Casi el 30% del territorio forma parte de algún espacio natural protegido, lo que convierte a España en el líder europeo en este sentido. De todos estos espacios, los Parques Nacionales son las joyas de la corona. Si te gusta la naturaleza, los paisajes impresionantes, las plantas, los animales y el aire libre, tienes una vida para visitarlos todos. 

Parques Nacionales y parques naturales, ¿cuál es la diferencia?

Diferentes normativas estatales y autonómicas defines los espacios naturales protegidos con el objetivo de conservar y preservar la riqueza natural y cultural del país.

  • Los Parques Nacionales son áreas extensas que representan los valores naturales más importantes de España. Están sujetos a una protección muy especial y su gestión se enfoca en la conservación de la diversidad biológica, los ecosistemas y los procesos naturales. Existen 16 Parques Nacionales. 
  • Los parques naturales son áreas con valores paisajísticos, ecológicos y cultural. Están sujetos a las regulaciones autonómicas, que buscan compatibilizar la conservación con el uso sostenible de los recursos. En España hay más de 190 parques naturales.

Además existen 49 Reservas de la Biosfera, una figura establecida por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), que forman parte de una red de más de 500 espacios en los cinco continentes. 

También hay otros espacios protegidos, como los monumentos naturales, los paisajes protegidos, las áreas marinas protegidas y las zonas Zonas de Especial Protección para las Aves (ZEPA. 

Parques Nacionales

Los 16 Parques Nacionales de España, uno por uno

1. Parque Nacional de los Picos de Europa

Posee 67.127 hectáreas y está situado en la cordillera Cantábrica en las provincias de Asturias, León y Cantabria. Es una de las mejores reservas mundiales de los ecosistemas ligados al bosque atlántico de hayas y robles, y presenta una gran variedad de ambientes marcados por la proximidad al mar, la topografía y un escarpado relieve, lo que se traduce en una enorme riqueza biológica.

Entre sus riscos habita el rebeco, hay lobos y en los tupidos bosques se puede pasear algún oso. Sobre todo ellos vuelan 100 especies de aves, entre las que destacan el pito negro y el urogallo, y entre las grandes rapaces el alimoche y el buitre leonado.

En el Macizo Central se sitúa la altura máxima de toda la Cordillera Cantábrica, el Pico Torrecerredo con 2.648 m, así como otras cumbres, como el Llambrión, Peña Vieja y el Picu Urriellu o Naranjo de Bulnes.

El Macizo Occidental es el más extenso, y tiene un relieve más suave hacia la vertiente norte, donde se encuentran los lagos Enol y de La Ercina, a los que se accede por carretera desde el Santuario de Covadonga. La cumbre más alta del Macizo Occidental es la Peña Santa de Castilla con 2.596 m.
El Macizo Oriental es el de menor extensión, del que destaca su vertiente sudeste, que se eleva imponente sobre la comarca cántabra de Liébana. La Morra de Lechugales, con 2.444 m es su mayor altitud.

2. Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido

Montañeros, naturalistas, científicos y turistas han alabado las maravillas naturales y paisajísticas de este increíble rincón de los Pirineos, que cuenta actualmente con 15.608 hectáreas protegidas. Aquí, la belleza y la diversidad de la vida se han conservado con una calidad excepcional.

El macizo de Monte Perdido (3.355 m) domina la topografía de la zona, con las cumbres de las Tres Sorores, de las cuales se desprenden los valles de Ordesa, Pineta, Añisclo y Escuaín. El paisaje ofrece una variedad impresionante: en las zonas más altas, la aridez extrema hace que el agua de lluvia y el deshielo se filtren por grietas y sumideros, mientras que los valles verdes están cubiertos de bosques y prados, donde el agua forma cascadas y atraviesa cañones y barrancos.

En este territorio se encuentran otras áreas de gran valor ecológico, como los valles de Añisclo, Escuaín y Pineta, así como las alturas del Monte Perdido, que son verdaderos desiertos de montaña donde reinan las tormentas de nieve, la roca desnuda y los remanentes glaciares.

3. Parque Nacional de Aigüestortes y Lago de San Mauricio

Lo más destacado y reconocible de este lugar en la provincia de Lleida, en la comarca del Pallars Sobirà, en los Pirineos,  son sus más de 200 lagos o estanques, los impresionantes acantilados conocidos como Els Encantats y los serpenteantes meandros de montaña, llamados en catalán "aigüestortes". Es simplemente un paraíso para los amantes de la naturaleza.

En sus 14.000 hectáreas encontrarás lagos cristalinos, torrentes salvajes, cascadas imponentes, turberas misteriosas, montañas pedregosas y bosques exuberantes llenos de pinos negros, abetos, pinos silvestres, abedules y hayas. Todos ellos son el hogar de una gran variedad de plantas interesantes y animales fascinantes que son propios de las regiones alpinas y boreales. ¡Es un lugar realmente asombroso para explorar y maravillarse ante la diversidad de la vida natural que alberga!

4. Parque Nacional de Cabañeros

Famoso por haber estado a punto de convertirse en un campo de tiro, este parque de 40.000 hectáreas es ahora un tesoro natural en las provincias de Ciudad Real y Toledo donde encuentran refugio majestuosas aves rapaces, cigüeñas negras y muchas otras especies en peligro de extinción.

 Podrás maravillarte con majestuosas aves rapaces como el águila imperial ibérica y el buitre negro, así como cigüeñas negras, búhos reales y muchas otras aves. Además, podrás observar mamíferos como el ciervo, el jabalí, el zorro y el gato montés. La flora es igualmente impresionante, con bosques de pino negral, encinas y alcornoques que crean un paisaje encantador.

El parque ofrece una gran diversidad de paisajes, desde extensas llanuras hasta impresionantes barrancos y valles. También podrás admirar los característicos cerros y montañas de los Montes de Toledo, que crean un telón de fondo espectacular.

5. Parque Nacional de Doñana

Ocupa más de 54.000 hectáreas en las provincias de Huelva, Sevilla y Cádiz, y alberga una biodiversidad única en Europa. Imagina un mosaico de distintos ecosistemas que se entrelazan para formar un hogar para una amplia variedad de especies. Uno de los aspectos más destacados es su marisma, que desempeña un papel vital como área de paso, reproducción e invernada para miles de aves tanto europeas como africanas. Es como un aeropuerto internacional para aves migratorias.

En este parque, encontrarás especies realmente extraordinarias que están en grave peligro de extinción. Entre ellas, se encuentran el majestuoso águila imperial ibérica, que domina los cielos con su vuelo imponente, y el elusivo lince ibérico, un felino único y emblemático de la región.

Doñana es una verdadera fusión de diversos ecosistemas: playas arenosas, dunas impresionantes, bosques de cotos y, por supuesto, la marisma. 

6. Parque Nacional de Garajonay

A poca distancia de las áridas costas del Sáhara, en las escarpadas cumbres de la isla de La Gomera, se encuentra un bosque único y emblemático en España de 4.000 hectáreas. La niebla persistente que se eleva desde el océano y se arrima a las montañas de la isla crea un ambiente húmedo y fresco, lo que permite la existencia de la laurisilva canaria, unos hermosos y misteriosos bosques, enteramente tapizados de verde, que son los últimos vestigios de las antiguas selvas subtropicales que poblaron el área mediterránea hace millones de años.

En la actualidad, el Parque Nacional de Garajonay es el mejor ejemplo conservado de este ecosistema. Además, el parque destaca por su diversidad de formaciones vegetales, la presencia de numerosas especies endémicas y la existencia de impresionantes monumentos geológicos, como los Roques.

7. Parque Nacional de Monfragüe

Monfragüe ocupa casi 20.000 hectáreas en el centro de la provincia de Cáceres, en un triángulo formado por las ciudades de Plasencia, Trujillo y Cáceres. El río Tajo atraviesa suavemente las montañas rodeadas de grandes extensiones de dehesas, dando vida a este lugar.

Desde su designación como área protegida hasta hoy, Monfragüe se ha convertido en un auténtico santuario para la observación de aves. Cada año, miles de turistas acuden a esta zona para disfrutar del vuelo de las cigüeñas negras, alimoches, buitres y del raro águila imperial.

8. Parque Nacional de Sierra Nevada

¡Echa un vistazo a sus montañas espectaculares! Sus cumbres empinadas se alzan por encima de un paisaje interminable, salpicado de pueblos y caseríos, con prados exuberantes llenos de vegetación. A pesar del clima agradable de los alrededores, estas cimas están cubiertas de nieve y hielo perpetuos a una altitud de casi 3.000 metros. ¡En primavera y verano es un contraste impresionante!

En las 86.000 hectáreas del Parque de Sierra Nevada encontrarás más de 2.000 especies vegetales, muchas de ellas endémicas y exclusivas de la región. Las siemprevivas, dedaleras, tiraña, manzanilla de la sierra, violeta de Sierra Nevada, estrella de las nieves, amapolas de Sierra Nevada y acónitos son solo algunas de las plantas sorprendentes y coloridas que habitan en este lugar.

La fauna de Sierra Nevada también es impresionante, con anfibios, reptiles, mamíferos y una rica variedad de insectos. Hay más de 80 especies endémicas exclusivas que se adaptaron a los hábitats de alta montaña. Pero la estrella del parque es sin duda la cabra montés, que se encuentra habitualmente en las altas cumbres. 

9. Parque Nacional de Tablas de Daimiel

Las Tablas de Daimiel, en la provincia de Ciudad Real, representan el último vestigio del ecosistema conocido como tablas fluviales, que solía ser característico de las llanuras centrales de la Península Ibérica. Sus 3.000 hectáreas componen un ecosistema complejo que combina las características de una llanura inundable, resultado de los desbordamientos de los ríos Guadiana y Gigüela en su confluencia, con el flujo de aguas subterráneas provenientes de un acuífero de gran tamaño.

Estos desbordamientos, facilitados por la suave pendiente del terreno, dan lugar al desarrollo de una abundante y característica vegetación que crea un hábitat excepcional para la fauna acuática.

La declaración de las Tablas de Daimiel como Parque Nacional fue un gran avance en la conservación de uno de los ecosistemas más valiosos de La Mancha, garantizando así la supervivencia de las aves que utilizan esta área como zona de invernada, alimentación y reproducción. Se ha creado una Zona Integral para la protección de las aves acuáticas que dependen de este lugar tan especial.

10. Parque Nacional de Timanfaya

El Parque Nacional de Timanfaya ocupa más de 5.000 hectáeas en la parte centro-occidental de la isla de Lanzarote,  en un entorno volcánico impresionante.

Aunque pueda parecer desolado, estos paisajes abruptos han sido conquistados, por una flora muy diversa. Los tonos negros y rojizos de las cenizas y arenas, junto con los oscuros colores de las rocas de basalto, se entremezclan con manchas de diferentes colores pertenecientes a los diversos tipos de líquenes que abundan en la zona. No podemos olvidar su increíble biodiversidad y la gran cantidad de plantas y animales endémicos que lo habitan.

Es un lugar que deja una huella imborrable en todos aquellos que lo visitan debido a su singularidad y belleza. Estos paisajes desolados han sido conquistados por un mundo vegetal y animal de gran valor adaptativo 

11. Parque Nacional de Caldera de Taburiente

El Parque Nacional de la Caldera de Taburiente se destaca por ser un gigantesco circo con 8 km de diámetro, de ahí su nombre. A lo largo del tiempo, múltiples erupciones volcánicas, deslizamientos masivos, la acción erosiva del agua y la influencia del tiempo han moldeado su geomorfología, creando un paisaje abrupto con una diferencia de altitud de casi 2.000 metros.

Las 4.700 hectáreas del parque están dominadas por un impresionante circo montañoso, con una red de arroyos y torrentes espectaculares que poseen una gran capacidad erosiva. En este ambiente, se han desarrollado una amplia variedad de especies vegetales y animales, incluyendo numerosos endemismos exclusivos de las Islas Canarias.

12. Parque Nacional de Teide

El volcán Teide es el punto central y más emblemático del Parque Nacional del Teide, situado en la isla de Tenerife. Con una altura de 3.718 metros, es el pico más alto de España. Su majestuosidad y belleza son impresionantes. El ascenso hasta la cumbre ofrece vistas panorámicas espectaculares de la isla y del paisaje volcánico circundante, que parece sacado de otro planeta. Las formaciones rocosas, las coladas de lava y los campos de piroclastos crean una atmósfera surrealista que ha sido utilizado como escenario para películas y documentales de ciencia ficción.

El Parque Nacional del Teide es uno de los mejores lugares del mundo para la observación astronómica. Gracias a su ubicación y a las condiciones atmosféricas favorables, alberga varios observatorios científicos de renombre. Los visitantes pueden disfrutar de la oportunidad única de observar las estrellas y el cielo nocturno en un entorno libre de contaminación lumínica.

El enclave, con 19.000 hectáreas de extensión, ofrece una amplia red de senderos que permiten explorar sus diferentes áreas y descubrir su belleza natural. Hay rutas de diferentes niveles de dificultad, lo que lo convierte en un destino ideal para los amantes del senderismo. Además, también se pueden realizar otras actividades al aire libre, como escalada, ciclismo de montaña y paseos en camello. Podrás encontrar especies vegetales endémicas, como el tajinaste rojo, así como aves rapaces, reptiles y una diversidad de invertebrados.

13. Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama

La Sierra de Guadarrama forma parte de una extensa cadena montañosa conocida como el Sistema Central, que atraviesa el centro de la Península Ibérica de este a oeste, abarcando unos 500 kilómetros de longitud. El Parque Nacional ocupa superficie de 34.000 hectáreas.

Las características particulares de la Sierra, como su clima más fresco y húmedo en comparación con las zonas de meseta, y su menor intervención humana, han convertido a estas montañas en un refugio privilegiado de biodiversidad. Su entorno físico destaca por la presencia de circos glaciares, lagunas y formaciones rocosas de granito. En cuanto a sus paisajes vegetales, se pueden apreciar los ecosistemas de alta montaña, así como extensas áreas cubiertas de bosques de pino albar.

14. Parque Nacional de la Sierra de las Nieves

La Sierra de las Nieves, ubicada en la zona suroeste de la Cordillera Bética, es un verdadero paraíso montañoso con 20.000 hectáeas en la zona más alta de la Serranía de Ronda, en Málaga.

¡Imagínate las montañas más altas de toda Andalucía occidental, con su pico más alto, el Torrecilla, de 1919 metros de altura! Este lugar tiene una ubicación geográfica estratégica y una geología y topografía únicas, lo que le confiere una gran diversidad de vegetación.

La Sierra de las Nieves también es un refugio vital para la vida silvestre. En sus territorios se encuentran numerosas especies típicas de las montañas medias y altas.

El nombre de este lugar tan especial proviene de la nieve que solía cubrir sus cimas durante todo el año. De hecho, los neveros, que podrás visitar, se utilizaban para almacenarla y distribuirla durante los calurosos meses de verano en los pueblos cercanos de la provincia.

15. Parque Nacional Marítimo-Terrestre de las Islas Atlánticas de Galicia

Entre la ría de Arousa y la de Vigo se encuentran estas islas increíbles, que salen del océano y crean paisajes marinos con 8.500 hectáreas de extensión. En las profundidades del mar, estas islas albergan los tesoros ecológicos más preciados del Parque Nacional, protegidos por los barcos antiguos que se hundieron aquí. Es definitivamente un lugar donde puedes descubrir los secretos y las leyendas del Atlántico.

Representa sistemas naturales que están relacionados con las zonas costeras y la plataforma continental de la Región Eurosiberiana. Los acantilados, los arbustos, las dunas y las playas, así como los diferentes tipos de fondos marinos (rocosos, arenosos, con conchas), crean un mosaico impresionante de ecosistemas. 

Esta variedad de paisajes da hogar a un gran número de especies diferentes: más de 200 tipos de algas que sirven de refugio y cría para muchos peces y moluscos, aves marinas que hacen sus nidos en las repisas de los acantilados y pescan en aguas poco profundas, plantas sorprendentes que se adaptan para vivir entre las arenas de las dunas o en las estrechas grietas de los acantilados...

16. Parque Nacional Marítimo Terrestre del Archipiélago de Cabrera

A solo una hora de navegación desde Mallorca, el Archipiélago de Cabrera es un gran ecosistema insular sin alterar, de más de 90.000 hectáreas (89.000 marinas), en el Mediterráneo español. Desde 1991, el Parque Nacional Marítimo Terrestre ha protegido toda la riqueza natural de este conjunto de islas e islotes de piedra caliza: impresionantes colonias de aves marinas, especies únicas y uno de los fondos marinos mejor conservados de nuestras costas.

En este paraíso natural, abundan los arbustos de hojas pequeñas y resistentes, que forman una vegetación conocida como garriga, perfectamente adaptada al clima del Mediterráneo. Aquí se encuentran varias especies endémicas, como el astrágalo de las Baleares (Astragalus balearicus), la rubia (Rubia angustifolia ssp. cespitosa), el tragamoscas (Dracunculus muscivorum), el hipérico balear (Hypericum balearicum), entre otros.

Además, el archipiélago es un importante punto de escala para más de 150 especies de aves migratorias, tanto en primavera como en otoño. Desde la gaviota de Audouin (Larus audouini) hasta el halcón de Eleonora (Falco eleonorae), estas aves son vecinas frecuentes de las islas.

Pero la belleza del Parque Nacional no se limita a la tierra. Los fondos marinos son también una parte vital de este ecosistema, albergando más de 200 especies de peces y numerosos invertebrados endémicos.