Si te sueles levantar con hambre, desayunas poco y a media mañana vuelves a tener hambre, quizá te interese hacer un desayuno un poco más completo que te sacie y te dé energía para toda la mañana.

Desayunar bien no tiene por qué significar levantarte una hora antes, y a veces ni siquiera planificar. Yo también tengo épocas en las que no tengo tiempo ni de desayunar, así que me voy inventando cosas sobre la marcha. Cojo una fruta, un puñado de frutos secos, o las sobras del día anterior, unas rebanadas de pan… Algo que me guste, me llene y sea fácil y rápido.

Hoy os cuento algunas de mis ideas de desayuno para esos días ajetreados.

1. Desayunos con frutas de temporada

Un plátano, mandarinas, manzana, pera, nísperos… las frutas y verduras que estén de temporada. Elige frutas fáciles de pelar si quieres ahorrar tiempo, o cuya piel sea comestible (como las manzanas y las peras).

Una o dos piezas de fruta llenan bastante. Los zumos y batidos, no tanto. Así que mejor tómate piezas enteras, que no tardas nada y no requiere esfuerzo ni saber cocinar.

Si te parece poco, come también un puñadito de frutos secos. Nueces, almendras, pipas de calabaza, anacardos, pistachos… lo que tengas y te guste. También te los puedes llevar para comer por el camino o en el trabajo.

2. Tostadas para empezar el día

Es lo más fácil después de la fruta. Corta unasrebanadas de pan del día anterior en diagonal para que sean más grandes y tuéstalas en la tostadora o en la sartén a fuego medio. Si tienes pan de molde integral, también sirve.

Para las tostadas puedes comprar panes grandes, cortarlos en rebanadas y congelarlas, así tendrás siempre algunas disponibles. Solo tienes que sacarlas y ponerlas directamente en la tostadora o en la sartén. No es necesario dejar que se descongelen, lo harán con el calor al cocinarlas.

Si la tostada sola te parece poco, vístela con algo. Un chorrito de aceite de oliva y una pizca de sal son suficientes, sobre todo si es un aceite que te gusta, con mucho aroma.

Si tienes por ahí algún tomate suelto puedes rallarlo y untarlo en la tostada. Sé que es tentador usar tomate triturado de lata, pero no te sabrá tan bueno. ¡Ojo, que si te gusta no hay problema!

Puedes ponerle más cosas a tu tostada. Hummus, guacamole, lonchitas de aguacate, mantequilla de cacahuete, plátano en rodajitas, chocolate… usa lo que tengas en casa y te apetezca.

3. Avena, muesli y compañía

Si prefieres un desayuno de cuchara, la avena y el muesli son muy buenas opciones. Tienes ambas cosas en cualquier supermercado, también sin azúcares añadidos, que es lo más recomendable.

En lugar de ponerte la bebida vegetal en un vaso, ponla en un bol. Échate cacao, café o lo que quieras (o nada, la bebida tal cual) y un buen puñado de avena o muesli. Si te gusta blando y caliente, ponlo 1 minuto al microondas o 3 minutos a fuego medio-bajo en un cazo.

Estos desayunos llenan bastante, pero puedes añadir más ingredientes para hacerlos más sabrosos y cargados de nutrientes. Por ejemplo un puñado de frutos secos, unas frutas cortadas en daditos (o tal cual si son pequeñas, como las frambuesas, moras, grosellas y arándanos). Para más sabor añade canela, vainilla, chocolate negro rallado, coco rallado, etc.

4. Ideas paras tus bocadillos

Si nos apetece desayunar un bocadillo, podemos hacerlo rápidamente también. Al fin y al cabo es como unas tostadas pero con un relleno un poco diferente. A un sándwich le puedes poner lo que quieras, tanto salado como dulce.

Dentro de los dulces tenemos ingredientes que quedan genial con el pan tostado: mantequilla de cacahuete, chocolate negro, plátano, fresas, nata de coco, piña marcada al grill, mango, manzana…

Prueba a hacerte un sándwich de mantequilla de cacahuete con plátano en lonchas, o con fresas en trocitos. Por encima puedes ponerle frutos secos picados, nata de coco o chocolate rallado. Ciérralo con el otro pan y tuéstalo todo junto.

Los sándwiches salados son los más comunes y seguro que tienes un montón de cosas que puedes usar. Ensaladas de bolsa, canónigos, rúcula, tofu (con tofu ahumado quedan mejor aún), seitán en lonchas, hummus, guacamole, tomate fresco en lonchas, zanahoria rallada, espárragos blancos en conserva, brotes de soja, de alfalfa o de rabanitos, ensaladilla (si te ha sobrado del día anterior), aguacate, mantequilla de cacahuete (que ambos valen tanto para dulce como para salado)...

Si quieres que tenga una mezcla de texturas crujientes y cremosas, tuesta el pan una vez montado el sándwich y usa alguna crema para el relleno, por ejemplo aguacate machacado con un tenedor o un hummus de garbanzos o de alubias.

Si el problema es el tiempo y no puedes más que montar el sándwich y comer o llevar, pon un poco de todo lo que tengas en la nevera y hazte un sándwich de 2 o 3 pisos, con lechugas, cremas o patés vegetales y si puedes, unas lonchas de tofu, seitán o tempeh.

Las sobras de otros platos también pueden quedar deliciosas entre panes, solo hay que cuidar que no sean cosas muy secas (no vas a hacerte un sándwich solo con arroz cocido) o de trozos muy grandes.

Las sobras de currisy guisos se pueden machacar con el tenedor, especialmente si tienen patata, para hacer un relleno supersabroso y original (por ejemplo un curri de patata y boniato).