Los seres humanos somos "repúblicas de células", como contaba Jesús Mosterín en su excelente libro El reino de los animales. A ellas debemos añadir "diez veces más de células ajenas que acarreamos con nosotros" a lo largo de la vida. Se trata de microbios, como arqueas, bacterias y diminutos hongos.
Uno de ellos es la cándida (Candida albicans). La cándida reside en nuestras mucosas, como las que recubren el intestino. En las personas sanas no da problemas, pero cuando hay un desequilibrio genera toxinas que se vierten al torrente sanguíneo y, si el sistema inmunitario está debilitado, ocurre la infección.
4 plantas antimicrobianas contra las cándidas
La fitoterapia no ofrece una solución milagrosa pero sí sirve para atenuar sus síntomas y favorecer el equilibrio orgánico.