La fibra no se absorbe y no nos aporta calorías, pero a su paso por los intestinos deja toda una serie de beneficios que la hacen indispensable para gozar de buena salud.
El más conocido y buscado es tal vez el de aliviar el estreñimiento y algunos tipos de fibra que son excelentes para ello. Otro fundamental es alimentar las bacterias buenas del intestino, lo que mejora el estado de nuestra microbiota o flora intestinal.
Sin embargo, existen diferentes tipos de fibras y cada uno tiene unos efectos concretos en el organismo: pueden potenciar el sistema inmunitario, ayudar a reducir el colesterol, prevenir la formación de cálculos biliares...
Cuantos más vegetales variados incluyamos en la dieta, mayor variedad de fibras ingeriremos y más podremos beneficiarnos de sus efectos.
Para mejorar el estreñimiento y prevenir así enfermedades derivadas de un tránsito inadecuado, se necesitan tomar 25 gramos diarios de fibra.