"Cuando Dina murió, teníamos que tomar una decisión: comprar nuevos animales o cambiar de rumbo". Dina era una tigresa que había vivido 20 años en el circo Bouglione. Falleció por causas naturales hace cinco y, tres semanas después, lo hizo su compañero Madras.

Sus muertes marcaron un punto de inflexión en el circo. "Se nos rompió el corazón", explica Sandrine, su copropietaria. "Nos dimos cuenta de que nos dieron mucha felicidad, pero... ¿les dimos felicidad a cambio? No, lo que hicimos fue encarcelarlos".

Por pura empatía

A Sandrine siempre le fascinaron los animales. Se crió entre leones, tigres, elefantes... A los ocho años comenzó a entrenarlos en el famoso –y ya cerrado– Ringling Brothers and Barnum & Bailey Circus. "Teníamos mucho respeto a los animales, el problema es que tenerlos era irrespetuoso. Nos habían enseñado que enjaular animales era normal, pero no lo es".

La muerte de Dina y Madras hizo que Sandrine viera la situación "desde el punto de vista de los animales". Al cambiar su perspectiva, ella y André-Joseph, su marido y fundador del circo, decidieron dejar de entrenarlos. Para ambos fue muy duro. Querían seguir entreteniendo a la gente, pero de forma que fuera compatible con sus valores. Por eso, el archiconocido y tradicional circo Bouglione comenzó un tour con un show renovado, sin usar ningún animal.

Pioneros en Francia

La decisión del Bouglione provocó la ira del gremio circense francés, y su situación se volvió muy violenta. Pero también despertó el interés y apoyo de organizaciones animalistas, y les hizo darse cuenta de todo lo que tenían en común con ellas. Fueron conscientes de que podían concienciar a través del ejemplo y tener un verdadero impacto.

Escribieron un libro: Contre l’exploitation animal (Ed. Tchou), y empezaron a dar forma al ÉcoCirque, su nuevo proyecto. Un concepto de circo renovado "no solo ‘sin’ animales, sino ‘para’ ellos". Este nuevo concepto de circo nace del sentimiento de Sandrine y André de "querer devolver a los animales parte de todo lo que nos han dado". Un porcentaje de los beneficios recaudados se destinarán a organizaciones de conservación de animales salvajes.

El ÉcoCirque, que empezará su primer tour a finales de 2019 en Estrasburgo y continuará por diferentes ciudades europeas, busca darle al circo "una nueva dirección", adaptándolo a los nuevos tiempos. Sandrine afirma que "el 67 % de la población francesa quiere que deje de haber animales en circos" y que no tiene sentido "ir contra su sensibilidad". Por eso, el ÉcoCirque se concibe como "un entretenimiento popular al servicio del planeta".

Solidaridad con la naturaleza

Además del espectáculo, el ÉcoCirque contará con charlas, una villa con artesanos locales y ecológicos y hasta comida con opciones veganas. Se emplearán energías renovables para su funcionamiento y por cada entrada comprada se plantará un árbol.

El ÉcoCirque es la historia de cómo se deconstruyen mentes y reconstruyen sueños. De cómo adaptar un proyecto a unos valores. Es un ejemplo de evolución, empatía, valor y, sobre todo, de amor por los animales.

La ola se extiende

En los últimos tres años, Baleares, Catalunya, Galicia, Murcia, La Rioja, Valencia, Extremadura y 470 municipios españoles han prohibido el uso de animales salvajes en circos.

Madrid se sumó en febrero a los 65 municipios de la comunidad autónoma que solo permitirán la entrada a los circos sin animales salvajes.

Algunos países ya han ido un paso más allá. Austria, Bolivia, Grecia y Malta han prohibido el circo con animales, sean salvajes o domesticados.