Esta crisis mundial provocada por el coronavirus nos ha situado, de nuevo, en un escenario de incertidumbre absoluta. Tenemos cuestiones urgentes sobre la mesa que afectan a nuestra salud, a nuestra economía y, en suma, a nuestra forma de vida.

Nada de lo que dábamos por seguro hace un año lo es ahora. Los investigadores no se atreven a decir cuándo terminará esta crisis, y mucho menos los políticos. Podemos decir que hemos entrado en la era de la incertidumbre.

Convertir la incertidumbre en incertidumbre positiva

En medio de este panorama, el novelista y creador de contenidos emocionales Andrés Pascual ha publicado el ensayo Incertidumbre positiva, que hace una relectura interesante de la actual situación de incerteza, caos y cambio. Al inicio del libro establece esta diferenciación:

  • Incertidumbre: incapacidad para predecir tu futuro.
  • Incertidumbre positiva: capacidad para crear tu futuro.

Vivir en la incertidumbre, sin más, nos lleva a estar condicionados por el miedo, situando el poder siempre fuera de uno mismo, otorgándolo a los acontecimientos externos. Implica esperar a que pase la crisis para reconstruir nuestra vida y volver a ser felices, ignorando que cualquier mejora depende de la suma de los actos de cada persona en el mundo.

Vivir en la incertidumbre positiva es aprovechar esa misma incerteza, caos y cambio como un campo fértil en el que podemos definir nuestra vida y provocar nosotros los acontecimientos. Sobre esto, se atribuye a Gandhi la frase "Sé el cambio que quieres ver en el mundo". Es una reflexión que me hace pensar en una novela de Ray Bradbury donde uno de los personajes grita:
—¡Eh, la gente corre como si ya hubiese llegado la tormenta!
—¡Llegó! —le contesta otro— ¡La tormenta somos nosotros!

¿Qué grado de tolerancia tienes a la incertidumbre?

La incertidumbre positiva nos procura, asimismo, la libertad para escoger con atención plena la opción que nos resulta más adecuada en el momento presente. Sin embargo, para ello es necesario ser capaz de no sucumbir al miedo ni a la ansiedad.

¿Cuál es tu nivel de tolerancia a la incertidumbre? Puedes hacer el test continuación:

¿Sufres cierta intolerancia a la incertidumbre? Para no caer en los niveles más bajos, que multiplican el riesgo de llegar a situaciones de pánico, agotamiento o bloqueo, la asociación Anxiety Canada sugiere soluciones acreditadas por psiquiatras y psicólogos que te proponemos al final de este artículo.

¿Cómo reaccionas a la incertidumbre?

Según los investigadores de esta institución, esta clase de intolerancia es como sufrir una alergia, y los alérgicos a la incertidumbre actúan de distintas formas. Veamos de qué modos podemos reaccionar cuando se presenta esta intolerancia a la incertidumbre.

  • Sobreinformarse: engancharse a las noticias

Intentar eliminar por completo la incertidumbre no solo es imposible, sino que deriva en comportamientos obsesivos. En una crisis mundial como la actual, por ejemplo, es típico intentar aumentar nuestro nivel de certeza a través de la sobreinformación.

Así como los hipocondríacos buscan compulsivamente en internet páginas sobre sus síntomas, lo cual no hace más que alimentar su fijación, engancharnos a las noticias para saber cuándo habrá vacunas o cuándo se enderezará la economía solo sirve para incrementar los niveles de ansiedad.

Para no caer en la "infoxicación", neologismo que se utiliza para definir el exceso de información que resulta tóxico, una medida efectiva es elegir y racionar el alimento que damos a nuestra mente. Hacernos la pregunta: "¿Esta clase de noticias me procuran paz o incrementan mi inquietud?" En el segundo caso, hay que sustituir esa clase de nutrición por otra que promueva el estado de espíritu que deseamos alcanzar.

  • Procrastinar: esperar a que cambien las circunstancias

Intentar evitar las situaciones que conllevan incertidumbre, además de ser imposible, puesto que todo es y será siempre incierto, lleva muchas veces a la procrastinación. Este sería el caso de los que renuncian a embarcarse en nuevos proyectos porque todo es demasiado "inseguro", con lo cual pierden oportunidades y se quedan congelados a la espera de que cambien las circunstancias.

Rechazar todo aquello que no podemos controlar puede conducir, además, a la fobia. Carl Gustav Jung decía que "Lo que aceptas, te transforma; lo que niegas, te somete". Abraza la incertidumbre y podrás gozar del camino de la vida con todos sus giros e imprevistos.

Los 7 pasos de la incertidumbre positiva

En su libro, Andrés Pascual propone los siguientes pasos para convertir la incertidumbre que nos bloquea y angustia en una incertidumbre creadora y proactiva.

  • 1. Vacíate de malos hábitos

Cuando eliminas las pautas de comportamiento que alimentan la intolerancia a la incertidumbre —por ejemplo, refugiarte en las quejas o cerrar los ojos a la realidad—, dejas espacio para introducir los pequeños cambios cualitativos que forjarán tu nueva identidad. Como señala James Clear en su best-séller Hábitos atómicos, céntrate en quién quieres ser y cambiarás tu destino.

  • 2. Destruye tus certezas

Gracias a que en el mundo no existe ni una sola certeza que nos obligue a discurrir por carriles predeterminados, somos libres para iniciar nuestro propio camino y comprometernos con aquellos propósitos que lo dotan de sentido.

Andrés Pascual afirma que “Lo único que podemos saber a ciencia cierta es que no podemos saber nada a ciencia cierta.” Esto, en realidad, es una buena noticia, pues nos procura un campo inmenso para crear nuestra vida.

  • 3. Deja atrás tu pasado

Dado que todo está en constante cambio, solo podemos adaptarnos a las circunstancias y oportunidades del momento presente, no hay que tener miedo a perder algo por el camino.

Para soltar ese temor, el yogui Sadhguru nos ofrece esta reflexión: “Date cuenta de que no vas a vivir para siempre. Has nacido sin nada, por lo cual es absurdo encadenarte a las cosas que hayas ido consiguiendo.”

  • 4. Crea tu futuro ahora

Tal como explica Alan Watts, es un error pensar que solo podemos ser felices o prósperos mientras tengamos el futuro a la vista.

Si estás tan ocupado planeando cómo comerás la próxima semana que no puedes disfrutar de lo que estás comiendo ahora, te encontrarás en la misma situación cuando llegue la comida de la semana que viene. De nada sirve vivir en la fantasía de la expectativa, si olvidas el regalo del presente.

  • 5. Coserva la calma

Hay un cuento sobre un rey que encargó un mural para su dormitorio que representase la paz perfecta. Cuando lo vio terminado, se quedó de una pieza. Esperaba algo como un atardecer anaranjado sobre un campo de trigo mecido por la brisa, pero lo que tenía delante era una escena casi negra de un acantilado azotado por una tempestad. Las olas golpeaban la piedra cortante, la lluvia caía en todas las direcciones, arrastrada por el viento huracanado.

Cuando el rey le reprochó al pintor su obra, este señaló un detalle casi imperceptible. De una grieta en la piedra emergía una ramita de arbusto, en la cual había un nido sobre el que reposaba un pajarillo recién salido del huevo. "La paz perfecta no se encuentra en un ocaso idílico —le dijo el pintor—, sino en un corazón en calma en mitad de la tempestad".

  • 6. Confía en tu estrella

Para crear buena suerte hemos de utilizar la intuición, sin olvidar que también juegan su baza el azar y los eventos impredecibles, a los que pondremos de nuestra parte si apostamos por nuestra sabiduría interior.

  • 7. Disfruta el camino

Mantener una actitud de entusiasmo y aceptación es el secreto para perseverar sin rendirnos ni buscar atajos que nos lleva a la precipitación. Entrégate en cuerpo y alma, aun cuando la incertidumbre te impida ver el final del camino.

¿Por qué els ser humano actúa así ante la inseguridad?

En 1951, el orientalista Alan Watts publicaba un libro hoy clásico: La sabiduría de la inseguridad, y el subtítulo no era menos revelador: Un mensaje para una era de ansiedad. El mundo había entrado en los inicios de la Guerra Fría, y la hecatombe que podría provocar un enfrentamiento entre los dos bloques en los que había quedado dividido alimentaba un permanente estado de pánico.

Sin embargo, este pensador nacido en Reino Unido llevaba el deseo de seguridad al corazón mismo del ser humano. En nuestro afán de control, aspiramos a tener poder sobre los acontecimientos o, como mínimo, a hacer predicciones. Pero, ¿nos daría eso alguna clase de felicidad?

Según Alan Watts, "Hemos de descubrir que no existe la seguridad, que buscarla es doloroso y que cuando imaginamos haberla encontrado, no nos gusta. Lo principal es comprender que no hay ninguna seguridad".

Si aceptamos que la plenitud y la realización tienen lugar en el presente, tenemos que asumir que su esencia es efímera y que, por lo tanto, eso es justamente lo que le otorga su valor y belleza.

El autor de La sabiduría de la inseguridad recurre a este lúcido símil: "La música es una delicia debido a su ritmo y su flujo, pero en cuanto detenemos el flujo y prolongamos una nota o acorde más allá de su tiempo, el ritmo se destruye. Dado que la vida, de modo similar, es un proceso que fluye, el cambio y la muerte son sus partes necesarias. Esforzarse por su exclusión es esforzarse contra la vida".

Contra ese feliz fluir, el ser humano tiene dos grandes enemigos: sus proyecciones mentales al pasado y las del futuro.

  • En el pasado vive la pérdida, la tristeza, la comparación. El poeta Jorge Manrique decía que "cualquier tiempo pasado fue mejor", cosa que será cierta si no somos capaces de vivir ahora con los cinco sentidos.
  • En el futuro viven la incertidumbre, el miedo, la ansiedad. El temor por lo que va a pasar nos roba el placer de disfrutar de lo que está pasando. Sobre esto, Alan Watts concluye: "Si mi conciencia del futuro y el pasado me hace menos consciente del presente, debo empezar a preguntarme si estoy viviendo de veras en el mundo real".