Tenía solo cuatro años cuando dio su primera conferencia. “Fue una inspiración que provenía de mi interior. Pude ver que las personas necesitaban centrarse en sus vidas, enfocarse en algo importante, algo que estuviese dentro de ellos mismos”, nos explica Prem Rawat.

“En muchas ocasiones había oído hablar a mi padre de aquello tan precioso que reside en nuestro interior: esa fuerza, esa energía, esa paz. Sin embargo, las personas estaban perdiendo el tiempo con todo lo demás, sin centrarse en eso que es tan esencial. Y esa fue mi inspiración”, recuerda de ese momento en que se dirigió al público por primera vez.

Un poco más adelante, con ocho años, asumió la responsabilidad de seguir con la labor de su padre como orador cuando este murió y, desde entonces, no ha parado de divulgar su mensaje por todo el mundo: “Quienquiera que seas, la paz está en tu interior y el conocimiento de ti mismo es lo que te permite experimentarla”, asegura Prem Rawat nacido en la India hace 63 años, nombrado embajador de la paz por la declaración Compromiso por la Paz del Parlamento Europeo e invitado habitual de la ONU.

A lo largo de su carrera ha movilizado millones de personas viajando por todo el planeta recorriendo kilómetros y kilómetros a menudo pilotando él mismo un avión ya que le encanta volar.

En su nuevo libro Escúchate (Ed. Aguilar), a través de cuentos, historias y experiencias personales nos explica los pasos que podemos dar para descubrir este tesoro que todos tenemos en nuestro interior, cómo podemos lograr conectarnos con nuestra paz interior y conectarnos con la vida.

–Afirma que existe un lugar en nuestro interior lleno de paz donde no llegan las tempestades. ¿Estar en ese refugio implica no sentir insatisfacción?
–Estar en ese lugar de comprensión es entender que una parte de mi es muy finita y la otra es muy infinita y no tiene límite. Se trata de asimilar que yo también formo parte de esta infinitud. Mientras estoy vivo soy esta parte infinita que hay en mí y a la vez hay un lugar en mi interior que permanece inalterable ante todas las calamidades y problemas que se den en este mundo.

Cuando llegue la transformación y ya no esté vivo, me convertiré en polvo.

–¿Cómo podemos reconocer ese lugar y esa voz interior si nunca la hemos oído antes?
–Como dijo Einstein "la energía ni se puede crear ni destruir" y el reconocimiento de ese lugar proviene de comprender su permanencia y no su ausencia, entender que está presente y lo estará siempre porque es infinito. Dada su naturaleza, ninguna tempestad puede alcanzar ese espacio, que me da la comprensión de saber quién soy realmente.

Los problemas y las calamidades son transitorios por naturaleza y en contraste aquello que existe en mi interior es permanente por naturaleza.

Entonces, ¿a qué prefiero asociar mi vida? ¿Me asocio con lo que no es permanente, o con lo que sí lo es? Si vivo en este mundo, reflexiono sobre este mundo, existo en este mundo y todo lo que hago está ligado a lo temporal, entonces de alguna manera la vida será temporal. Y entonces soy vulnerable y estoy expuesto a todos los 'vaivenes' de esta vida temporal.

Sin embargo, existe otra parte de mí permanente, verdadera y real. Por supuesto, una vez que se separan, yo ya no soy 'yo' como ser de este planeta. Pero he de entender que existe algo dentro de mí que siempre permanecerá y que hoy yo también formo parte de ese algo.

–¿Qué nos aconsejaría para escucharnos a nosotros mismos, a pesar del ruido exterior y del ruido que hacen nuestros pensamientos?
–Existen muchas, muchas barreras que no nos permiten ver, que no nos permiten ser testigos de esa presencia que existe en nuestro interior y esto se debe en gran parte al ruido. Al ruido que se produce entre nuestras orejas, al ruido que procede del exterior, al ruido que otras personas nos meten en la cabeza.

Donde quiera que uno vaya siempre hay ruido y más ruido. Aunque si el objetivo es ser consciente de uno mismo, para ser uno, sin dualidades, sin impedimentos, sin interpretaciones sobre el mundo, sino para ser genuino, entonces puede ocurrir algo diferente.

Al comenzar a ver la realidad de esta existencia, no a través de los ojos de los demás, sino con nuestros ojos y no solo con los ojos físicos sino con los del corazón aquellos que de veras pueden ver algo sin interpretarlo o cambiarlo, los ojos de un niño o el corazón de un niño, entonces podremos comenzar a comprender de qué trata este viaje que es la vida.

Comenzaremos a comprender lo que conlleva esta existencia. Vas a ser testigo de algo que ya tiene entidad, que no es una fantasía, que no lo creas con tu pensamiento ni que hay que analizar; es algo que simplemente está y que se observa sin juicios, de forma pura.

–No nos educan para escuchar. ¿Considera que esto debe cambiar?
–La pregunta realmente es: ¿por qué no estamos dispuestos a escuchar? ¿por qué no estamos escuchando aquello que es importante para nosotros? Debido a que todo el ruido exterior nos impide escuchar el sonido dulce y maravilloso que emana de nuestro interior.

No se trata de los deseos, ni tampoco de los retos, ni siquiera se trata de todo aquello que ocurre en nuestras cabezas todos los días; si no que está mucho más relacionado con apreciar y entender lo que ya existe en nuestra vida.

–¿Significa esto que deberíamos de dejar de ser críticos con todo lo bueno y lo malo que nos rodea?
–Los juicios sobre lo bueno y lo malo que nos rodea son las lentes a través de las que miramos el mundo. Si te pones unas gafas con lentes verdes, todo te parecerá verde y por tanto tendrás ese prejuicio. Debemos ver lo que realmente está ocurriendo, porque es precioso, increíble, maravilloso... Es estar vivo, que la respiración entre en nosotros todos los días…

Tenemos que admirar la belleza de este acontecimiento.

–¿Cómo podemos llenar el vacío interior que intentamos compensar con la tecnología, la adicción a la comida, el trabajo...?
–Lo increíble es que esa parte interior nuestra no está vacía, de hecho, está completamente llena. El problema es que no sabemos cómo acceder a esa plenitud que ya existe en nuestro interior. Lo cierto es que trato con personas que padecen depresión con bastante frecuencia. Y debo decir que lo primero que han de hacer es pedir ayuda médica, para asegurarse de que no haya un desequilibrio físico o químico causado por la dieta, el estrés o algún otro factor que se esté manifestando.

Después, aconsejo ir a nuestro interior y comprender que de verdad no hay razón por la cual estar deprimido. Las situaciones y circunstancias que nos deprimen van y vienen, son como las nubes, van y vienen, van y vienen, van y vienen, pero no han de afectarnos.

Hay algo más estable y hermoso en nuestro interior y necesitamos conocerlo.

–¿Cómo podemos saber cuándo nos habla nuestra mente y diferenciarlo de cuándo nos habla el corazón?
–En realidad, la diferencia es que nuestro corazón se ocupa de nuestras necesidades y nuestra mente se encarga de nuestros deseos. La mente nos dirá: “Necesitas esto para ser feliz, necesitas lo otro, es importante que tengas tal cosa, tienes que conseguir tal otra”.

Nos invita a buscar cosas que, al fin y al cabo, ninguna de ellas nos traerá la felicidad. Y no digo que no debamos comprarnos un coche o que no debamos comprarnos una casa, no quiero decirle a nadie que no debe hacer esto o aquello; solo quisiera que entendiésemos que eso no nos va a proporcionar la felicidad que buscamos. Eso no nos brindará dicha de verdad. ¿Qué nos brindará dicha de verdad? Aquello que ya existe en nuestro interior.

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–Como sociedad ¿infravaloramos la vida?
–Por supuesto que infravaloramos la vida. Valoramos mucho más todo lo demás. Por ejemplo, en estos momentos de emergencia sanitaria en la que estamos inmersos esto es muy evidente. Nos encontramos ante líderes mundiales que se preocupan más por los votos.

Existen personas para las quienes la economía es más importante. ¿En qué hemos convertido este mundo? Hemos creado una sociedad que no valora la vida y en última instancia será esto nuestra perdición, la perdición de la humanidad. Es esencial que valoremos la vida por encima de todo lo demás.

–¿Cómo es su vida cotidiana?
–Creo que mi vida es como la de cualquier otra persona, comienzo por la mañana y tengo por delante un día muy ajetreado. Lo que necesito para meditar está en mi interior, soy consciente de ello y estoy conectado a ese sentimiento que me hace sentir realmente bien.

La razón por la que comencé a volar y me hice piloto es porque sabía que tenía que llegar a muchos lugares.

Tenía la opción de no saber qué estaba pasando y ser esclavo del sistema, o podía tomar decisiones fundamentadas en mi vida sobre a dónde quería ir, cómo quería ir y si era seguro dirigirme allí o no. Ser piloto me ha permitido tener una gran cantidad de libertad, estoy encantado de haberle dedicado tiempo a aprender a volar.

–¿Qué ha aprendido en los últimos 50 años viajando por el mundo? ¿Cómo reaccionan las personas a sus palabras en las diferentes partes del mundo que visita?
–Mi intención no es decirle a las personas lo que tiene que pasar. Lo que pretendo es que comprendan que están buscando la paz porque la sed de paz ya está en su interior. En mis viajes por el mundo veo que existen países diferentes, idiomas diferentes, culturas diferentes, comidas diferentes, pero el hambre es igual donde quiera que voy.

Quizás las palabras que utilicen para designar el agua sean diferentes, quizás las formas de acceder a ella sean diferentes, pero la sed es exactamente la misma en todo el mundo. Y es precisamente por esta razón por la que la sed de paz es la misma en todo el mundo. Así que, soy consciente de que existen grandes diferencias y a la vez grandes similitudes. La similitud más evidente es que todos queremos y necesitamos paz en nuestras vidas.

–¿Qué es PEAK?
–PEAK es el Programa de Educación para la Paz y Las Llaves. Es una forma de conectarnos para poder identificar la necesidad o sed que tenemos; pues es muy importante saber qué necesitamos en nuestra vida. Estamos programados y esta programación nos dice una serie de cosas, sin embargo, cuando las personas vienen a escucharme se dan cuenta de que esa necesidad o sed es algo bien diferente.

Esta situación se da a menudo en las instituciones penitenciarias. Los reclusos piensan que hicieron lo que hicieron porque estaban obligados a ello, se identifican con muchas cosas, pero no entienden quiénes son. Cuando vienen a las clases y comienzan a entender quiénes son, se dan cuenta de que todo lo que ocurre tiene relación con el punto de partida y ven que el cambio es muy sencillo, ya que el cambio comienza con ellos.

PEAK es una manera de identificar y prepararse a uno mismo para comprender y poner en práctica tres conceptos en los que creo firmemente: 1.- “tienes que conocerte a ti mismo”; 2.-“tienes que vivir tu vida conscientemente”; y 3.-“tienes que tener el corazón lleno de gratitud”.

–Dada la coyuntura actual, a causa de la crisis que estamos viviendo, muchas personas de todo el mundo se sienten perdidas, sin saber cuál es el propósito de sus vidas ¿qué les diría?
–Lo irónico es que aquello que nos provoca esta sensación de estar perdidos es lo mismo que nos lleva a pensar que si hacemos lo que dicen los demás nos encontraremos a nosotros mismos. Por tanto, aquello que pasamos tanto tiempo escuchando es lo que nos hace sentir perdidos. Sin embargo, podemos escuchar la dulce realidad que existe en nuestro interior.

–¿Cómo descubrió que había esa dulce realidad, esa fuerza en su interior?
–Comprendí quien era yo una vez que comprendí que aquello que está en mi interior es lo mismo que mantiene a este universo intacto, aquello que crea al universo, aquello que lo preserva y que lo destruye.

Todo lo que ocurre en el exterior también tiene lugar en mi interior y yo formo parte de ello: el universo y yo no estamos separados. Cuando descubres eso, entiendes que formas parte del todo que te rodea.

A pesar de que somos polvo, existe algo en este momento de vida, la respiración que entra en nosotros y nos cambia, y ya no somos solo polvo si no que estamos vivos. Ese es nuestro poder, nuestro fuerte. Eso somos. Eso nos define.

Una vez que esa relación se termina, el polvo volverá a ser polvo y nosotros no seremos nada. Por tanto, lo que nos define en este momento es esa transformación, no ser polvo, sino estar vivos: hablando, con capacidad de raciocinio, sentimiento, comprensión, aprendizaje, pudiendo ver y experimentar. Sentir la belleza que está dentro de nosotros, eso me hace ser quien soy y me llena de paz.

–Su libro está repleto de cuentos y poemas. ¿Podría contarnos su favorito? Tal vez uno para ayudarnos a llevar mejor esta crisis mundial.
–Este cuento es el cuento del picapedrero que es muy similar a la situación en la que todos nos encontramos. Todos estamos buscando algo y, sin embargo, lo que buscamos ya se encuentra dentro de nosotros. La historia dice así:

“Érase una vez un picapedrero que vivía en una pequeña aldea cerca de una montaña. Todos los días caminaba subiendo el sendero empinado y ventoso de la montaña, con su martillo y su cincel. Al cortar la piedra, su cincel hacía '¡pom, pom, pom!' El picapedrero ascendía la montaña con su martillo hiciera el tiempo que hiciera: lluvia, viento, nieve o sol; era una tarea ardua y siempre terminaba cubierto de polvo. Todos los días deseaba que su situación fuera diferente. “Si pudiera ser más poderoso”- se decía- las personas me respetarían y no tendría que soportar estar limpiándome el sudor, el polvo y este cincel”. “Si fuera importante, entonces las personas me prestarían atención; todo el trabajo que hago no les importa”.
Esa tarde, mientras volvía a su pequeña cabaña, escuchó música que provenía de una gran mansión. De puntillas miró por encima del muro y vio que estaban celebrando una fiesta. El dueño de la casa, vestido con sus mejores galas, era muy rico e importante y muchas personas se acercaban a presentarle sus respetos.
-“¡Vaya! Ese hombre es muy rico y todo el mundo lo respeta y yo parece que no existo” -pensó el picapedrero para sí-. “Desearía ser como él”.
Así que pidió el deseo con todas sus fuerzas e instantáneamente se le cumplió. De repente, se había convertido en un hombre rico, importante y poderoso; vivía en una maravillosa mansión donde las personas le daban la mano y le presentaban sus respetos.
-“¡Qué maravilla!”, pensó. “Me gusta ser rico e importante”.
Disfrutó de su vida como un hombre rico, hasta que un día oyó un gran tumulto más allá de su mansión. Al mirar por la ventana vio que todos los hombres de negocios ricos estaban alineados a los lados de la carretera. Al poco tiempo pasó una banda de música, seguida de varios caballos que tiraban de un magnífico carruaje, dentro del cual viajaba El Rey.
A medida que el carruaje recorría la calle, todo el mundo, inclusive los hombres de negocios ricos, le hacían reverencias al Rey. Al ver la procesión por la ventana, el picapedrero pensó para si: “¡Vaya! ¡El Rey es incluso más importante que yo! Desearía ser El Rey.”
Así que pidió el deseo con todas sus fuerzas e instantáneamente se le cumplió. De repente, estaba vestido con ropajes maravillosos y viviendo en un palacio. Todos los días se dirigía a su corte y sus súbditos se acercaban para hacerle reverencias.
-“¡Esto es fantástico!”, pensó. “Me gusta ser Rey, ahora ¡soy el hombre más poderoso de todas estas tierras!”.
Hasta que una mañana, mientras miraba por su balcón, vio como amanecía. Al levantarse el sol, vio como todos los pájaros, todos los animales y todas las personas comenzaban a despertarse en respuesta a la luz que irradiaba.
-“¡Vaya!”, pensó para sí. “El sol es más poderoso que yo, ¡El Rey! Yo solo tengo influencia sobre las vidas de mis súbditos, pero el sol tiene influencia sobre todos los seres ¡ojalá fuera el sol!”
Así que pidió el deseo con todas sus fuerzas e instantáneamente se le cumplió. Todas las mañanas, al levantarse, brillaba con toda su luz y veía como las personas respondían a ella.
-“¡Esto es fantástico! ahora soy tan poderoso, que donde quiera que brillo ya no existe la oscuridad y las personas de todo el mundo me prestan atención.”
Disfrutó de ser el sol hasta que se percató de que había un punto oscuro en la tierra y, a pesar de intentarlo con todas sus fuerzas, no consiguió que su luz brillara sobre él.
-“Pero ¿qué está pasando?”, se preguntó. “¿Existe algo a través de lo cual no brillan mis rayos? ¿qué es más poderoso que el sol?”.
Entonces se dio cuenta de que una nube estaba bloqueando sus rayos de luz.
-“¡Vaya!”, pensó para sí. “Si la nube es más poderosa que yo, el sol, entonces desearía ser una nube”.
Así que pidió el deseo con todas sus fuerzas e instantáneamente se le cumplió. Cada vez que flotaba en el cielo en forma de nube tenía la capacidad de bloquear los rayos del sol y de llevar lluvia a los puntos del mundo en donde era necesaria.
-“Es genial ser una nube”, pensó para sí.
Hasta que un día sintió como le empujaban y le trasladaban; no quería moverse, pero la fuerza era mucho más poderosa que él.
-“¿Qué es esto?”, se preguntó. “¿Qué es más poderoso que yo, una nube más poderosa que el sol, que a su vez es más poderosa que El Rey, a su vez más poderosa que los hombres de negocio ricos, más poderosos que un picapedrero?”
A continuación lo sintió, el viento soplando tan fuerte que la movía por todo el cielo.
-“¡Vaya!”, pensó para si. “¡El viento es más poderoso que yo! ¡Ojalá fuese el viento!”.
Y una vez más, pidió el deseo con todas sus fuerzas e instantáneamente se le cumplió. Sopló por doquier, con fuerza y suavidad, agitando las hojas de los árboles, embraveciendo las olas del mar y creando enormes tormentas. “Me gusta ser el viento”, pensó. “¡Sin duda ahora soy el más poderoso de todos”.
Y entonces, de repente, su soplo se paró en seco, no pudo llevarse volando aquello con lo que se había topado.
-“¿Qué puede parar al viento?”, rugió enfurecido. Entonces vio a la montaña frente a él.
“¡Vaya!”, pensó. “La montaña es más poderosa que el viento. ¡Ojalá fuese la montaña!”.
Así que pidió el deseo con todas sus fuerzas e instantáneamente se le cumplió. Se convirtió en una montaña: enorme, inamovible y poderosa; una montaña que podía parar hasta al viento. “Me gusta ser montaña”, pensó. “¡No hay nada más poderoso que yo!”. Hasta que un día oyó '¡pom, pom, pom!' Y sintió como la estaban extrayendo trocitos.
-“¿Quién puede ser más poderoso que una montaña?”, dijo estruendoso.
Miró hacia abajo y vio a un humilde picapedrero. ¡Pom, pom, pom! hacían el martillo y el cincel al picar la piedra. Al mirar más allá de la montaña pudo ver que un carro tirado por un caballo llevaba las piedras extraídas a la aldea. A lo lejos se vislumbraba que estaban usando las piedras para construir una nueva fuente en el centro de la aldea. Y pensó para sí que las piedras estaban sirviendo para construir una fuente de la que disfrutaría toda la aldea.
-“¡Ojalá fuera picapedrero de nuevo!”.
Así que pidió el deseo con todas sus fuerzas e instantáneamente se le cumplió. “Me alegro de ser yo de nuevo”, pensó. Desde aquel día se sintió muy orgulloso de su trabajo y de ser picapedrero. Mientras picaba piedras pensaba en todas aquellas personas que beberían de la fuente que él había ayudado a construir. “Espero que dentro de muchos años sigan disfrutando de beber el agua fresca y clara de la fuente”. Desde entonces, trabajó todos los días con una sonrisa en la cara, alrededor de toda la montaña se podía oír el sonido de su martillo y cincel '¡pom, pom, pom!

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