Reducir el consumo energético siempre ha suscitado interés en los hogares más concienciados medioambientalmente, pero el hecho de sufrir una factura de la luz en máximos históricos ha generalizado y aumentado la preocupación por este tema y sus posibles soluciones.

Y no es para menos, porque las casas actuales están invadidas por aparatos eléctricos. Desde el timbre de la entrada hasta el despertador al lado de la cama, siendo la cocina el lugar más equipado de todo el hogar. Se estima que la calefacción y los electrodomésticos (con el frigorífico a la cabeza) son las principales fuentes de consumo y gasto energético del hogar y donde más habrá que incidir si queremos ahorrar.

1. Lo primero, entender la factura de la luz

En la actualidad existen auditorías energéticas que nos asesoran para conseguir un hogar más eficiente, pero también podemos ocuparnos nosotros mismos prestando mucha más atención que antaño a todos los detalles.

Empezamos revisando la potencia de nuestro contrato de electricidad, porque buena parte del importe de la factura depende de ello. Los expertos en eficiencia energética aseguran que, si nunca han saltado “los plomos” (el diferencial) en tu hogar, hay margen para bajar al menos un tramo. Precisamente el objetivo de la campaña Bájate la potencia (www.bajatelapotencia.org) es concienciar sobre este punto.

Paralelamente, debemos elegir la tarifa de la luz que más nos conviene según nuestros usos y horas de estancia en casa. En caso de tener tarifa con discriminación horaria, la mayor parte del ahorro se puede conseguir trasladando el consumo a la noche y sobre todo al fin de semana. Existen comparadores online de tarifas de gas y luz que nos facilitarán esta tarea.

2. Reducir el gasto en calefacción

Los meses de invierno, la calefacción se convierte en uno de los mayores gastos de muchos hogares, lo que nos obliga a hacer un mejor uso y revisar el aislamiento de todo el conjunto para evitar que la energía se escape a través de techos, paredes, puertas y ventanas. Aspectos que podemos tener en cuenta son los siguientes:

  • Podemos dotar de burletes o aislantes a puertas y ventanas
  • Instalar sistemas de doble acristalamiento con rotura de puente térmico en las ventanas
  • Bajar las persianas y cerrar las cortinas por la noche
  • Elegir cortinas gruesas.
  • Hacer un buen mantenimiento de todos los radiadores de la casa.

Consejos para la climatización en invierno y en verano

  • Ventilar diariamente para que se renueve el aire interior, pero no más de 20 minutos para evitar pérdidas de calor.
  • Aprovechar la energía del sol permitiendo que entre en las estancias de día y cerrando cortinas y persianas de noche.
  • Instalar termostatos de calefacción y aire acondicionado para desconectarlos a determinadas horas y ajustar la temperatura adecuada. Cada grado más implica más gato energético.
  • Vestir adecuadamente a la estación del año. Estar con poca ropa en pleno invierno sale caro.
  • Mejorar el rendimiento de los radiadores evitando que estén tapados. Poner paneles reflectantes entre la pared y el radiador disminuye la pérdida de calor.
  • Optar por toldos o contraventanas cuando hace calor, no abusar del aire acondicionado y crear corrientes de aire fresco en casa.

3. Utilizar los electrodomésticos con más eficiencia

Elegir electrodomésticos con la etiqueta de máxima eficiencia energética es una buena inversión que nos asegura ahorrar en la factura de la luz a medio plazo, pero también podemos realizar otras acciones como mantenerlos bien limpios y usar programas que funcionen a temperaturas bajas (ya que calentar agua aumenta considerablemente el consumo) como los programas ECO del lavavajillas o lavar la ropa a menos de 40º.

Si tenemos que priorizar, hay que poner foco en el frigorífico porque puede llegar a acaparar el 30% de todo el consumo de los electrodomésticos.

  • Elige un modelo del tamaño adecuado a tus necesidades. Evita extras como los dispensadores de agua y hielo en la puerta de los frigoríficos porque estos accesorios pueden suponer hasta un 20% más de gasto.
  • Cuida el lugar de colocación (alejado de fuentes de calor y con bastante espacio alrededor). Dejar unos 5 cm de ventilación alrededor. Limpiar una o dos veces al año la parte trasera y baja para asegurar una buena circulación del aire.
  • Controla el termostato (se recomienda 4-5 ºC para el frigorírico y -18 para el congelador). Cada grado de menos puede suponer un incremento de más del 5% del consumo energético.
  • No introduzcas alimentos calientes en el interior.
  • Asegúrate de que las gomas de la puerta están cumpliendo su función (tienen que hacer ventosa).
  • Desconecta y deja abiertas las puertas de congelador y la nevera cuando te vayas de casa una temporada larga.

Por otra parte, hay que evitar los consumos en stand by: todos los aparatos enchufados están consumiendo permanentemente, estén o no funcionando. Para evitarlo se pueden instalar regletas con interruptores o desenchufar los aparatos.

4. Poner bombillas de bajo consumo

La iluminación es otra partida de gasto destacable y para economizar debemos considerar el apagar las luces cuando no son necesarias y elegirlas de bajo consumo. Las de tecnología LED son las más duraderas y las que menos electricidad consumen. Por otra parte, conviene mantener las bombillas limpias.