El documental La sabiduría del trauma, sobre el trabajo del Dr. Gabor Maté, ha impactado a millones de espectadores en todo el globo. Nacido en 1944 durante la Segunda Guerra Mundial en Budapest, este médico luego establecido en Canadá vivió los horrores de la persecución de los judíos siendo un bebé. Hoy es internacionalmente reconocido por su trabajo con el trauma y las personas con adicciones.
Su método psicoterapéutico es una aproximación psicosomática, y se llama Compassionate Inquiry (CI), la investigación o consulta compasiva.
La investigación compasiva incluye al cuerpo para descubrir la raíz del sufrimiento, pero además profundiza en las historias centrales que las personas se cuentan a sí mismas, "para que vean qué historia se están contando inconscientemente; cuáles son esas creencias, de dónde vienen, para poder guiarlas hacia la posibilidad de dejar ir esas historias, o dejar ir el control que esas historias tienen sobre ellas…", explica el Dr. Maté.
1. escucha lo que te dices a ti mismo
Esas historias que nos contamos a nosotros mismos hablan sobre lo que nos merecemos o no, de nuestra valía personal, de nuestra relación con los hombres o las mujeres, con el mundo que nos rodea… pero lo más importante es que se convierten en autopistas neuronales dentro de nuestro cerebro: en creencias y comportamientos, en juicios y decisiones automatizados.
Si Buda decía nuestra mente crea el mundo en que vivimos, el Dr. Maté siempre añade: “Pero antes de que nuestra mente hubiera creado el mundo, el mismo mundo crea nuestra mente”.
Los pensamientos, creencias, expectativas y conductas de nuestra madre crean nuestro mundo incluso antes de nacer. ¿Recuerdas la primera vez en que te sentiste solo, sin poderlo compartir? ¿Y la primera vez que estabas inquieto o lleno de ira?
2. Cultiva tu curiosidad terapéutica
En el cuerpo todo pasa aquí y ahora, por lo que la investigación compasiva se centra en explorar lo que estamos viviendo en el momento presente.
Somos esclavos de la parte más dolorosa de nuestra vida hasta que nos deshacemos de esa carga emocional.
Hasta ese momento no gozamos de verdadera libertad, porque estamos reaccionando todo el tiempo. Vivimos una y otra vez la misma historia, patrón o dolor, sin poder cambiar.
El Dr. Maté utiliza a menudo la frase de la Biblia "La verdad te hará libre". Esa verdad es la que nos saca de la rumiación y nos trae al presente.
¿Qué es lo que te duele tanto para que te trates tan mal? ¿Qué papel juega tu adicción en tu vida? La verdad duele, y a veces parece más fácil anestesiarnos.
Descubrir la verdadera raíz de nuestro sufrimiento, y cómo nos hemos protegido a partir de lo vivido, nos libera y, aunque duela, de este reconocimiento nace la compasión con nosotros mismos.
Para ello necesitamos curiosidad genuina y una presencia estable, acogedora, que nos permita sentir cómo estamos.
3. Descubre en qué momento dejaste de ser tú mismo
El Dr. Peter Levine, creador de la terapia Somatic Experiencing, ofrece una definición del trauma que encaja con esta visión: el trauma no es lo que nos pasó, sino lo que se sucedió dentro de nosotros como respuesta a aquel evento.
Tenemos dos necesidades primordiales cuando nacemos: apego (conexión) y autenticidad.
Sin autenticidad –es decir, sin expresar lo que sentimos, quiénes somos, cómo pensamos–, se puede vivir, pero sin apego un niño no sobrevive. Por ello, nuestra necesidad de conexión puede anular nuestra autenticidad, cuando mendigamos el amor de los demás y hacemos cualquier cosa para complacerles y ser aceptados.
El gran desafío que marca el camino hacia la felicidad es tener relaciones con apego saludable y ser auténticos al mismo tiempo.
4. Desarrolla la autocompasión más liberadora
Nuestro reto es desarrollar la autocompasión más profunda, que nos libera de sentirnos culpables y deprimidos.
Tomando conciencia del cuerpo y de las emociones que se reflejan en él, descubriremos que nuestra esencia nunca se ha roto o corrompido.
¿Estás preparado para encontrarte? Te animo a realizar este ejercicio siempre que quieras. Busca un lugar tranquilo en el que no te interrumpan y dedícale al menos unos minutos:
- Observa qué sientes físicamente. Realiza unos ciclos de respiración profunda mientras te centras en tu cuerpo: observa cómo respiras y qué sensaciones físicas percibes en tu cuerpo en este momento.
- Descifra los mensajes que envía el cuerpo. Allí donde percibas algo, pregúntate: ¿Qué emociones se esconden? ¿Qué te quiere decir tu barriga revuelta, tu cuello tenso, tu garganta seca?
- Siente y vive tu presente sin intervenir. Durante 8 o 10 ciclos de respiración, percibe con atención lo que está presente en tu cuerpo. Siéntelo física y emocionalmente, sin querer cambiarlo ni hacer nada para compensarlo.
- Da el paso de aceptarte y acompañarte. Sigue respirando y ofreciendo tu atención sin juicio a lo que está sucediendo. Ahora observa qué cambia si aceptas y acompañas lo que hay en ti.