Los adultos que temen a la oscuridad a menudo no se atreven a hablar de ella y se avergüenzan de su miedo supuestamente infantil. Pero la nictofobia (también conocida como acluofobia) es común entre los adultos.

Un cierto miedo a la oscuridad es tan normal que la falta de luz es consustancial al terror cinematográfico. El miedo instintivo a la oscuridad se explica porque los peligros potenciales son más difíciles de reconocer, pero para los nictofóbicos se convierte en un factor aterrador en sí mismo que puede determinar toda su vida y causarles mucho sufrimiento.

síntomas del miedo a la oscuridad

En principio, la nictofobia se manifiesta en los adultos de la misma forma que en los niños: la oscuridad de la noche les provoca malestar e incluso pánico. Una sombra en la pared puede transformarse en el peor de los monstruos y un ruido de causa desconocida, en una obsesión.

Cuando el miedo es tan pronunciado que domina la vida de los afectados, que empiezan a basar su vida cotidiana en evitar la oscuridad a cualquier precio, se puede denominar fobia.

Los siguientes síntomas pueden indicar nictofobia en adultos:

  • Los síntomas físicos del miedo: palpitaciones, sudoración, mareos y respiración acelerada, a veces aparecen en los afectados con solo pensar en la oscuridad. Los síntomas de ansiedad pueden derivar en un ataque de pánico.
  • Miedo a la oscuridad y a estar solo: los afectados suelen tener mucho miedo a dormir solos; esto puede ser un problema, especialmente si no viven acompañados. Los nictofóbicos, en una relación a menudo temen las noches en las que su pareja estará ausente.
  • Trastornos del sueño: el miedo a la oscuridad a veces va acompañado de graves trastornos del sueño, incluso los ruidos suaves sobresaltan a los afectados y los despiertan. Y cuando se despiertan, liberan cantidades tan grandes de hormonas del estrés que ya no pueden volver a dormir.
  • Restricciones en la vida cotidiana: muchos nictofóbicos evitan salir de casa por la noche o incluso mirar por la ventana y, por lo tanto, su fobia limita considerablemente sus actividades de ocio.

¿Por qué tengo miedo a la oscuridad cuando soy adulto?

Las causas del miedo a la oscuridad en la edad adulta son variadas y, a menudo, no pueden identificarse claramente. Desde la perspectiva de los médicos, los siguientes factores parecen aumentar el riesgo de nictofobia en adultos:

  • Eventos estresantes o traumáticos que ocurrieron en la oscuridad en el pasado.
  • Un alto consumo de películas de terror.
  • Disposición personal (por ejemplo, tener una gran imaginación).
Stave Taylor

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cómo saber si tengo nictofobia: Test de autoevaluación

La siguiente prueba de nictofobia es puramente una autoevaluación y no puede reemplazar un diagnóstico médico. Si estás de acuerdo con la mayoría de las siguientes afirmaciones puedes estar mostrando una tendencia a la nictofobia:

  1. El mero pensamiento de la oscuridad me llena de inquietud o miedo.
  2. Cuando tengo que estar en la oscuridad o pensar en la oscuridad, tengo palpitaciones, boca seca u otros síntomas físicos de ansiedad.
  3. Intento planificar mi vida diaria para no tener que salir a la calle en la oscuridad, al menos no sola.
  4. Si es posible, evito dormir sola.
  5. Cuando estoy sola en casa, apenas puedo descansar por la noche y me sobresalto con el  menor ruido.
  6. Por vergüenza, no me atrevo a hablar con los demás sobre mi miedo a la oscuridad.

Terapia para la nictofobia: superar el miedo a la oscuridad

Si quieres superar tu miedo a la oscuridad, debes buscar ayuda profesional. Para tratar la nictofobia son adecuados varios enfoques terapéuticos. Los médicos recomiendan los dos métodos siguientes:

  • Terapia cognitivo-conductual: el objetivo de esta forma de terapia es romper los patrones de pensamiento y comportamiento establecidos y aprender a lidiar con la oscuridad de una manera positiva. La terapia incluye, por ejemplo, estrategias autocalmantes y ejercicios conductuales de adaptación a la oscuridad que los pacientes realizan repetidamente durante un largo período de tiempo.
  • Terapia de realidad virtual: la idea básica de este método es curar la nictofobia mediante la terapia de exposición segura. Esto se hace mediante las llamadas gafas de realidad virtual. Con estas gafas, los pacientes tienen la impresión visual de que están en la oscuridad, cuando en realidad están a la luz del día, lo que asocian con la seguridad. De esta manera, los afectados pueden afrontar sus miedos sin exponerse a los peligros potenciales de la oscuridad “real”.

Consejos de autoayuda

Cualquier persona que sospeche que padece nictofobia debe buscar ayuda profesional, ya que con la terapia adecuada podrá deshacerse de la fobia a la oscuridad y mejorar significativamente su calidad de vida.

Además, los afectados pueden probar varios métodos para calmarse en una situación aguda. Existen una estrategia para salir de un ataque de pánico:

  • Reconoce que estás teniendo un ataque de pánico y concéntrate en tranquilizarte. Sabes que dentro de unos minutos te encontrarás mejor.
  • Cierra los ojos y respira con la mayor regularidad posible. Concéntrate únicamente en la respiración. Inspira durante cuatro segundos y espira durante siete segundos.
  • Abre los ojos y camina mientras continúas con la respiración.

Luego, un pequeño viaje mental puede ayudarte a recuperar la calma. Imagina que estás en un lugar donde brilla el sol. ¿Qué aspecto tiene el lugar? ¿Qué está haciendo la gente allí ahora mismo? Después de este pequeño viaje de larga distancia en tus pensamientos, la oscuridad en casa ya no parece tan amenazadora.