Cada día surgen decisiones que exigen un punto de coraje. Se puede examinar si merece la pena para la vida, y luego se toma aire, se respira y se decide desde lo más profundo.
Saber, hacer, osar y poder: según algunos pensadores, son las claves del desarrollo personal. Buscar la sabiduría estudiando, el trabajo diario, ser osado ante la vida, saber elegir lo que se quiere y poderlo elegir. Pero para ello hay que entrenar a diario.
Tener valor es afrontar las consecuencias
El valor moral es hacer lo correcto sea cual sea su coste personal. Confesar que se ha roto el cristal de la ventana del vecino o que se le ha abollado el coche aparcando requiere valor.
"Ver lo que está bien y no hacerlo es falta de valor", sentenció Confucio.
Tener valor no es no tener miedo
Pero mostrar valor no es no sentir miedo: el miedo es la emoción natural en situaciones nuevas o peligrosas; no sentirlo sería anormal, pero lo contrario no impide actuar para hacer lo correcto: eso es el valor.
Tener valor, capacidad de decidirse, apasionamiento en la acción, coraje, ardor, arrojo, audacia, osadía, atrevimiento, agallas, "testículos", "ovarios"...
Hace falta valor para parir en casa o para someterse a una cesárea, para subir una montaña o mover un brazo dolorido que ha estado un tiempo inmovilizado por fractura.
Todo ello requiere una buena base fisiológica: un hígado capaz de digerir y desintoxicar, y una respuesta ágil para adaptarse al medio.
El sustrato físico del valor
Los actos de valor se dan en la base del cerebro básico de los animales.
Son la clave para sobrevivir en situaciones puntuales que requieren respuesta rápida, tienen que ver con el sentido de la vida, con vivir el presente en plenitud, apartar los obstáculos y salir al encuentro de la vida con todo su esplendor.
Son acciones "con", "por" y "para" la vida. Decisiones rápidas para resolver un conflicto que puede llevar a la muerte o a la enfermedad.
Son, por tanto, imprescindibles para la salud, sinónimo del buen funcionamiento del hígado y las glándulas sexuales, de una buena digestión...
Ser valiente no es ser inconsciente
Hay quien cree que tener valor es lanzarse sin paracaídas o conducir por la izquierda sin estar en Inglaterra, pero estos son solo síntomas de estar descerebrado, mientras que quien tiene valor posee una muy buena base cerebral, no solo en la base del cerebro rectilíneo de acción rápida, sino en su conjunto.
No hay duda de que en el valor está también la respuesta más inteligente para la supervivencia.
El valor no nace de la insensatez, el desconocimiento o una reacción violenta, sino de un acto inteligente, básico y natural para sobrevivir.
Lo tiene también el toro manso que a veces elige no embestir por ser la opción más segura o quien emprende una lucha no violenta para resolver un conflicto. Para esto también se precisa valor y coraje.
Estas actitudes, además, se pueden entrenar. Al igual que el músculo o la respiración, hay actitudes que se adoptan mejor si se ejercitan a diario y se toman como medida y solución ante las diferentes respuestas que exige la vida.