En esta crisis todos nuestros planes de futuro han saltado por los aires. El mundo está en pausa y no sabemos cómo ni cuándo volveremos a la normalidad. Además, desconocemos cómo va a ser la realidad que nos va a tocar vivir.

Ante esta situación de inestabilidad, las personas con más flexibilidad mental serán las que logren adaptarse con más rapidez a sus nuevas condiciones de vida.

Ser flexibles nos hace sobrevivir

Debido a la crisis sanitaria, las personas que tenían una planificación de su futuro muy bien perfilada y definida (ya fuera a nivel profesional, familiar o personal), han sufrido un gran revés. Todos los planes a corto plazo han tenido que ser anulados y, para más adelante, las previsiones están cubiertas de una densa nube de incertidumbre.

Cuando han de enfrentarse a situaciones de grave crisis, muchas personas acostumbradas a aferrarse fuertemente a sus proyectos, se muestran incapaces de flexibilizar, se quedan bloqueadas y sin saber cómo actuar.

Todo su mundo se derrumba, se paraliza, porque ya no pueden seguir el camino que tenían previsto y no saben encontrar vías alternativas. Estas personas son conscientes de que deben reestructurar todos sus esquemas y planes para el futuro, pero no poseen la capacidad mental para implementar los cambios necesarios en su vida.

Debemos tener en cuenta que la flexibilidad es esencial para adaptarse a esos cambios. Diferentes filosofías orientales elogian la flexibilidad del bambú. Un proverbio chino dice: “Sé fuerte y flexible como el bambú, que se dobla pero no se parte” y uno japonés nos cuenta que: “el bambú que se dobla es más fuerte que el roble que resiste”.

El bambú no se opone ni ofrece resistencia al viento, sino que se dobla y se deja mecer por él.

Precisamente gracias a su flexibilidad, esta planta tiene la capacidad de resistir los vientos más potentes sin quebrarse.

Ni improvisar ni planificar en exceso

Pensar en el futuro y planificar los pasos que vamos a seguir de aquí a seis meses o a cinco años, evidentemente, resulta, además de práctico, muy saludable. Sin embargo, si estos planes no son flexibles, pueden acabar por convertirse en una prisión que nos bloquee y que, paradójicamente, nos impida alcanzar nuestras metas.

Pretender marcar un camino único, sin anticipar alternativas o rutas secundarias, es un error.

Por otro lado, tampoco resulta saludable renunciar a todo plan y dejarnos llevar por lo que nos venga a la mente en cada momento. No olvidemos que el bambú tiene unas fuertes raíces bien ancladas en la tierra. Si no tenemos un buen objetivo que nos marque el camino a seguir, daremos mil vueltas, pero nunca llegaremos a concretar nada.

La solución intermedia, como suele suceder, resulta la más adecuada. Planificar, claro que sí, pero con flexibilidad, sabiendo adaptarnos a los cambios de viento, al igual que el bambú.

¿Por qué nos cuesta ser flexibles?

En mi consulta, trabajamos con frecuencia el tema de la flexibilidad, ya que a la mayoría de nosotros nos han criado y educado en la rigidez.

Familias autoritarias en las que los niños jamás pueden decidir por sí mismos o el sistema educativo en el que el temario es el mismo para todos los alumnos, te marcan un camino único en el que no se fomenta ni la flexibilidad mental, ni la capacidad de elección.

Sin embargo, la realidad no es tan lineal, varía continuamente, como el viento, por lo que, muchos adultos sufren en su vida las consecuencias de no haber podido decidir nunca por sí mismos y de haber sido criados y educados en la filosofía de la inflexibilidad, del camino único.

Conectar con la intuición

Quiero traer a este blog las reflexiones de Faas, un chico holandés con el que hacía terapia online. Se encontraba en una crisis laboral, no estaba a gusto con el trabajo que tenía y quería reorientar su carrera, pero no sabía cómo enfocar su futuro.

En una de las relajaciones que realizamos, conectó con su intuición (mucha más sabia que la razón) y obtuvo estas ideas tan interesantes:

“Tienes que pensar sobre lo que quieres, lo que te gusta hacer y sobre dónde quieres estar dentro de dos o tres años. Es importante conocer la meta, pero entendiendo que hay varios caminos para llegar a ella. Cada opción tendrá sus pros y sus contras, pero hay que ser flexible para poder elegir. Como el agua del río que va bajando. Sabe que su objetivo es llegar al lago, pero que puede tomar varios caminos para llegar a él”.

Uno de los muchos aprendizajes que debemos sacar de esta pandemia es que necesitamos ser muy flexibles para poder adaptarnos a las nuevas circunstancias que puedan surgir en cualquier momento de nuestras vidas.