La instintoterapia propone seguir los primeros impulsos del cuerpo. Cuando esto se aplica a la alimentación, se producen efectos casi inmediatos sobre el bienestar mental y emocional. Mejora el humor, se gana en tranquilidad, en calidad del sueño y en capacidad para afrontar los retos cotidianos.

Aumenta la claridad intelectual, la memoria, la concentración e incluso el acceso a la intuición, al inconsciente y al propio mundo interior o espiritual.

A nivel físico, los efectos de seguir el camino del instinto se traducen en un mayor bienestar general. Se recupera el placer de comer y desaparecen las molestias digestivas, la transpiración excesiva o las alteraciones de la piel (seborrea, sequedad…). Se corrigen también síntomas de desequilibrio como manos y pies fríos, las alteraciones menstruales o la tendencia a sufrir infecciones.

Plan para cambiar tus hábitos alimentarios en 9 pasos

Una alimentación que se basa en nuestros instintos naturales no incluye los alimentos industrializados que no se adaptan a nuestras necesidades biológicas.

Por tanto, el paso previo es abandonar todos esos alimentos elaborados y producidos industrialmente. A partir de ahí tenemos que elegir nuestros alimentos entre los que la naturaleza nos ofrece, lo que llamamos alimentos originarios. Para ello te proponemos el siguiente plan en 9 pasos:

  1. Toma conciencia de que vas a realizar cambios importantes y prepárate para resistir las posibles tentaciones o para realizar algunas excepciones. Conviene ser realista: siempre habrá oscilaciones, subidas y bajadas, placeres y momentos de desánimo.
  2. Es aconsejable realizar el cambio de una sola vez: es difícil despertar el instinto si se combinan alimentos originarios e industriales. Es recomendable fijarse una fecha para emprender el camino. Un día antes deshazte de los alimentos que no pueden formar parte de un modo de vida más instintivo. A partir de ahora pon atención para evitarlos en la compra habitual.
  3. Es importante buscar alimentos de calidad ecológica, libres de químicos de síntesis o fruto de procesos desnaturalizantes. En caso de necesidad, es preferible una fruta convencional que un alimento transformado industrialmente, que incluye una larga lista de ingredientes y aditivos sintéticos.
  4. Piensa en la variedad. Plantéate un surtido suficiente de alimentos correctos y muy variados para que el instinto pueda elegir.
  5. En cantidad suficiente, no más. Come la cantidad que tu apetito te diga, no sigas esa norma de "comerse todo lo que hay en el plato" o hasta que no puedas más.
  6. Dos comidas durante el día. No hay normas, pero, a modo orientativo, es interesante saber que muchas personas que obedecen a sus instintos acaban consumiendo solo dos comidas al día y siempre dentro de las horas diurnas. Por ejemplo, un almuerzo entre las 12 y las 14 horas, y una cena entre las 18 y las 20 horas. Desde la cena a la primera ingesta del día siguiente se produce un ayuno de 14 a 16 horas.
  7. Aprende a elegir los alimentos mediante el olfato. Es el sentido más fiable en la selección de alimentos. La vista y el tacto también se deben tener en cuenta.
  8. Completa la alimentación con una buena hidratación. El mejor líquido es el que aportan las frutas y las hortalizas frescas que se han de consumir en abundancia. El agua (mejor si es filtrada) sienta mejor entre comidas.
  9. Si aparecen molestias, sigue también tu instinto. Los trastornos digestivos leves a menudo desaparecen con el ayuno. Fíjate en si las molestias pueden estar relacionadas con algún alimento que hayas tomado recientemente. Si sospechas de alguno, no lo elimines inmediatamente, pero observa la reacción de tu cuerpo en la próxima ingesta.

Es posible que como consecuencia de tu cambio de alimentación se produzca una reacción de desintoxicación con síntomas desagradables. El consejo de un profesional de la medicina te puede ayudar a distinguir si el origen de los síntomas es efectivamente la depuración y la adaptación o si existe alguna alteración patológica.