Plantar tantos árboles como sea posible y de esta manera ralentizar o incluso revertir el cambio climático es una idea que suena bien. Los bosques son esenciales para nuestro clima porque almacenan grandes cantidades de CO2, el principal gas con efecto invernadero. Además limpian la atmósfera y la llenan de oxígeno. Sin embargo, la reforestación como medio para combatir el cambio climático no está libre de polémica y no todas las organizaciones de protección ambiental la apoyan.

¿Plantar árboles contra el cambio climático?

Nuestros árboles y bosques son esenciales porque "atrapan" el CO2 y estabilizan la temperatura. Y no solo ayudan al clima, sino que también son el hábitat de numerosos animales y plantas y, por lo tanto, contribuyen a la biodiversidad.

En un importante estudio realizado en 2019, la Escuela Politécnica Federal de Zúrich (ETH) llegó a la conclusión de que se podría detener el cambio climático si se realizara una reforestación masiva en todo el mundo.

Para conseguirlo, tendríamos que plantar nuevos bosques hasta una extensión del tamaño de los Estados Unidos. Los críticos, sin embargo, señalan que no todas las áreas que los investigadores planean para realizar esta forestación masiva son adecuadas. La tundra, por ejemplo, es demasiado fría para plantar allí bosques mixtos (con especies caducifolias y perennes).

4 condiciones para plantar árboles

Algunos expertos creen que la reforestación mediante la plantación de nuevos árboles sin una estrategia clara no es la mejor manera de detener el cambio climático. Es por eso que no todas las organizaciones de protección ambiental tienen proyectos de reforestación en su programa. Algunos ambientalistas sostienen que, entre otras cosas, se deben considerar los siguientes puntos al plantar árboles para el clima.

  1. Un árbol tiene que crecer y necesita cuidados. Antes de que un árbol pueda absorber suficiente CO2 y polución de la atmósfera, tiene que crecer. Cuanto más viejos son los árboles, más CO2 pueden almacenar. Un árbol no puede desarrollar un efecto climático positivo inmediatamente después de haber sido plantado, sino solo después de varios años. Además, un árbol precisa agua y cuidados para crecer.
  2. No todos los árboles son iguales. No todas las especies de árboles almacenan la misma cantidad de CO2. Un abeto, por ejemplo, absorbe menos CO2 que un pino, roble o haya. Dado que las condiciones climáticas varían debido al calentamiento planetario, hay que comprobar una y otra vez qué árboles deberían plantarse en cada región y tipo de suelo.
  3. Bosques mixtos en lugar de monocultivos. Los bosques mixtos también son mejores depósitos de CO2 que los monocultivos y, al mismo tiempo, son menos susceptibles a las plagas. Los monocultivos tienen más riesgo de sufrir las consecuencias de fenómenos las tormentas y los incendios.
  4. Los páramos almacenan incluso más CO2 que los bosques. Los árboles no son los únicos depósitos de CO2 en la tierra. Las turberas (zonas húmedas con vegetación baja) pueden almacenar el doble de CO2 que los bosques en todo el mundo. También contribuyen a la biodiversidad y, por lo tanto, deben protegerse o renaturalizarse.

Es mejor proteger los bosques en lugar de plantar árboles nuevos

La reforestación y los árboles nuevos son una forma de hacer algo, pero lo que ayuda más y mejor es proteger los bosques existentes y, sobre todo, tomar medidas más contundentes contra la deforestación de las selvas tropicales.

La selva tropical del Amazonas a menudo se conoce como el pulmón verde de la tierra. Sin embargo, la deforestación está aumentando. Desde el comienzo de la pandemia del coronavirus, la sobreexplotación incluso ha aumentado porque los controles han sido más difíciles de llevar a cabo.

Según la agencia de noticias Reuters, entre enero y marzo de 2020 se taló un 51 por ciento más de selva tropical que en el mismo período del año pasado. Y en abril el porcentaje llegaba al 61 por ciento. Además de la deforestación industrial, hubo devastadores incendios.

Cada uno de nosotros puede contribuir a la protección de la selva

  • Compra menos productos de origen animal. La selva tropical se tala principalmente para dejar espacio para los pastos y el cultivo de soja, que se utiliza básicamente como alimento para animales.
  • Evita los productos con aceite de palma. El cultivo de palma aceitera es la segunda causa de deforestación. El aceite de palma refinado se encuentra en numerosos alimentos tales como comidas preparadas, margarina, muesli, chocolate o galletas. También se utiliza en cosméticos. Elige productos sin aceite de palma o con aceite de palma ecológico certificado.
  • Ahorra papel. No tienes que imprimir todo, puede leer muchas cosas en pantalla. También puedes darte de baja del correo publicitario y recibir información sobre ofertas online, a través de una aplicación o un boletín. De todos modos, si precisas papel, que sea reciclado.