Hace unos meses se estrenó el documental 100 días de soledad, que cuenta la aventura de José Díaz en el Parque de Redes, un enclave de alta montaña en Asturias. Este fotógrafo y naturalista decidió desconectar de todo en una cabaña sin electricidad, agua caliente ni conexión a Internet.

La necesidad de conectar con la naturaleza

Esta iniciativa para huir del ruido de la vida moderna y reconectar con el ritmo natural del ser humano no es única, tiene numerosos precedentes:

  • El filósofo H. D. Thoreau también abandonó en 1845 la vida urbana para aislarse en una cabaña del bosque durante dos años, dos meses y dos días. Escribió sus experiencias en el célebre Walden o la vida en los bosques.
  • Más radical fue la aventura de Richard Proenneke, que a los 52 años dejó la ciudad para pasar 30 años en una choza construida por él mismo en un rincón incógnito y desolado de Alaska, en Estados Unidos.
  • Con ambiciones algo más modestas, Sylvain Tesson vivió seis meses en una cabaña junto al lago Baikal, en Rusia, provisto únicamente de comida y una biblioteca de sesenta libros. Narró su vivencia en el premiado ensayo La vida simple.

Estos eremitas adoptaron soluciones extremas para cortar con el ajetreo y la superficialidad de la vida moderna que les alejaba de la serenidad y el autoconocimiento.

¿Qué es la infoxicación y cómo escapar de ella?

La mayoría de las personas no disponemos de la libertad o la motivación para esa clase de retiros, pero sí para aplicar un poco de este arte de vivir a nuestra cotidianidad.

De hecho, la omnipresencia del mundo virtual y el bombardeo constante de datos, que Alfons Comella bautizó como infoxicación, lo hacen más necesario que nunca.

¿Qué habría pensado Thoreau, que a mediados del XIX huía de una vida que le parecía artificiosa y vacía, de la multitud de zombis que van tropezando por la calle pendientes de en la pantalla de su móvil?

La trampa de la multitarea

Esta manera de funcionar nos permite hacer muchas cosas a la vez y estar en contacto en todo momento con centenares o miles de personas, pero eso no nos ha hecho, en absoluto, más felices. Ni siquiera más eficaces.

Al contrario, en los tiempos de la infoxicación, nuestra capacidad de atención es más baja que nunca, y las redes sociales se han convertido en una pobre medicina para la soledad que asola a gran parte de las personas.

La prueba definitiva de que vivir enganchados a lo digital no es saludable nos la proporcionan los mismos creadores de estos dispositivos. Se sabe que en su vida familiar, Steve Jobs y Bill Gates restringían mucho el uso de la tecnología a sus hijos, que se criaron alejados de tablets, ordenadores y móviles.

Si estos dos pioneros de la cultura digital tenían tanta prevención ante los efectos de una interacción constante con estos dispositivos, debemos tomarnos muy en serio la idea de limitarlos.

Recuperar el control de tu tiempo, de la atención, es uno de los grandes objetivos de la dieta digital.

Los efectos de la adicción a la pantalla

Estos son algunos de los trastornos que nos puede causar estar enganchados al mundo virtual y sus redes:

Falta de concentración

El habitual multitasking de estar pendiente de lo que sucede en el móvil mientras trabajamos o hacemos otras actividades hace que seamos más lentos y multiplica los errores y malentendidos.

Agotamiento

Está demostrado que cada vez que volvemos a una tarea —por ejemplo, tras una pausa para consultar tus wasaps—necesitamos invertir mucha energía para recuperar la atención. Si entramos y salimos constantemente de lo que estamos haciendo, al cabo de una hora podemos sentirnos realmente agotados.

Adicción al feedback

Como señala el editor Jordi Nadal, “los likes son una droga dura”, ya que enganchan al autor de los posts y pueden generar enfado o desánimo cuando una foto o contenido importante para nosotros no recibe la aprobación o los comentarios de los demás, en especial si son amigos. Puede denominarse “soledad digital”.

Problemas de relación con los demás

Consultar el móvil mientras alguien nos está hablando resulta altamente irritante para nuestro interlocutor, aunque no nos lo diga. En este sentido, las redes sociales han mermado la calidad de nuestra comunicación, y muchos conflictos surgen precisamente por esa falta de atención.

Insomnio o sueño de baja calidad

Estar delante de la tablet o trastear el smartphone antes de acostarse genera una estimulación neuronal que luego dificulta el descanso. Asimismo, estudios comparativos han demostrado que leer un e-book antes de dormir no induce el sueño del mismo modo que un libro con formato tradicional.