El miedo a la soledad es natural en el ser humano, necesitamos a los demás para poder vivir y para tener salud mental y emocional. Sin embargo, también es una forma de controlar y dominar a la gente, y las mujeres recibimos a diario mensajes que vienen de todos lados y en todos los formatos para que la llama del miedo permanezca siempre viva en nosotras.

¿De dónde viene nuestro temor a la soledad?

“Si no estás guapa, nadie te va a querer”. Este es el mensaje principal que nos lanzan los anuncios de radio y televisión, las revistas de moda, las telenovelas, las canciones populares, las series de Internet, las vallas publicitarias, los chistes y los refranes. Lo recibimos a diario: a través de las pantallas, en las paradas de metro y bus, en la radio... En todas partes nos recuerdan siempre lo mismo: “Esfuérzate por agradar, por estar guapa, por despertar el deseo de los hombres, porque si no... nadie te amará”.

No es un consejo, es una amenaza, y va directa a nuestro yo más profundo, ahí donde se esconden los miedos más atroces. La amenaza se nos clava en el alma: no queremos estar solas.

Lo que nos dice el patriarcado es: “si no quieres estar sola, búscate un hombre”.

No nos dicen que si no queremos estar solas, cultivemos nuestra red afectiva, sembremos nuevas amistades y cuidemos a nuestras familias de parentesco y de amigos. No. No nos dicen: “nunca estarás sola si hay mujeres a tu alrededor”.

Quieren que pongamos el foco en los hombres: si uno de ellos se fija en nosotras y nos elije, ya no estaremos solas nunca más. Entonces, de ahí viene nuestro miedo a la soledad: necesitan vernos dependientes de un varón, para que cada uno tenga su propia mujer que le quiera y le cuide.

Resulta muy difícil luchar día a día con tantas voces repitiéndonos lo mismo: "que nos espabilemos, que nos quedamos solas".

La única forma de someternos es seduciéndonos con las mieles del amor romántico, inventándose paraísos, y atacando los miedos para que se hagan monstruos enormes. Miedo al rechazo, miedo a no ser suficiente, miedo a decepcionar al otro, miedo al abandono, miedo a que me dejen de querer, miedo a quedarme sola. Todos están relacionados y se retroalimentan entre sí.

Cómo desactivar el miedo infundado a estar solas

Para no dejarnos controlar por los miedos, para que no nos frenen ni nos amarguen la vida, hay que tener muy claro que lo nuestro no es un problema personal, sino colectivo: a las mujeres nos quieren muertas de miedo para que busquemos un hombre que nos acompañe.

Y la mayor rebeldía es nutrir y cuidar a nuestra gente, fortalecer todas las relaciones amorosas que tenemos en nuestra vida, las antiguas y las nuevas. Saber rodearnos de gente a la que queremos apoyar y ayudar, y que sabes que estaría dispuesta a ayudarte a ti también. Rodearte de la mejor gente: gente que sabe querernos bien y cuidarnos bien. Gente con la que nos divertimos y aprendemos, gente con la que podemos ser nosotras mismas, gente con la que nos sentimos libres y queridas.

Y si hay compañeros que quieran querenos bien, estupendo. Y si no los hay, estupendo también: son una pieza más de la red afectiva, nunca pueden ser el centro de ella. Los amores románticos van y vienen, los demás amores siempre permanecen (si los cuidamos bien y los regamos a menudo).

Rodeada de gente amorosa nunca tendrás miedo a estar sola: podrás disfrutar de tu soledad sabiéndote querida por tanta gente.