compañeros, y esto siempre se convierte en fuente de una intensa preocupación.
Además, existe una antigua costumbre, que aún sigue repitiéndose en muchos centros, que puede llegar a ser altamente estresante para algunos alumnos: la típica redacción de resumen del verano.
Lo que podría parecer, tras los meses de separación, una divertida actividad para romper el hielo entre los compañeros, para algunos niños puede llegar a convertirse en un verdadero suplicio. En mi consulta este es un tema que aparece con cierta frecuencia. No solo los niños y adolescentes me hablan de esta nefasta experiencia, también, muchos adultos evocan estas redacciones como algunos de los peores momentos de su vida escolar.
El efecto negativo de las comparaciones perniciosas
Este tipo de redacciones suponen una comparación entre los estilos de vida, el estatus social y económico de las familias. Además, aunque no todos los niños lo hagan, algunos alumnos sí que pueden utilizar estas redacciones para presumir del nivel de vida de su familia, compararse o burlarse de otros a los que consideren inferiores.
También puede darse el caso contrario, como le ocurrió a Andrés que, tras contar en su redacción que había visitado Disney World en Orlando, recibió una paliza en el baño por parte de algunos compañeros de clase.
El efecto negativo, para muchos niños, de este tipo de actividades se puede manifestar de varias formas:
- Sentimiento de tristeza. Si ellos no han hecho nada especial durante sus vacaciones, pueden sentirse apenados al comprobar lo bien que se lo han pasado sus otros compañeros. Por ejemplo, Pablo había pasado un verano estupendo en la casa de campo de sus abuelos, jugando con sus primos y bañándose en la piscina, pero cuando comparaba su experiencia con la de otros niños que habían visitado EuroDisney o los estudios de rodaje de Harry Potter, su verano quedaba empequeñecido y, casi ridículo, desde su punto de vista de niño.
- Necesidad de maquillar la realidad. Algunos niños no tienen un verano tan idílico como el de sus compañeros y se ven forzados a inventar historias para no quedar mal delante de toda la clase.
- Frustración. Hay niños qu eno tienen ni siquiera la posibilidad de salir del barrio en el que viven. Escuchar a sus compañeros hablar de playas, piscinas o viajes puede resultar altamente frustrante para ellos.
Para explicar este sentimiento os contaré el caso de Alejandra. Sus padres eran feriantes y la niña pasaba sus veranos de pueblo en pueblo, ayudando a sus padres en su trabajo. Al comenzar el curso, ella no quería relatar nada de lo que había hecho durante el verano para no quedar mal delante de sus compañeros.
Sentía que tenía que falsear la realidad y enfatizar ciertos aspectos positivos, mientras que ocultaba la parte negativa de su verano. Contaba, entonces, que había pasado sus vacaciones en las playas de Benidorm. Esto no era del todo falso, ya que sí había estado en Benidorm, pero no de la forma en que sus compañeros podían pensar.
Alternativas más sanas a la redacción sobre el verano
Si el objetivo curricular es que los alumnos escriban y redacten, se pueden buscar otros motivos que sean más neutros y agradables para ellos. Se les puede pedir, por ejemplo, que escriban sobre temas que les gusten y apasionen.
Pueden escribir una redacción sobre sus mascotas, sobre su película favorita o sobre alguna afición que tengan. De esta forma, se ofrece un motivo más positivo sobre el que escribir y se evitan las comparaciones innecesarias y perjudiciales entre los alumnos.