Nada de refrescos con azúcares o edulcorantes. Este verano prueba la sana moda de las aguas infusionadas. Son refrescantes, saludables y ligeras, y han llegado para quedarse entre nosotros.
Un agua infusionada –resultado de dejar que repose en la nevera con algún alimento fresco que deja su rastro de sabor– es justo lo que necesitamos cuando aprieta el calor.
Las aguas infusionadas son refrescos sanos y sin azúcar
En las cafeterías más al día verás grande jarras de agua en las que flotan rodajas de naranja o limón y hojas de menta. Puedes llevarte esta idea a casa y prepararte aguas infusionadas a tu gusto.
Aguas infusionadas con verduras
Naranjas, fresas, frambuesas y otras frutas son los ingredientes más populares, pero también puedes recurrir a las hortalizas para obtener sabores sorprendentes.
Por ejemplo, las rodajas de pepino ofrecen un resultado muy refrescante. Si añades unas rodajas de jengibre que aporten una nota picante el sabor cambia radicalmente.
Con plantas aromáticas
También puedes añadir hojas o ramitas de plantas aromáticas o medicinales. Para extraer mejor su sabor puedes hacer una infusión caliente con una pequeña cantidad de agua y luego diluir esta en el agua fresca.
Modula la intensidad del sabor
Hay dos factores que influyen en la intensidad del sabor: el tamaño de los trozos de fruta u hortaliza que dejas en el agua y el tiempo de infusión.
Para obtener un sabor más intenso cortarás el alimento en trozos más pequeños y lo dejarás más tiempo, que puede ir de unos pocos minutos a 24 horas (siempre en el frigorífico).
También puedes remover el agua con el contenido de vez en cuando para ayudar a que salgan los jugos. Antes de beberla puedes filtrarla para retener cualquier fibra que se haya liberado.
Las frutas y hortalizas que hayas utilizado puedes aprovecharlas como ingredientes de batidos.
¿Por qué son sanas las aguas infusionadas?
Si el agua tiene el sabor del alimento es que este ha dejada en ella sustancias aromáticas, que normalmente son compuestos fitoquímicos con propiedades antioxidantes y antiinflamatorias.
Si has utilizado plantas medicinales, también te beneficiarás de sus principios activos.
En cambio, a diferencia de los zumos, los azúcares no pasan al agua y la bebida prácticamente carece de calorías. Si añadimos el hecho de que beber agua te ayuda a sentirte lleno y menos hambriento, el agua infusionada puede convertirse en una gran aliada si quieres perder unos kilos.
Por otra parte, las aguas infusionadas ayudan a mantenerse hidratados, sobre todo si el agua tal cual no te resulta muy atractiva.
Busca tu fórmula de sabor
Una de las gracias de las aguas infusionadas es que puedes dejar volar tu imaginación para encontrar la combinación de aromas que más te guste. A modo de punto de partida, estas son algunas posibilidades:
- Uvas, frambuesas y pepino.
- Arándanos, manzana y frambuesas.
- Kiwi, cerezas y granadas.
- Jengibre, pepino y limón.
- Naranja y cilantro
- Pomelo y romero
- Naranja, mora y menta
- Frambuesa, pétalos de rosa y vainilla
- Sandía y menta
- Melocotón y salvia