¿Qué es el amor? ¿Una emoción? ¿Una necesidad? ¿Lo que une la existencia? ¿Es Dios? El amor, por fuerte que sea, no es meramente una emoción, es un estilo de vida. Uno elige conscientemente pensar, hablar y actuar desde su parte más amorosa a cada momento. Esto requiere entrenamiento.
Antes de juzgar las intenciones de otro, la práctica del amor nos propone preguntarnos: ¿qué pensaría Amor? ¿Lo juzgaría o intentaría entender qué le lleva a actuar así? ¿Qué papel juego yo? ¿Podría ayudar para que esto no perjudique a otros?
Amar sin ser amable es como comer sin saborear: puede frustrar e impedir el disfrute
La práctica del amor precisa, pues, de amabilidad y compasión, cualidades en las que a su vez es necesario autoeducarse. Estamos acostumbrados a tratar de manera refleja a quienes más queremos y más nos quieren, incluso a nosotros mismos. Es fácil ser amable en condiciones favorables, pero ¿podría ser amable conmigo mismo cuando me siento culpable? ¿Podría ser amable cuando juzgo a otro?
Amar sin ser amable es como comer sin saborear: puede frustrar e impedir el disfrute. Requiere un entrenamiento expresar el amor a través de la amabilidad independientemente de las condiciones. Se convierte así en amor realizado, una gran fuente de dicha y salud.
Cómo hacer la asana
1. Siéntate
En el borde de la silla y lleva los brazos hacia atrás. Inhala profundamente con una sonrisa amable al aire que te alimenta.
2. Exhala
Y junta las palmas por detrás mientras te doblas hacia delante por las caderas como si ofrecieras tu corazón a la Tierra y reverenciaras la vida. Hoy mismo, ¿cómo podrías expresar tu amor y amabilidad a la Tierra?