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7. Vitamina C contra la gripe
Es posiblemente el producto más conocido para incrementar la inmunidad y prevenir la gripe y el resfriado, aunque también como reductor de los procesos alérgicos (asma, rinitis), estrés, fatiga, síndrome de hiperactividad y déficit de atención infantil, y como complemento del tratamiento de muchos problemas infecciosos.
Se sabe, por otra parte, que es un potente antioxidante. Secundariamente, el consumo de vitamina Caumenta la absorción del hierro e indirectamente mejora el recuento globular y el aprovechamiento del oxígeno por el organismo.
La mortalidad por cáncer se ve reducida en las personas que toman alimentos ricos en vitamina C.
Se sabe que la deficiencia de esta vitamina, además de producir el escorbuto, en un periodo de unos dos o tres meses provoca fatiga, cambios de carácter con déficit de motivación y cansancio muscular.
La dosis aconsejada de vitamina C, tomada como suplemento, es de 200 mg diarios aproximados, hasta 1 g (no se recomiendan más de 2 g diarios durante periodos prolongados).
Pero comer alimentos ricos en vitamina C ofrece la ventaja de que los flavonoides que contienen muchos de ellos, además de ser buenos antioxidantes, estimulan la actividad de la vitamina C hasta 200 veces, por lo que las dosis dietéticas requeridas son mucho menores que las farmacológicas.
Frutas como el kiwi, el mango o los cítricos son muy ricas en vitamina C, pero también los pimientos, las ensaladas o el tomate. Para aprovechar su vitamina C mejor comerlos crudos. Sin embargo, como se oxida con suma facilidad, deberían estar poco manipulados.