El higo resulta especialmente adecuado para personas en edad de crecimiento, mientras que el higo seco lo es sobre todo para todas aquellas personas que tienen grandes requerimientos energéticos, como quienes realizan trabajos físicos o los deportistas, y también para esfuerzos intelectuales.
En general, todo el mundo puede beneficiarse de esta deliciosa fruta debido a sus buenas características nutricionales. Ayuda a una buena salud cardiovascular, a controlar el peso, a regularizar el tránsito intestinal –sobre todo si se sufre regularmente de estreñimiento–, a los fumadores y los que padecen estrés, por su capacidad para proteger el organismo y por su beneficiosa acción antioxidante.
Pero, además de todas estas propiedades, su sabor exquisito merece disfrutarse como protagonista: y ese es el papel que juega en la ensalada que os proponemos.
La calabaza es uno de esos alimentos excepcionales a los que todavía no se ha hecho debida justicia. Es digestiva, deliciosa, de aspecto atractivo y est�� repleta de sustancias con efectos muy beneficiosos sobre la salud, como el betacaroteno y vitaminas E. Son méritos que justifican un uso frecuente, con diferentes preparaciones, en otoño e invierno.
Aparte de deliciosas cremas, son multitud los platos que podemos cocinar con calabaza: en esta ocasión os traemos una pasta cocinada con puerros y calabaza.
Finalmente, cerramos con un postre que incluye los nutrientes y colores que más asociamos al otoño, gracias al caqui.
Además de alimentar y dar energía esta fruta ayuda a llevar una dieta más sana. Gracias a su betacaroteno enriquece las dietas pobres en grasas; aporta además zeaxantina, un carotenoide que protege de la degeneración macular, y otros muchos fitonutrientes, con eficaz efecto antioxidante.
Esta fruta no forma parte de nuestra tradición gastronómica, pero su llamativo color, su particular textura y su rotundo sabor ofrecen muchas posibilidades.
Además de su uso para decorar cremas, marida bien con frutos secos y es un ingrediente ideal para aportar dulzor a las ensaladas. Sin embargo, es en el reino de la repostería donde las posibilidades del caqui no tienen fin: cubriendo hojaldres, rellenando tartas, en mermeladas y jaleas... Para cerrar este menú sugerimos una mezcla de caqui con kéfir.