Elva Abril, periodista y divulgadora especializada en autoconocimiento y astrología, acaba de publicar su primer libro Los doce códigos del amor” (Ed.Grijalbo). “Lee el cielo con los pies en la tierra”, dice Elva en la portada de su libro. Hablamos con ella para que nos cuente cómo la luna, según esté en nuestra carta natal, nos revela las heridas infantiles y cómo esto influye en nuestras relaciones amorosas.

En Cuerpomente tenemos muy presente el calendario lunar biodinámico que, según la fase de la luna, propone los mejores días para sembrar y cortar el pelo para que crezca más sano, por ejemplo. Sin embargo, Elva Abril nos enseña que la luna también nos da pistas sobre cómo sanar las heridas, encontrar pareja o incluso para conocernos mejor.

–Pensábamos que el planeta del amor era Venus y, leyendo tu libro, descubrimos que hay que considerar a la Luna. Cuéntanos.
–Venus nos habla del amor adulto, del intercambio equilibrado entre dos personas sanas que dan y reciben en igualdad. Pero no podemos acceder a Venus si primero no hemos sanado a la Luna, que son nuestras heridas infantiles, esas que nos hacen vincularnos desde el miedo, desde la necesidad y la desesperación. ¿Verdad que si te duele mucho la cabeza no puedes estar por nada más? Pues aquí igual, si algo duele corremos el riesgo de que eclipse a todo lo demás y nos convirtamos en niños relacionándonos.

–Dices que trasladamos a nuestra pareja lo que no está resuelto con nuestros padres…
–La niñez es esa etapa donde vivimos por primera vez las cosas y por eso vamos creando un patrón base que luego repetiremos de adultos. Déjame ponerte un ejemplo. Imagina que tu madre hubiera sido muy exigente cuando eras pequeña. Tu mente creará una relación entre amor y exigencia y te dirá algo así como: “cuando hay amor hay exigencia”. Por eso, de mayor irás de cabeza a buscar personas para las que no seas suficiente, rechacen una aparte de ti o sean autoritarias. Porque así revalidas tu patrón base, es tu zona de confort, es lo que conoces. Aunque eso ni te haga feliz ni te convenga.

–La luna nos da pistas de las creencias que se han ido instalando desde la niñez…
–Exactamente. Pero fíjate qué interesante. Dos hermanos pueden tener patrones lunares distintos, porque lo que sentimos no es objetivo. Imaginemos unos papás de dos hijos que trabajen mucho y uno de los niños puede interpretar que le faltan y el otro que así puede hacer lo que quería. El primero pensará “donde hay amor hay ausencia”, mientras que el segundo pensará “donde hay amor hay libertad”.

El primero será un imán para relaciones donde el otro no esté presente (que no se quiera comprometer o que no esté disponible del todo) y el segundo procurará relaciones donde la libertad sea el máximo valor (que no le agobien o incluso una relación a distancia).

–Hablamos del patrón principal, cómo nos afecta y cómo se puede reprogramar para llegar a disfrutar de unas relaciones más sanas…
–Aquí está lo interesante. Al final todo es un tema de creencias y como tales se pueden reprogramar. Si tus padres estuvieron ausentes para ti lo que no puedes hacer es seguir estando ausente para ti misma y seguir el patrón como, por ejemplo, pasarte el día priorizando a los demás. La ausencia se equilibra con presencia. Cuando más atenta estés a tus necesidades y atiendas a tus problemas sin evadirlos, más conseguirás que tu mente entienda que donde hay amor hay presencia y eso creará en los vínculos con los demás.

–Dices en tu libro: "cuando las heridas están abiertas, mandan ellas; cuando están cerradas, mandas tu". ¿Cómo nos ayuda aquí la luna?
–Si uno no es consciente de sus nudos internos vivirá en piloto automático y el miedo tomará las decisiones, por eso los patrones se repiten. Eso no puede pasar bajo ningún concepto porque entonces somos niños en una vida adulta. Y tanto la vida como las relaciones son terrenos adultos. Cuando vemos cuál es nuestra tendencia a interpretar las cosas, qué nombres y apellidos exactos llevan nuestras heridas, entonces es cuando podemos modificarlas. Y allí ya no es el miedo quien decide sino tú.

–¿Hay algo en común en relación a los aspectos que aporta la luna según si es creciente, menguante, llena… ?
–La Luna llena, por ejemplo, aunque parezca muy romántico para la mayoría no es un aspecto favorable en astrología psicológica. Si el Sol y la Luna están en oposición significa que buscan cosas muy distintas y hay que conseguir que convivan. En esos casos las personas suelen debatirse entre si son ellos mismos pero se arriesgan a no ser queridos, o hacer lo que más va a gustar a los demás aún a riesgo de perder identidad y renunciar a lo que verdaderamente son.

–¿Qué te ha motivado a escribir este libro con la luna como protagonista?
–¡La indignación! jajaja Me parece una barbaridad que en la escuela nos enseñen tantas cosas que nunca vamos a usar pero nadie nos hable de inteligencia emocional cuando es algo que vamos a necesitar todos los días de nuestra vida. Al final todo es una cuestión de relaciones, empezando por la que tenemos con nosotros mismos, con nuestros padres, amigos, clientes, jefes…

¡La mayoría de parejas que conozco son un desastre! pero es que cuando doy charlas en las empresas el problema más común es de convivencia entre empleados y de falta de identificación de talentos. Volvemos a lo mismo: la mayoría de gente elige profesión buscando seguridad, pero no por una verdadera motivación. Algunos ni siquiera saben qué quieren, porque el miedo a que eso no sea lo correcto ha cortado el propio flujo de escucha. ¡Es un desastre! Hay que cambiar eso como sea y la verdad es que tanto las escuelas como las empresas se están poniendo mucho las pilas pero aún falta muchísimo por hacer.