Usar el móvil, viajar en coche, los alimentos o la ropa que compramos… todo lo que hacemos conlleva una cierta emisión de gases de efecto invernadero, que sobrecalientan la atmósfera y contribuyen al cambio climático.

¿Qué es la huella de carbono?

La huella de carbono mide la cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) que genera, de manera directa o indirecta, una persona, un grupo, una empresa, un producto o un servicio.

Conocer la huella de carbono, tanto a nivel individual como colectivo, da una medida del impacto en el cambio climático y permite buscar alternativas para reducirlo y cuidar así nuestro planeta.

Qué provoca la huella de carbono

En los últimos 130 años el mundo se ha calentado aproximadamente 0,85 ºC, según un informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC). En los últimos 30 años, cada década ha sido más cálida que cualquier década precedente desde 1850.

Esto es debido en gran parte a los GEI, gases atmosféricos que favorecen que el calor de los rayos del sol quede atrapado, aumentando así la temperatura promedio de la Tierra.

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¿Qué es el cambio climático?

Los principales GEI son el dióxido de carbono (CO2), el metano (CH4) y el óxido nitroso (N2O).

  • El CO2 es, con diferencia, el GEI más abundante y el que tiene un mayor impacto en la atmósfera. El CO2 producido por las actividades humanas es el mayor contribuyente al calentamiento global.

El aumento de la temperatura del planeta hace que suba el nivel del mar, los glaciares se están fundan y los patrones de lluvias cambien. Los fenómenos meteorológicos extremos ocurren cada vez con más frecuencia y de forma más intensa. Además, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), "el cambio climático influye en los determinantes sociales y medioambientales de la salud, a saber, un aire limpio, agua potable, alimentos suficientes y una vivienda segura".

Cómo calcular la huella de carbono

La huella de carbono se mide en masa (gramos, kilogramos, toneladas…) de CO2 equivalente (CO2e), que cuantifica las emisiones totales a partir del Potencial de Calentamiento Global de cada GEI en relación con el del CO2 (es decir, la capacidad de un determinado gas de aumentar el efecto invernadero comparada con la del CO2, que es el que se toma como referencia).

Existen diversos estándares internacionales para medir la huella de carbono en función de si se trata de organizaciones, eventos, productos o servicios...

Para calcular nuestra huella de carbono individual de forma rigurosa debemos tener en cuenta todos los ámbitos de nuestro consumo: desde la energía doméstica (gas, electricidad), los kilómetros recorridos (en automóviles, avión, barco), los alimentos que consumimos, los artículos que compramos (por ejemplo, ropa) hasta el consumo de aparatos eléctricos.

El cálculo es bastante complejo porque implica conocer las emisiones que se producen, por ejemplo, en todo el ciclo de vida de los productos que adquirimos. Sin embargo, existen diversas calculadoras que te pueden resultar útiles, como estas:

  • En la página web del Observatorio de la huella de carbono, de la Cátedra de Ética Ambiental de la Universidad de Alcalá encontrarás una calculadora para ver tu huella de carbono anual.
  • Greenpeace tiene también una sencilla calculadora de emisiones que, en pocos minutos, te dará una idea aproximada de tu huella anual.
  • Por otro lado, en la web del Ministerio para la Transición Ecológica hay diversas herramientas para calcular la huella de carbono de organizaciones, ayuntamientos o explotaciones agrícolas.

Cómo reducir la huella de carbono

La diferencia de la huella de carbono de los productos, medios de transporte o alimentos que consumimos puede llegar a ser abismal. Por ejemplo, la de los alimentos vegetales es mucho más pequeña que la de la carne.

Estas son algunas ideas que te pueden ayudar a reducirla:

  • Desplázate a pie o en bicicleta siempre que sea posible.
  • Reduce el consumo de carne tanto como puedas y opta por productos de temporada y de proximidad.
  • Aísla bien tu casa, para reducir el uso de la calefacción.
  • Desenchufa los aparatos que no estés utilizando, como, por ejemplo, el cargador del móvil.
  • Pon la lavadora solo cuando esté llena.
  • Elige materiales reciclables y abandona los plásticos de un solo uso.
  • Reparar y reutilizar la ropa que se ha estropeado le dará un segundo uso. Y ¿por qué no optar por ropa de segunda mano en lugar de comprar siempre piezas nuevas?
  • Cuando adquieras productos nuevos (por ejemplo, tecnológicos), fíjate en su origen y en dónde irán una vez estén obsoletos.

Hay que tener en cuenta que la huella de carbono no abarca toda la huella ambiental. Solo mide el impacto de nuestras actividades en la emisión de gases de efecto invernadero, pero no tiene en cuenta otros aspectos como el consumo o la contaminación del agua, el aire o el suelo.

Ejemplos de huella de carbono

Estos ejemplos te pueden ayudar a tener una idea de las emisiones de gases de diversas actividades y productos que utilizamos en nuestro día a día.

  • La huella de carbono de un kilogramo de carne de res es de unos 60 kg de CO2e.
  • La huella de carbono de un kilo de manzanas es de aproximadamente 400 gramos de CO2e.
  • Hacer una búsqueda en Google libera alrededor de 0,2 g de CO2.
  • Un viaje de Londres a Madrid en tren emite 43 kg de CO2 por pasajero.
  • Viajar de Londres a Madrid en avión genera 118 kg de CO2 (o 265 kg si se incluyen las emisiones que no son de CO2).