Somos la última generación que puede hacer algo por el planeta. Así lo afirma un estudio publicado por la ONU en 2018.

Afortunadamente, desde que surgió el movimiento Fridays for Future, iniciado por Greta Thunberg, cada vez más jóvenes alzan sus voces para frenar el cambio climático. Resulta esperanzador ver a estas jóvenes luchando por salvar el planeta.

Jóvenes como Mesiah Burciaga-Hameed, Helena Gualinga o Licypriya Kangujam, a las que tuve el placer de conocer y entrevistar durante la COP25. Y, para mí, conocerlas fue una de las experiencias más enriquecedoras de la conferencia.

Estas activistas deberían ser consultadas por nuestros representantes políticos, pues sus reivindicaciones recogen la imperiosa necesidad de cambio para garantizar la vida en la Tierra.

Mesiah Burciaga-Hameed: Por la voz indígena en EE.UU.

Mesiah se crió en una familia activista afroindígena descolonizada. Su amor por sus ancestros, su gente y el futuro dio forma a su lucha.

El papel de los jóvenes es, para Mesiah, "reconectar con la Tierra" y saber de dónde vienen los recursos para protegerla.

Dos experiencias marcaron su vida: la violencia policial que sufrió con solo 15 años y el tiempo que pasó en Standing Rock, una reserva india situada en Dakota del Norte y del Sur. Allí intentó impedir, sin éxito, que se construyera un oleoducto.

Desde entonces, Mesiah ayuda a "alzar las voces indígenas", ya que "las personas indígenas no solo son quienes están sufriendo en primera línea la crisis climática, sino que también tienen la solución". Ellas deben liderar la lucha contra el cambio climático.

Helena Gualinga: Desde Ecuador, ante el poder de la industria

A Helena el activismo también le viene de familia. En su biografía de Instagram lo deja claro: "Hija del primer levantamiento".

Ella, su hermana y su madre son activistas indígenas de la comunidad Kichwa Sarayaku. Aunque, a ella, el término activista no le gusta mucho. Luchar contra la industria petrolera y minera, en su comunidad, forma parte de la vida.

Mientras desayunamos me cuenta que los gobiernos, lejos de ilegalizar las prácticas de estas industrias, son "cómplices de sus crímenes", pues les conceden permisos para operar en tierra indígena.

Helena afirma que no podemos poner toda la responsabilidad en el individuo: "necesitamos un cambio en el sistema".

Licypriya Kangujam: Desde la India, por un aire más limpio

Licypriya, de tan solo 8 años, es la activista más joven. Vive en Delhi, una de las ciudades más contaminadas del planeta. Por eso, pide a su gobierno que "promulgue cuanto antes una ley sobre el clima", porque quiere "respirar aire puro".

Para concienciar sobre esta necesidad, creó un dispositivo simbólico llamado SUKIFU (Survival Kit for the Future). Con él a la espalda, reclama un aire más limpio.

Licypriya ha recibido numerosos premios, como el India Peace Prize, y en el futuro quiere ser "científica espacial".

Su padre la acompaña siempre. Me dice que a veces es difícil apoyar su activismo, pues tiene que compaginarlo con el trabajo, pero cree que lo que hace su hija es crucial.