Observas como a tu alrededor las personas se entusiasman con algún deporte y sientes cierta envidia porque  tú no lo consigues. La buena noticia es que existen maneras de facilitar la conexión con el deporte.

¿Hay gente a la que el deporte no la acaba de enganchar?

No se puede decir que haya personas por definición antideportivas, según Barbara Halberschmidt y Lena Henning, doctores que realizan investigaciones en el ámbito de la psicología del deporte en la Universidad de Münster (Alemania).

Lo que si es cierto es que algunas personas no tienen motivación o no disfrutan con el deporte, pero esos factores se pueden modificar.

Muchas personas que sienten rechazo al entrenamiento deportivo relacionado con la competitividad tienen que descubrir el placer del movimiento, de experimentar con el propio cuerpo. Caminar, ir en bicicleta, hacer taichí o practicar yoga son maneras de disfrutar del cuerpo en movimiento sin hacer deportes tradicionales.

Cómo llegar a disfrutar del ejercicio

Las personas que sienten rechazo al ejercicio pueden acercarse a una experiencia positiva de ejercicio. Esto se aplica independientemente del sexo, la edad o la forma del cuerpo.

Repensar el deporte y el ejercicio puede ayudar. En lugar de "deporte", el lema podría ser "cuidado personal": hago algo bueno por mí y por mi cuerpo. Hay que decirse "puedo" en lugar de "tengo que".

Sentir lo que se puede lograr, sea cual sea el nivel, plantearse un objetivo y lograrlo, forma parte de la alegría que se puede alcanzar con el deporte y el ejercicio.

Que el médico o un amigo te digan que tienes que hacer más ejercicio no es suficiente para dejes atrás tu vida sedentaria. Lo único que realmente funciona es el autocompromiso. ¿Por qué quiero cambiar? ¿Qué objetivos quiero alcanzar para mí mismo?: Tales preguntas apoyan el plan de hacer deporte regularmente.

Es importante que el cuerpo entero diga 'sí' al proyecto y que creas que puedes lograr lo que te propusiste al principio.

¿Cómo encuentras tú deporte?

Pregúntate que es más importante para ti:

  • ¿Te sientes más cómodo en la naturaleza o quieres que el ambiente de un gimnasio te motive? ¿Quieres entrenar de forma más divertida o controlada?
  • ¿Te gusta más las actividades en equipo o más bien las individuales?
  • ¿Prefieres las fechas fijas o la flexibilidad en términos de tiempo?

Tales preguntas ayudan a desarrollar ideas iniciales. Porque hay muchas opciones: marcha nórdica, equitación, aeróbic acuático, baile, bádminton...

Luego llega el momento de acercarte un poco más a la actividad elegida. Es aconsejable buscar clubes y proveedores de actividades deportivas y prestar atención a tu propia intuición. Por regla general, a través de la observación puedes saber si te gusta el deporte y si te imaginas probándolo.

También es útil preguntar a los practicantes para obtener información de primera mano sobre equipos, tiempos de entrenamiento e intensidad. Y por supuesto, usa las clases de prueba.

Encontraste un deporte que parece divertido, ¿Y ahora qué?

No tienes que bajar 40 kilos, escalar una ruta difícil o trotar durante quince minutos seguidos.

Al empezar, no establezcas metas demasiado altas y poco realistas, pero fija unas  “metas inteligentes” que están asociadas con más ejercicio en tu vida cotidiana.

  • El término SMART se refiere a las características de los objetivos. Deben ser:
  • eSpecíficos
  • Medibles
  • Atractivos
  • Realistas
  • Determinados en el Tiempo

En resumen, cuanto más específico es el proyecto, más probable es que se lleva a cabo con éxito.

Para empezar, esto podría significar inscribirse en un curso de prueba o una sesión de prueba. Si alguien te explica las bases y te ayuda a diseñar un plan, es más probable que te entusiasmes. 

Es conveniente practicar en pareja

Tiene mucho sentido encontrar un socio confiable para entrenar juntos. Debe ser una persona con la que te embarques en tu viaje deportivo.

La ventaja de entrenar en dúo es que el umbral de inhibición para cancelar la práctica es mayor si hay otra persona involucrada. Es fácil que te convenzas a ti mismo de que “hoy no pasa nada si me quedo en casa”, pero no lo es tanto que también convenzas a tu compañero.

En el deporte, los tríos no son una buena idea, porque la excusa penosa siempre es posible: “yo no voy, pero podéis quedar los dos”. 

Cuando se logran los primeros objetivos, aumenta la alegría y el orgullo por lo que se ha logrado, y esto a su vez promueve la motivación para seguir adelante.