Freud afirmaba que la negación es el principal mecanismo de defensa de la mente humana. El no permite poner límites al otro y ofrece un refugio perfecto donde parapetarse para no exponerse al peligro, para no cambiar uno mismo ni sus creencias.

Decir sí permite fluir por fin con el devenir de la vida, trabajar en equipo, entregarse a una pareja, disfrutar de un orgasmo, aceptar a los demás... ¿Te atreves a hacer un sencillo ejercicio de decir sí durante un día?

Por qué decimos que no a todo

Cuando mi hija tenía dos años y atravesaba la conflictiva edad del no, se negaba -con su pataleta correspondiente- a entrar en la bañera. Minutos después, con la misma cerrazón, se oponía a que la sacara de ella.

Era su forma de reafirmarse, de descubrir paulatinamente su poder y de crearse una identidad. Y es que hasta cierto punto el carácter existe gracias a decir no. El no puede considerarse el alma del ego.

Tal vez por eso en la edad adulta se puede seguir afrontando la vida con una actitud similar. La queja ante lo que propone el afuera puede ser constante y decir no por sistema se puede convertir en la forma principal de definirse ante los demás y ante el mundo.

A veces una persona se obstina en mantener este no inmovilista pleno de orgullo, mezcla de miedo y resistencias, de ideas preconcebidas, de necesidad de mantener el control y el poder ante los demás. Esa actitud le impide ver todo lo bueno que le propone la vida.

Bastaría con abrirse a ese mundo que le rodea para comprobar que las cosas son más fáciles de lo que se imagina y que se puede aprender y crecer con menos esfuerzo.

Los "síes" que atraen la felicidad

  • Sí a la vida. Empieza el día celebrando que estás vivo, que respiras, que estás sano, con una actitud receptiva a lo que lá jornada te deparará. Antes de dormir, vacía esas experiencias, teniendo presente que la vida es finita. Repasa lo que has hecho y califica el día de 1 al 10.
  • Sí a los padres. Cierra los ojos e imagina que una de tus manos es tu madre y la otra tu padre y, poco a poco, sintiendo cada movimiento, llévalas unidas a tu corazón.
  • Sí a mi pasado. Escribe el relato de tu vida como si fuera una novela. Revisa el sentido que le has dado y pregúntate cómo podrías darle uno que ayudara a decir sí a todo tal como fue. Puedes cerrar los ojos y pensar en un hecho que te dañó y repetir: «Acepto aquello que sucedió, exactamente tal y como sucedió».
  • Sí al amor. Cuando rechaces a alguien o tengas un conflicto con él, escribe lo que sientes. Después ponte en el papel del otro y habla desde ese lugar. Intenta percibir su postura, su sufrimiento particular como ser humano y lo que puede enseñarte.
  • Sí al futuro. Cuando vayas a decir no a algo nuevo que llega a tu vida, pregúntate antes: "¿Voy al encuentro de aquello que realmente deseo o estoy huyendo?" Es importante aprender a definirse en positivo. No es lo mismo buscar pareja porque se quiere experimentar el amor que porque se necesita huir de la soledad. El no sólo detiene las conductas, pero es incapaz de crear un nuevo pensamiento, ya que el cerebro solo está orientado a cosas concretas. Es preferible definir la felicidad a base de cosas tangibles y evitar postergar el dirigirse a ellas.
  • Sí a la confianza. Cada vez que surja una dificultad en tu vida, intenta distanciarte del dolor y el miedo y pregúntate: "¿ Qué puedo aprender de esto?¿ Cómo puedo utilizarlo para crecer y madurar?" Atrévete a fluir y a no oponer resistencia.

¿Cuándo no decir no?

El no empobrece nuestra vida, convirtiéndose en un impedimento, cuando:

  • Bloquea y contrae el cuerpo e impide escuchar sus necesidades.
  • Critica "lo que es" en nombre de un modelo de lo que "debería ser".
  • Aleja del encuentro con lo diferente y no deja a la persona ponerse en lugar del otro para encontrar un punto de unión en vez de mantener la separación.
  • Evita definir en positivo la identidad de la persona y sus objetivos.
  • Niega las riquezas internas de cada uno que la educación lleva a esconder.
  • Es un escudo del miedo para no avanzar o resistirse al cambio y lleva a desconfiar del futuro.
  • Niega el pasado como fue y resigna a la persona.
  • Oculta el miedo al compromiso y a la entrega.
  • Impide fluir con lo que hay en el presente.

Un ejercicio sencillo: decir solo que sí durante un día

Propongo un juego nuevo: el día del sí. Se trata de ver qué pasa si acepto todo lo que ocurre hoy: las prisas de primera hora de la mañana, el atasco, las tensiones que hay en mi cuerpo, incluso si digo sí a ese compañero del trabajo que evito cuando me propone comer con él...

No voy a ofrecer resistencia y, cuando vaya a decir no a algo de lo que ocurre o a alguien, me detendré un momento para preguntarme: «¿Qué gano con este no? ¿Estoy huyendo de algo?»

Puede que alguien se sorprenda disfrutando de un día sin lucha. Para lograr este sencillo ejercicio, podemos antes reflexionar sobre diferentes aspectos.

1. Debemos aceptar la realidad

Byron Katie, una empresaria del sur de California, sufría una grave depresión que la mantuvo recluida en casa durante varios años hasta que un día comprendió que la causa de su mal no era tanto la realidad en sí como las creencias que se formaba respecto a ella.

Y es que a veces se tiende a contemplar el mundo como si este estuviera empeñado en defraudarnos, en no cumplir nuestras expectativas ni ceñirse a nuestros deseos o voluntad. Una desgracia o una simple decepción puede justificar el encierro a cal y canto en uno mismo y el decir no con obstinación a cada uno de los placeres de la vida.

"Me acostumbré. Es difícil no creerse superior cuando uno sufre", escribe Marguerite Yourcenar en Alexis o el Tratado del Inútil Combate.

Atreverse a decir sí con miedo es lo que permite cambiar, crecer, salir adelante, correr el riesgo de amar, de tener hijos, de abrirse a los demás...

A partir de estas reflexiones Katie creó un método para transformar las creencias personales hasta conseguir asentir ante la realidad tal cual es y abandonar la lucha estéril de intentar ajustar el mundo a nuestros deseos y juicios particulares.

"Soy amante de lo que es, no porque sea una persona espiritual, sino porque cuando discuto con la realidad sufro", asegura Katie, autora de Amar lo que es.

2. Debemos aceptar el pasado y abrirnos al futuro

Para Bert Hellinger, creador del método terapéutico de las constelaciones familiares, el secreto de la felicidad radica simplemente en encontrar el coraje para admitir la realidad exactamente tal como es.

"En cuanto puedo decirle sí a todo aquello que sucede, se convierte en una fuerza; en cuanto lo rechazo o lo perdono, quedo débil, me pongo por encima y a la vez quedo pequeño", afirma.

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En uno de sus talleres, Bert Hellinger proponía abordar así los problemas de pareja, una de las causas más frecuentes de infelicidad en nuestros días:

"Si tienes pareja, mírala y dile: 'Sí, te quiero tal como eres, exactamente tal como eres. Y soy feliz contigo exactamente tal como eres. Y digo sí a tu madre tal como es, exactamente tal como es. La quiero a través de ti y respeto su grandeza porque fue quien te dio la vida. Y lo mismo con tu padre. Y miro a tu familia y le digo sí a tal como es y a todo lo que ocurrió exactamente tal como ocurrió'".

¿Cuántas personas se atreven a dar el paso hacia este sí? Se trata del sí que da coherencia a la vida de pareja, un sí de entrega total, en lugar del si condicionado más habitual hoy en día.

Según Hellinger, la felicidad en todos los aspectos de la vida depende únicamente de un simple sí: el sí completo a la madre y al padre tal como son, exactamente tal como son y a todo aquello que se vivió a su lado. Afirma que de este sí depende el compromiso y amor por la vida de cada persona.

En los procesos de crecimiento personal se da un fenómeno paralelo: no se puede seguir avanzando sin decir sí a la parte de uno mismo que más se niega. Solo cuando alguien se atreve a afirmar que esa parte también le pertenece y le configura, a pesar del miedo y del rechazo que le causan, puede transformarla.

3. Es bueno aceptar las emociones negativas: decir sí a pesar del miedo

"Lo que cura es el asentir auténtico. Y sabré si lo es porque solo cuando soy capaz de decir sí de forma verdadera surge inmediatamente una enorme paz interior", señala Leonor Martorell, psicóloga especialista en la técnica de movimientos de energía y directora del Centro Dralagestalt.

Pero, ¿cómo se puede decir sí al dolor y al miedo? De entrada, negar el miedo y el dolor que implica crecer y vivir supone un esfuerzo vano. Seria como si los árboles se negaran a aceptar la violencia del viento al moverlos.

"Y no se avanza hacia este sí auténtico sin aprender a sostener el miedo y a seguir adelante a pesar del él. En muchas situaciones de la vida, para decir si hay que saber moverse entre la zona de seguridad y la zona de potencialidades.

Cuando se rebasan los límites de la zona de seguridad aparece el miedo, el miedo te indica el límite. Pero si, para no sentirlo, no osas rebasarla, tampoco avanzarás.

Saber manejar el miedo y atreverse a decir sí con miedo es al final lo que te permite cambiar, crecer, salir adelante, correr el riesgo de entregarte, de amar; de tener hijos, de abrirte a los demás", afirma Vicens Olivé, especialista en PNL.

"Sé por experiencia que a veces lo peor que te ocurre es lo mejor que te puede pasar. Yo he tenido dos episodios de cáncer y fue mi enfermedad la que me llevó a hacer terapia para vencer mi negatividad y ampliar mi forma limitante de interpretar la realidad.

Desde entonces, siento que soy como la pieza de un mosaico mucho más grande. He dejado de pelearme con la realidad y conmigo misma. Antes no podía soportar ser tan nerviosa. Me parecía contradictorio con una actitud espiritual. Un día me di cuenta de que precisamente por ser tan nerviosa e inquieta era capaz de atraer a tanta gente en todo lo que hago.

Para salir de la negatividad hay que bajar al cuerpo. Bailar y respirar me permiten recuperar mi sí a la vida", cuenta Maite Domenech, especialista en yoga tántrico y directora del Centro Espai Prana.

4. Debemos comprender que aceptar no es conformarse

No se trata de que el dolor no duela, ni de que la decepción no haga mella en el corazón: se trata de decir sí abriéndose a la posibilidad de que haya tras ellos una lección escondida o un sentido más profundo que no se alcanza aún a entender, pero que vendrá con el tiempo. Pero, ¿cómo no caer preso de una fe ciega?

"El secreto está en escucharse internamente. En nuestro interior sabremos si estamos en un sí auténtico o en un no de rebeldía. Tampoco se trata de estar de acuerdo siempre, sino de aceptar también aquello con lo que no estás de acuerdo y no te gusta.

Es un sí que desde el corazón asiente ante lo que somos y a la vez dice sí al otro tal como es con sus defectos y sus carencias. Un sí en el que el cuerpo y la mente se relajan y se abren a vivir cada momento de una forma fresca", explica Vicens Olivé.

"Para mí en este sí a la vida no hay sumisión ni tampoco renuncia a mi libertad ni a mis sueños, sino todo lo contrario. Me atrevo a decir sí a lo que viene porque tengo la confianza de que detrás de cada momento que vivo hay un lección escondida que me permitirá dar un salto hacia delante.

Cuando estoy en una situación incómoda o cuando prefiero estar en otro lugar del que estoy, menos doloroso, menos arriesgado, me ayuda escuchar la voz del tiempo, confiar en que aquello me ayudará a crecer a nivel personal y a acercarme a mi destino como persona que forma arte de la humanidad. También pienso en que esa experiencia me hará más fuerte y me permitirá ayudar y compartir más cosas con los demás.

Pero para decir sí con entusiasmo y apertura he tenido que trabajar de antemano. Y aceptar las decepciones, los sueños truncados, las rupturas...", manifiesta Míriam Subirana, autora de Atreverse a vivir, pintora y profesora de meditación.

Se trata de un sí desde la alegría y la confianza que va más allá de lo que ocurre día a día. Un sí que se atreve a abrazar tanto el dolor como el miedo, para poder conquistar los sueños y acercarse a uno mismo y a la vez a los demás de forma más auténtica, ya que cuando aceptamos nuestros defectos podemos aceptar también más fácilmente los de quienes nos rodean.

Es un sí que nos aleja del poder adquirido a través de la queja y el sufrimiento y que permite dirigir la energía hacia la acción. Pasa sobre todo por valorar lo que hay y no lo que falta, por apreciar maravillas tan simples como el mero hecho de estar vivos.

"Después de haber recorrido el mundo entero en busca de la felicidad, te das cuenta de que estaba en la puerta de tu casa", dice un proverbio africano. Pero en cualquier caso hay que atreverse a hacer el viaje.

Libros para amar la vida tal y como es

  • Amar lo que es; Katie Byron. Ed. Urano
  • Atreverse a vivir; Miriam Subirana. Ed. RBA
  • Recetas para vivir y amar; Laura Huxley. Ed. RBA-lntegral