Cuando hablamos de sostenibilidad o zero waste, mucha gente se centra únicamente en los materiales de los objetos o productos que usamos en nuestro día a día. Desde hace unos años, parece que el plástico es nuestro enemigo público número uno, y que todo lo que sea de este material está prohibido.

Además, para facilitarnos las cosas (al menos mentalmente), en algún momento decidimos que el papel era el sustituto perfecto del plástico en todas las situaciones posibles. No sé en qué momento esto se decidió como comunidad sostenible, pero lo que sí sé es que el papel no es una alternativa sostenible al plástico en cualquier contexto.

El papel de un solo uso no es sostenible

Por ejemplo, mucha gente, cuando va al supermercado, en lugar de pedir una bolsa de plástico de un solo uso como hacíamos hasta prácticamente antes de ayer, pide una bolsa de papel que solo se utilizará una vez o que irá al contenedor de reciclaje en menos de unos días.

La cuestión es, que mucha gente subestima los recursos que hacen falta para crear papel. De hecho, algunos estudios como este, confirman que se necesita cuatro veces más energía para producir una bolsa de papel que una de plástico.

Además, la contaminación de los residuos de papel también es un problema, ya que un poco de aceite en una caja de pizza o similar puede hacer que se descarte todo el contenedor de reciclaje (al menos en algunos países y zonas).

Por eso, debemos tener en cuenta que, aunque algo sea de papel, en caso de que sea algo de un solo uso, no lo hace especialmente más sostenible que el plástico.

En las casas nos hemos acostumbrado a usar papel en casi todas nuestras estancias: tenemos un enorme rollo de papel de cocina, una caja de pañuelos, papel higiénico, servilletas de papel... sin darnos cuenta de que a veces existen alternativas mucho más fáciles de obtener y accesibles de lo que parece.

4 alternativas al papel para el día a día

Por ejemplo, las siguientes alternativas serían opciones más sostenibles al papel de un solo uso:

1. Bayetas de celulosa compostables

Tendemos a recurrir al papel de cocina para limpiar las superficies en general: la encimera, algo que cae al suelo, alguna mancha de comida, etc.

En este caso, una bayeta de celulosa húmeda, reutilizable y compostable podría hacer perfectamente este trabajo y sería una opción mucho más sostenible.

La mayoría se pueden lavar en la lavadora con el resto de la colada y casi no usan espacio. Yo tengo bayetas de este tipo desde hace casi un año y siguen en muy buen estado.

2. Servilletas de tela para la mesa

Entiendo perfectamente la conveniencia de las servilletas de papel, sobre todo si tenemos niños en casa. Las he utilizado en el pasado y entiendo que es el recurso más fácil, porque una vez se ensucian, las tiras y te olvidas de ellas.

Pero lo cierto es que una servilleta de tela de toda la vida puede hacernos el mismo trabajo. Podemos incluso hacerlas en casa con sábanas viejas o camisas de algodón que ya no usemos, por ejemplo, si tenemos un poco de maña con la máquina de coser (o incluso si no la tenemos y no nos importa tener unas servilletas rústicas).

3. Un bidet para el baño

Instalar un bidet es la mejor opción para evitar el papel en el baño. Sé que a algunas personas esto les da pánico, pero es mucho más higiénico que utilizar papel. De hecho, cuando nos manchamos las manos con tierra, polvo o chocolate, ¿qué hacemos? Limpiarnos con agua. Imaginad si nos limpiáramos las manos solo con papel.

El bidet es una buenísima opción y más higiénica. En casa tenemos uno en modo manguera y un montón de toallas pequeñas que se utilizan solo para eso, secándolas después.

4. Pañuelos de tela

Nos hemos acostumbrado tanto a los pañuelos de papel que nos hemos olvidado de los pañuelos de tela. Hay que tener en cuenta que aunque los pañuelos de papel puedan tener el certificado FSC o cualquiera parecido, una vez más, al ser de un solo uso, son mucho menos sostenibles que sus alternativas reutilizables.

Entiendo que para ir a la calle o a un viaje nos hagan falta grandes cantidades (y obviamente no tendremos lavadora), pero al menos mientras estamos en casa deberíamos intentar optar or estas alternativas reutilizables.

Como pasa con las servilletas, podemos hacernos pañuelos de tela con sábanas o fundas de almohada viejas, o también podemos comprarlos en una mercería de nuestro barrio, que es lo que hice yo. Un pack de 10 pañuelos de algodón me costó unos 5€: con esta opción no solo estamos ayudando al medio ambiente, sino que a la larga nos saldrá mucho más barato que seguir comprando cajas de pañuelos constantemente.

El día a día es lo que cuenta

Estas son algunas de las opciones por las que podemos decantarnos a la hora de ahorrar papel en casa, al menos en el día a día, que es lo que realmente cuenta.

Mucha gente me escribe preguntando qué hacer en situaciones muy específicas y muy esporádicas (y poco posibles), y lo cierto es que en esas situaciones debemos simplemente optar por la opción que más sentido tenga. Mientras tanto, en nuestra casa y en nuestro día a día, ahorrar papel en casa para ser un poco más sostenibles es muy fácil y económico y ¡ojalá te animes a hacer estos sencillos cambios en tu casa!