Durante siglos el Tíbet fue un territorio inaccesible para los occidentales, a excepción de unos pocos exploradores que relataron sus andanzas por el misterioso "País de las nieves".

Elevadas montañas, nómadas en medio de un clima riguroso, monjes que vivían dedicados a la oración y meditación en sus monasterios, la impresionante vista del palacio del Potala en Lhasa... tales eran las imágenes que empezaron a despertar el interés tanto de aventureros como de sinceros buscadores espirituales.

Siendo el techo del mundo un lugar geográficamente replegado en sí mismo, los avatares de la historia provocaron un inesperado y radical cambio.

Breve repaso por la historia del budismo tibetano

La invasión del país por parte de la China comunista en 1950, uno de los mayores genocidios del siglo XX, provocó un éxodo masivo encabezado por el Dalai Lama, junto a grandes lamas (maestros espirituales) y sencillos tibetanos.

Una de las consecuencias diríamos positivas de esta desgracia humana y cultural es que el budismo tibetano, antes centrado en la región himaláyica, hoy sea accesible para los occidentales.

Muchas personas simpatizan hoy con la causa del Tíbet, para otras el Dharma1 y sus valores espirituales son fuente de inspiración, y otras incluso se dedican a su práctica.

Numerosos centros dedicados a la cultura tibetana y a su forma de budismo ("vajrayana") se hallan esparcidos por el mundo, también en nuestro país, donde tenemos la suerte de contar en Barcelona con la Casa del Tíbet.

La carismática figura del Dalai Lama es muy conocida, al igual que los risueños rostros de los monjes vestidos de rojo y azafrán.

Pero hay que recordar que no todos los lamas o practicantes del Dharma son monjes, como en la orden encabezada por el Dalai Lama (los Gelugpa) que sí es eminentemente monástica.

Hay otros linajes: el más antiguo es el Nyngma, iniciado por Padmasambhava (también llamado Guru Rinpoche, "Precioso Maestro"), que introdujo el budismo en el Tíbet (siglo VIII) y que se caracteriza porque suele estar formado por practicantes casados, a menudo con linajes espirituales que se transmiten dentro del seno familiar.

Como el destino quiso que un reconocido Lama nyngmapa estuviera impartiendo enseñanzas cerca de la ciudad catalana de Vic en plena naturaleza (Mas Soronells), nos pareció oportuno pedirle una pequeña entrevista, a lo que accedió amablemente.

Namka Rinpoche: un lama reencarnado difundiendo el budismo en Occidente

Namkha Rinpoche ha recibido toda su educación en Tíbet, primero a través de su padre y luego con renombrados maestros. Hace relativamente pocos años que reside en Europa, donde con su dinamismo ha creado varios centros de la denominada "Comunidad Rigdzin".

Frecuentemente está viajando e impartiendo enseñanzas e iniciaciones. Nos recibe sentado en la sala de la antigua masía, vestido con ropas tradicionales y el largo cabello recogido en la nuca.

–Para empezar, cuéntenos algo de su infancia en el Tíbet.
–Nací en el año 1967 en la región oriental llamada Kham. En ese momento el Tíbet pasaba por graves dificultades. Los chinos habían invadido el país y la opresión, tanto civil como religiosa, era muy grande y no había ningún tipo de libertad. Algunos lamas habían logrado escapar, otros fueron asesinados o encarcelados. Casi podría decirse que el Dharma había desaparecido, no podía hablarse de budismo ni pronunciar un simple mantra tan arraigado entre nosotros como "Om mani padme hum".

Nací pues en un momento de especial dificultad, pero gracias a mis padres pude permanecer en contacto con nuestra tradición espiritual. Mi padre no sólo era budista, sino también practicante tántrico (ngahpa) desde muchas generaciones atrás (yo soy el decimoctavo de ese linaje) y con gran esfuerzo consiguió seguir todo tipo de actividades relativas al Dharma en secreto. Gracias a ello pude familiarizarme con el budismo desde muy pequeño. Empecé a practicarlo de manera intensa a partir de los 7 años. A la edad de 13 ya comencé a impartir enseñanzas y lo he seguido haciendo hasta ahora.

Se preguntarán quizá si a todos los tibetanos les pasa lo mismo, pero no siempre sucede así, claro. Mi particularidad es que desde muy pequeño diversos lamas vinieron a verme diciendo que era un tulhu (lama reencarnado) y querían ocuparse de mí y llevarme a su monasterio. Pero mi padre se mantuvo firme y prefirió ocuparse personalmente de mí.

Un objetivo: contribuir al bien común

–Y fue reconocido como "Rinpoche", o lama reencarnado...
–Sí, años después vino un gran lama, Dilgo Khyentse, y al verme me reconoció como la reencarnación de un lama llamado Trak Ngak Lingpa y me dio mi actual nombre de Rigdzin Namkha Rinpoche. Por su parte, Penor Rinpoche, cabeza de los nyngmapa, también me reconoció como una nueva manifestación de un reconocido lama del Kham y por eso me dieron la responsabilidad de ocuparme de su monasterio, importante en la región, y sus 700 monjes. Pero, más allá de estos detalles, lo importante es que procuro que mis actividades contribuyan al bien de todos los seres. Y parece ser que en vidas pasadas he podido acumular el suficiente mérito para ser lama en ésta.

–¿Cómo vino a Occidente?
–Cuando vivía en el Tíbet, desde los 7 a los 30 años, estuve haciendo muchos retiros y dando enseñanzas. Estudié allí con grandes lamas de esa época, aunque sería largo que les diera ahora la relación completa. Pero con todos ellos estudié y medité sus enseñanzas. En el año 1998 decidí escapar desde la capital Lhasa a pie hasta la India, y allí permanecí varios años. Después fui a Suiza, donde pedí asilo, y ahora, gracias a la bondad de ese gobierno, tengo los papeles en regla y mi situación es la de refugiado político. Como soy un lama, no tengo conocimientos para poder trabajar en una oficina o algo semejante, ni tampoco parece que tenga el karma de ser carpintero o artesano. El karma que sí tengo es el de trabajar para dar paz a la mente de las personas, ayudándoles a cambiar un estado mental infeliz por otro más feliz, que es algo que he hecho desde hace muchas vidas y sigo haciendo en Occidente.

–¿Cómo explicaría, en pocas palabras, qué es el budismo?
–De manera resumida, el camino del budismo tiene dos aspectos principales. Uno es la visión que podríamos llamar filosófica y que se denomina "interdependencia" (de todos los fenómenos); el segundo corresponde a la conducta y se llama "compasión infinita".

"Si tu maestro aún no se ha liberado en buena parte del sufrimiento, difícilmente logrará sacarte del tuyo."

El budismo en occidente: obstáculos culturales en una búsqueda universal

–¿Cuáles son las dificultades de la mentalidad occidental para practicar el Dharma?
–Como siempre digo, entre occidentales y orientales hay grandes diferencias. Nosotros ya nacemos dentro del budismo. Eso es así desde el principio, por lo que no necesitamos cambiar de mentalidad. Ustedes nacen en medio de una sociedad con otras costumbres y ajena al budismo. Tienen ya una forma de pensar muy arraigada. Esa es la dificultad, cambiar tales tendencias y costumbres. Pero en el fondo no hay ninguna diferencia, todos somos seres humanos y tenemos los mismos anhelos. Ustedes quieren ser felices, nosotros también; ustedes no quieren sufrir, tampoco nosotros.

–¿Cuáles son los motivos de que deseando la felicidad no la consigamos?
–El problema radica, según el budismo, en una visión distorsionada de la realidad, debido principalmente a las emociones negativas que nos dominan. Lo diré de una manera muy directa y aparentemente contradictoria: la verdad es que si no quieres felicidad, no sufres. ¿Por qué sufrimos? Se sufre de querer felicidad y no encontrarla. Pero si uno no quiere felicidad no sufre tanto. El sufrimiento no tiene entonces una base para surgir. Y si no hay sufrimiento, ¿qué hay entonces? Felicidad. Por eso es importante tratar de buscar cada vez menos la felicidad. Cuanto menos se busque la felicidad , tanto menos se sufrirá. Y cuanto menos se sufra más naturalmente se conseguirá verdadera felicidad. Esto se puede explicar con mayor detalle, pero en forma sucinta es así.

"Si uno no quiere felicidad no sufre tanto. Y si no hay sufrimiento, ¿qué hay? Felicidad."

–¿Qué es lo que hace que un ser humano sea tal y no hay que perder nunca de vista?
–Un nacimiento como ser humano es algo muy precioso y difícil de conseguir. Con un cuerpo humano tenemos la posibilidad de practicar el Dharma y alcanzar la iluminación, lo que por ejemplo los animales no pueden hacer. También hay que decir que para utilizar bien la vida humana es importante tener un buen maestro que nos guíe. Primero hay que examinarlo bien. Si todavía no se ha liberado en buena parte del sufrimiento, difícilmente logrará sacarte a ti del tuyo . Pero si ese maestro demuestra tener menos sufrimiento y está en un camino puro, te ayudará a lograrlo. Hay muchas tradiciones espirituales, y en realidad todas las religiones son buenas, aunque sus practicantes no sean todos buenos. También entre los maestros espirituales los hay mejores y peores. Pero es muy importante encontrar un maestro, en la religión que uno quiera, que sea bueno y auténtico. Entonces la vida tendrá sentido. Pero estando solos, sin un maestro cualificado, difícilmente podemos lograrlo.

–Se comenta que en uno de sus retiros estuvo en una pequeña isla en medio de un lago y también que ha peregrinado al Kailash2 ¿qué significaron esas experiencias? ¿Fueron duras?
Tengo ahora 40 años y en verdad puedo decir que el tiempo más feliz de toda mi vida fueron esos dos años en el lago [gran sonrisa...]. También fue una experiencia feliz subir al Kailash, lo que he hecho en tres ocasiones y realizando 13 vueltas o horas cada vez.

–¿Cómo ve el futuro del Dharma en Occidente, se consolida de manera correcta?
–Creo que irá bien. Ahora los occidentales practican el Budismo un poco como niños que juegan. Pero no es su culpa, hace relativamente poco tiempo que tienen conocimiento de estas enseñanzas. Lo más difícil para los occidentales es disminuir un poco su orgullo. Cuando conocen algo de budismo ya creen saber mucho y se vuelven engreídos. Es importante practicar con cierta humildad. El budismo no es algo tibetano en sentido cultural, sino una práctica para seres humanos sea cual sea su origen. Y para que el Dharma se transmita de forma correcta y dé sus frutos debe permanecer auténtico, sin mezclarlo con elementos ajenos, y en armonía con los textos y la tradición.

NOTAS

(Los entrevistadores agradecen la inestimable colaboración de Andrés Larrain para la traducción tibetana)

l Dharma es una palabra de origen sánscrito que significa "Verdad" o "Camino" y que suele usarse casi como sinónimo de budismo (también denominado en ocasiones "Buddha-dharma"). [Volver]

2 Montaña sagrada para cuatro religiones (hinduismo, budismo, jainismo y bon), de 6.638 metros de altitud y de donde surgen algunos de los ríos más largos de Asia. Ascender en peregrinación es difícil (los tibetanos suelen ir realizando postraciones) y los 52 km finales (kora) pueden precisar cuatro días, pero suponen una gran bendición espiritual. Como signo de respeto, no está abierta al alpinismo. [Volver]