Cuando tenemos pendiente resolver algún bloqueo o conflicto emocional nuestro inconsciente nos avisa enviándonos señales como miedos, fobias y obsesiones.

Si se profundiza un poco, se puede ver cómo muchos de estos problemas están conectados con emociones y con patrones erróneos interiorizados en el pasado. Trabajar con ellos, ayuda a solucionar nuestros traumas de forma más rápida y eficaz.

¿Por qué nos avisa el inconsciente?

Como la mente no puede hablarnos directamente o enviarnos un whatsapp, se comunica con nosotros a través de símbolos que debemos comprender e interpretar. Estos mensajes pueden tomar la forma de crisis de ansiedad, de fobias, de obsesiones, etc.

Nuestro yo interno, aquel que sabe la verdad, nos indica que estamos siguiendo un mal camino y que, para deshacernos de nuestro malestar, debemos cambiar algo. Al principio, pueden aparecer pequeñas preocupaciones o miedos.

¿Qué pasa si no escuchamos esas señales?

No se les suele dar importancia y la persona, evitando algunas situaciones molestas, puede seguir haciendo vida normal. Con el paso del tiempo, como la tensión emocional de fondo sigue presente, el problema puede ir aumentando y extendiéndose a otras áreas para seguir avisándonos de que tenemos un asunto pendiente de resolver.

Por ejemplo, una fobia a volar puede evitarse fácilmente viajando en tren o en autobús, pero, si no es resuelta, este miedo a volar puede ir extendiéndose al tren o a cualquier otro tipo de vehículo, volviendo cada vez más difícil la vida de la persona.

Otro ejemplo puede ser la agorafobia. En sus comienzos, puede manifestarse como un miedo “llevadero” a estar en un determinado lugar publico. Si el problema emocional de fondo no se resuelve, el malestar va creciendo y ampliándose hasta el punto de reducir la movilidad de la persona al espacio de su casa. Confinada en su hogar, si se queda sola, sin una compañía que le proporcione seguridad, acabará sufriendo terribles crisis.

¿Qué intenta decirnos el inconsciente?

No existe un diccionario de síntomas que los relacione directamente con el problema de fondo, esto depende de cada persona. Para algunas, puede estar conectado con la necesidad de tener el control o, para otras, puede relacionarse con el no querer estar solas o con el miedo a la muerte.

Cada persona debe trabajar en su propia historia para entender la simbología del síntoma y el mensaje que quiere enviarle su inconsciente.

En los ejemplos que he citado, el agravamiento de los síntomas debe ser comprendido como el grito desesperado del inconsciente para advertirle a la persona que, para resolver su malestar, necesita urgentemente sacar y sanar las emociones reprimidas del pasado.

¿Qué hacer ante estas obsesiones, miedos o fobias?

En casos muy graves, durante algún tiempo, la persona, para poder llevar una vida, más o menos, normal, puede necesitar el respaldo de alguna medicación. Pero este apoyo psiquiátrico, siempre debe ir acompañado de una psicoterapia que ayude a descifrar las causas ocultas que mantienen y agravan el problema.

El trabajo, en terapia, consiste en mirar más allá del problema y buscar las emociones subyacentes para comprender qué miedos habitan bajo el síntoma. Estas emociones nos ayudarán a conectar con el pasado y con las situaciones que necesitan ser sanadas.

Dependiendo de la historia de la persona, podemos encontrar miedos a ser abandonados, a no ser queridos, a ser agredidos, a morir, etc. Cualquier necesidad de la infancia que no haya sido cubierta, puede estar buscando su compensación y su sanación a través de los síntomas actuales.

Como norma general, cuando la persona va sanando sus emociones pasadas y se ocupa de procurarse los cuidados que no tuvo en su infancia, los síntomas comienzan a remitir y los miedos presentes desaparecen.

Cuando ya no existe una emoción subyacente que necesita ser sanada, el inconsciente ya no necesita seguir avisando del problema y el mensaje ya no es necesario. Entonces, la manifestación del problema emocional (fobia, ansiedad, etc.), poco a poco, va desapareciendo.