Reconozco que soy una de esas personas que basa todo su armario alrededor de las prendas vaqueras. Los jeans, tejanos o vaqueros son la prenda más clásica, versátil y combinable, y jamás se pasan de moda. Se pueden utilizar durante todo el año, y combinar con cualquier prenda para crear un look más casual o algo más elegante. Podemos ver prendas vaqueras tanto en niños como en personas de 80 años. Podemos decir que, en lo que a moda se refiere, es el mejor invento de la historia.

Sin embargo, no podemos olvidar que las prendas vaqueras requieren muchísimos recursos para fabricarse, así que comprarse unos jeans nuevos cada mes o cada temporada es nefasto para el medio ambiente. Parecen totalmente inofensivos, ya que los materiales principales con los que están fabricados (algodón casi siempre) son relativamente naturales. Sin embargo, la fabricación de prendas vaqueras es mucho más dañina para el medio ambiente de lo que creemos.

Por qué no son ecológicos los vaqueros

Según Greenpeace, las aguas colindantes a fábricas de prendas vaqueras a menudo contienen metales pesados (cadmio, cromo y mercurio, entre otros). También se pueden encontrar metales pesados neurotóxicos y carcinogénicos que pueden afectar al sistema endocrino y que se han asociado con un mayor riesgo de cáncer en diferentes órganos.

A pesar de lo naturales y básicos que son los materiales principales de estas prendas, para realizar diferentes acabados de las prendas vaqueras se necesitan diversas sustancias químicas.

Por ejemplo, para conseguir el típico efecto desgastado que tan de moda está, se utiliza potasio permanganato. En muchos casos, en fábricas de Asia en la que el control de las condiciones de los trabajadores deja bastante que desear, este químico se llega a utilizar incluso sin mascarilla, así que no solo termina en los ríos cercanos a la fábrica, sino que también afecta directamente a la salud de las personas que confeccionan estas prendas con sus propias manos.

Por supuesto que este problema no afecta únicamente al medio ambiente y a las personas, sino que también afecta a los animales. En Bangladesh, donde la economía local gira en torno a la fabricación de moda, existen ríos en los que cualquier vida animal es prácticamente inexistente e imposible. ¿La causa? La grandísima contaminación que el agua sufre debido al vertido de químicos constante proveniente de las fábricas.

Tampoco podemos ignorar los recursos que hacen falta para fabricar una sola prenda vaquera. Producir una sola prenda de este tejido requiere una media de 6.800 litros de agua y se producen unos 20 kilos de CO2, lo mismo que contaminamos cuando conducimos un coche durante 80 kilómetros.

Uso de tintes sintéticos perjudiciales

Por último, hay que tener en cuenta que ese precioso color azul no es el color natural del algodón, obviamente. La mayoría de prendas vaqueras son de color azul, un color que se obtiene tiñendo con índigo sintético.

Sintetizar el índigo requiere de diversos productos químicos tóxicos, entre ellos el formaldehído, que es extremadamente dañino tanto para la vida humana como animal. Solo hay que ver el color de algunos ríos cercanos a las fábricas de tejanos, que terminan por adquirir un color azul totalmente antinatural. Cada año, se producen alrededor de 40.000 toneladas de índigo sintético. Teniendo en cuenta estas cifras, podemos hacernos una idea de la gravedad del problema.

Consejos para comprar vaqueros más sostenibles

¿Quiere esto decir que debemos optar por comprar prendas hechas a partir de poliéster en lugar de prendas vaqueras? En absoluto. Significa que debemos tener en cuenta ciertas cosas antes de comprar una prenda vaquera, como por ejemplo:

  • Meditar si realmente necesitamos una nueva prenda vaquera. Tenemos más ropa de la que necesitamos, y la forma más sostenible de comprar prendas vaqueras (o de cualquier tipo, de hecho) es no comprándolas.
  • La segunda mano siempre será mejor opción, y existen webs, grupos de Facebook y aplicaciones gratuitas en las que encontraremos exactamente lo que necesitamos, sin tener que recurrir a un par de vaqueros nuevos. Lo bueno de estas prendas es que son muy duraderas, así que podemos encontrarlas en muy buen estado, incluso si ya han sido utilizadas.
  • La producción debe ser lo más sostenible posible, y los tintes, lo más naturales posibles. Para saber si una marca es realmente responsable recuerda que las que lo son suelen compartir detalles de sus procesos de fabricación.
  • La marca debe poder demostrar que tiene una producción ética. Cuando es así, podemos asegurarnos no solo de que las personas que confeccionan estas prendas tienen un salario y unas condiciones dignos, sino que también utilizan la protección necesaria para evitar problemas de salud derivados de los procesos de teñido de las prendas.
  • También debemos tener en cuenta que algunas etiquetas de las prendas vaqueras están confeccionadas con cuero, el cual, al contrario de lo que la mayoría piensa, también requiere de muchos procesos químicos y tóxicos para realizarse. Una etiqueta libre de materiales animales siempre será más sostenible, y por supuesto, más ética.
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En la sociedad actual, por desgracia, es bastante complicado vivir de una forma 100% sostenible, por no decir imposible. Pero hay puntos como estos que al menos podemos tener en cuenta antes de realizar una nueva compra.

El consumismo jamás será la respuesta y la solución a nuestros problemas actuales, y por ello, replanteándonos si realmente necesitamos un nuevo par de vaqueros o esforzándonos un mínimo en saber cómo se han producido pueden marcar una enorme diferencia tanto en el planeta como en las personas y los animales.